Mafia italiana. (3.5 SAP)

Capítulo 8.

Pía.

No debo matar a Francesco.

Aunque sea un idiota no olvides que es el padre de tu hija.

No puedo matarlo.

Hace dos días días Francesco, sin ser invitado se había instalado en mi casa como si nada, ahora que Bri estaba en su vida no quería apartarse de ella, pero lo que no estaba entendiendo este terco hombre es que ponía en peligro a todos, porque Josefina y su obsesión por él tarde o temprano la traería a este lugar. Definitivamente no podíamos dejar que ella sepa nada, arruinar nuestro plan que tenemos organizado hace más de tres meses. No podíamos salir perdiendo, porque todos queríamos de una buena vez sacar a la hierba mala de la mafia Italiana y así tomar ese poder que me corresponde por ser la única heredera de Xavier Cairo.

Había llegado el momento que la Sacra Corona Unita, tenga a su verdadera líder.

En unas horas llegaban, Daniel, Vanni y Brandon, nos íbamos a reunir para contarle el plan y también lograr que de una buena vez entienda que no es correcto que este acá, no ahora, pero cuando solucionemos todo podrá estar con Brina el tiempo que quiera.
Encima para completar Alva, la señora que me ayuda con mi hija se tuvo que ausentar por temas familiares, lo que significaba que me dejó sola y para sumar Francesco que no tenía idea de cómo cuidar un bebé, ni siquiera se había atrevido a cargarla por miedo a lastimarla, así que venía de unos días donde mi paciencia estaba llegando a su límite más alto, necesitaba ayuda, espero que Vanni traiga con él una nueva chica para que me ayude.

— Brina — murmuro al escuchar su fuerte llanto.

Rápidamente envolví mi cuerpo en una toalla y mi cabello con otra, así correr a la habitación de mi hija. Ahora entendía esa frase, cuando tienes un hijo hasta es difícil ir al baño sola y tranquila, eso me estaba sucediendo porque ni un baño había terminado de hacer cuando Bri ya estaba levantada. Mi sorpresa fue doble al ver como Francesco la sacaba de su cuna y la cargaba en sus brazos para luego apoyarla sobre su pecho mientras la mecía para que ella se calmara. No dije nada, era la primera vez que la cargaba y no quería arruinar ese momento de padre e hija que estaban teniendo los dos solos.

Mi corazón vibró por esa hermosa imagen, Francesco será un gran papá para su principessa como la llama.

— Pía  — dice sorprendido de verme.

— Sigue — lo detengo. No quería romper esa burbuja mágica entre ellos, en este momento solo era una espectadora y no tenía que interferir, es por eso que caminé de nuevo a mi habitación sintiendo que mi corazón saldría de mi pecho si no dejaba de pensar en ese hombre.

Tal vez todo lo que sentía no estaba tan enterrado en el fondo de mi corazón como imaginaba.

***

Faltaba pocas horas para la llegada de los demás Salvatore, esperaba que Daniel traiga a Rachel, no me vendría mal una charla con una amiga. Ella junto con la loca de Natasha son mis amigas, nunca había tenido alguna, por el simple hecho que el entorno en donde me rodeo siempre hay hombres, las mujeres somos escasas dentro de la mafia o simples adornos para algún líder, pero con ellas todo era diferente. Son mujeres fuertes, decididas y con un raro concepto del amor.

¿Amor?

Creo que ese sentimiento lo entendí en su totalidad cuando tuve a Brina en mis brazos por primera vez, eso es amor.
Nunca imaginé ser madre, tal vez porque todavía soy joven, pero cuando supe que mi útero estaba tan dañado que sería imposible gestar una vida en mi interior, todo cambió.

— Pía —escucho la voz de Arthur.

— ¿Sucede algo? — pregunto.

— ¿Qué te sucede? — inquiere con su ceño fruncido.