Capítulo 24.

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Vanni.

Le había prometido a mi esposa ser su héroe, lo estaba siendo dejando que los policías vean todo lo que sucedía en mi hospital y como esa vieja se robaba un bebé delante de todos. Mientras una familia lloraba la perdida de ese ser inocente, la doctora más respetada de la institución hurtaba al niño para venderlo por un buen dineral.
Caían ella, diez empleados más y el director del hospital, uno tras otro, sin hacer líos de sangre ni muertos, solo una intervención policial, denuncias justas, pruebas completas y dejar que la justicia haga lo suyo con todo.

Todo un héroe.

Volvería a intervenir en el caso que vea cosas extrañas que no me cierran con respecto al procesamiento legal y mandaría a mis hombres a solucionar desde adentro todo el drama, pero por ahora seguiré comportándome como un héroe.

— Lo lograste — me intercepta mi esposa al verme llegar a mi despacho.

— Te dije que lo haría — afirmo arrogante.

Ella salta sobre mí, la tomo y apoyo mis manos en su hermoso trasero. Malak es la que me besa de una manera tan ruda, que me veo en la obligación de cerrar la puerta con el pestillo para que nadie interrumpa el preciado momento de como me voy a follar a mi esposa sobre mi escritorio.

La necesito.

Le prometí una follada de cumpleaños, pero eso lo haré cuando lleguemos a casa y la haga gemir mi nombre con fuerza en nuestra cama. Ahora será algo rápido, duro y muy placentero.

Malak me necesita tanto como yo la necesito.

Mi esposa se restriega sobre mi entrepierna, gruño en su boca y comienzo un vaivén rozando nuestras partes íntimas haciéndola suspirar en cada movimiento. La apoyo sobre el escritorio, doy un empuje que la obliga a soltar mi boca para gemir.

— Vanni — jadea.

Mis manos ascienden bajo su chaqueta del trabajo, llegando a mi objetivo que es tocar libremente sus pechos cubiertos por el brasier. Beso su cuello, delineo mi lengua sobre esa zona y ella no duda en meter su mano entremedio para tocar la fuente de su perdición mi polla, que reacciona con rapidez a sus toques.

No solo yo estoy enamorado de Malak, sino que mi polla solo desea y quiere a su vagina. No hemos vuelto fieles a esta gran mujer que sabe ponernos calientes con un simple toque.

Jamás pensé que llegaría este momento, pero si lo hizo y estoy feliz de la mujer que elegí para pasar el resto de mi vida a su lado.

— Vanni, tengo un problema aquí — murmura tomando mi mano para colocarla directamente en su vagina. Sobre la ropa froto mi mano de la misma forma que ella desliza la suya sobre el bulto en mis pantalones. Ambos desesperados, separamos nuestras bocas y nos comenzamos a quitar la ropa. La detengo en el momento que quiere quitarse su braga, mis manos van a la tela, para luego descenderla lentamente por sus piernas y quedar de rodillas mientras ella abre mostrando su húmeda vagina ante mis ojos.
Sin dejar de mirarla mi lengua se desliza por sus labios vaginales hasta llegar a su clitoris donde cierro mi boca para succionar con fuerza escuchando sus jadeos. Varios segundos, lamo, succiono y mis dedos juguetean con su interior, mis ojos no pierden sus reacciones, sino que me vuelve más loco ver sus gestos, como tira su cabeza para atrás, sus manos masajeando sus pezones y la melodía única de sus jadeos me ponen más frenéticos chupando todo de ella hasta hacerla correrse.

Me levanto, tiro de su cuello para besarla y que pruebe su esencia de mi boca. Malak, ansiona como ya se que es, va quitando mi boxer, para ser su mano caliente tomar mi duro falo. Se separa de mi y se lo que va hacer, la dejo deslizarse para ponerse de rodillas.

Mafia italiana. (3.5 SAP)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora