Capítulo 15.

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Francesco.

Tengo un sensación rara en el pecho, como si me faltara algo y no sabría que es. Tal vez el extrañar a mi hija sea uno de los motivos, Brina esta cumpliendo cinco meses, pero no puedo estar a su lado por su seguridad. El plan que habíamos estipulado con Pía, solo dudaría menos de unas semanas, solo que la mafia China se haya metido de nuevo con Vanni, atrasó todo. Si no fuera por Brandon, mi hermano hubiera muerto en manos de los chinos, se que esta guerra es culpa suya, nadie lo mandó a que justo se follara a la mujer del líder y para completar se haya enterado de esto. Zheng Wú, quiere venganza, atentar contra Giovanni y sus hombres solo es una advertencia, que solo fuera herido en una de sus piernas fue un milagro, se que  nosotros acabamos con ellos primero o él terminará con la vida de mi hermano antes, esta claro que no íbamos a permitir eso.

Nadie se mete con un Salvatore y sale ileso para contarlo.

Lo que nos diferencia de otras mafias no solo nuestra lealtad sino la manera de pensar antes de actuar, cuando menos lo espere Zheng Wú no verá más la luz del sol.

— ¿Me estás escuchando? — pregunta Brandon a mi lado.

— No, lo siento — respondo sincero.

— Acabo de dejar a la doctora en la puerta del hospital — me cuenta suspirando.

El atentado a Vanni fue hace unas horas, lo que me llevó venir con urgencia a Sicilia, lugar de residencia de mis hermanos, para controlar que este bien. Hicimos algo irracional, que nos podría exponer un poco, pero necesitábamos un doctor con urgencia, lo que nos llevó  a secuestrar unas horas al primero que vimos salir del establecimiento. Una doctora, no residente de Italia, fue nuestra víctima, hizo muy bien su trabajo, lo cual la premiamos con una gran suma de dinero que obligamos a que acepte. Ella no nos volverá a ver cara nunca más, solo fue la resolución a un problema que necesitábamos resolver con urgencia.

— Un problema menos — murmuro cansado.

— No lo se — acota mi hermano menor pensativo.

— ¿Por qué? — inquiero frunciendo el ceño.

— Giovanni le dijo su nombre y apellido, espero que eso no nos traiga problemas — responde suspirando cansado.

¡Cómo si no ya no tuviéramos problemas!

— Espero que mantenga la boca cerrada o la mandaremos a desaparecer — declaro.

Por largos segundos nos quedamos en silencio, él perdido en sus pensamientos y yo en los míos. Brandon tenia muchas cosas en que procesar, su boda estaba siendo provista en menos de un mes, solo que mi hermano no quería casarse, pero a la vez tampoco quería dejar a su niña desprotegida. En mi caso, mis problemas tenían dos nombres uno se llama Josefina, ya no soportaba a la araña, pero entendía esto de que quería su boda de ensueños, así que para que no dude de mi, tuve que atrasar los planes para matarla, la boda será en dos semanas y en solo pensar pensar eso me da un fuerte dolor de cabeza. Mi segundo problema lleva el nombre de Pía, la maldita Cairo es peor que una droga, no puedo estar cerca de ella sin imaginarla en diferentes poses del kamasutras que podríamos estar practicando.

Fui un total iluso en pensar que me iba a bastar una sola vez con follarla, ese día sobre ese escritorio fue el inicio de una cadena de momentos donde nos poníamos en riesgo, arriesgando el plan, todo por culpa de nuestra pasión que nos obligaba a estar follando en cada rincón de esa casa y en cada momento del día.

Pía Cairo es lo peor de mi vida.

— ¿Qué te tiene así? — consulta Brandon.

— Pía — mascullo rabioso.

Mafia italiana. (3.5 SAP)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora