Capítulo 3.

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Francesco.

¿Cómo controlar la ira?

Tenía dos métodos para manejarlo, uno es con mucho sexo y segundo con sed de venganza. Desde el momento en que me enteré de que Pía había muerto en manos de un asqueroso plan ideado por Josefina y la mafia irlandesa contaba los días para cumplir la promesa que había hecho hace tres meses atrás en su lecho de muerte. Gran parte de esto no se podía negar que es mi culpa, si hubiera prestado más atención a las indirectas, tal vez las cosas podían ser diferentes y no así donde perdió la vida una chica que tenía todo para vivir, nada será igual, había perdido mi alma en el preciso momento en que vi su cuerpo muerto en esa cama de hospital.

Pía Cairo significaba mucho para mí, amigos como ella nunca se encontraría de nuevo en la vida. A ambos siempre nos unió nuestras historias, desgracias y sobre todo esa maldita sensación de vacío que nos había dado cuando ella perdió a su mamá y yo perdí a mi padre.

Nada fue igual desde ese momento.

Lo único bueno de todo esto es que mi hermano, Daniel, haya confiado en mi para armar la perfecta redada y así enjaular a toda la mafia irlandesa en un solo lugar.
Tan fácil que no veía la hora que ellos lleguen de Italia a Irlanda para acabar una buena vez con toda esta mierda, Camorra después de esto tendría un territorio más bajo su dominio.

- ¡Al fin! - exclamó al ver a mis hermanos entrar en el bunker donde tenía a toda la mafia irlandesa.

- Veo que te divertiste - dice Daniel al saludarme, observando algunos hombres muertos y otros golpeados.

- Un poco - reconozco divertido.

Ser amigo de los Sokolov, los líderes de la mafia rusa, tenía sus beneficios porque teníamos acceso a todos sus innumerables experimentos para tortura que eran la gloria, nos podíamos divertir solo cuadruplicado el dolor de nuestros enemigos con la inyección de un compuesto que era un neurotransmisor que aumentaba los niveles de dolor del cuerpo ante un solo golpe. Los rusos son unos genios, ya quería conocer más de sus juguetes para poder abrir mis ideas para próximas torturas.

- ¿Dónde está el líder? - consulta Giovanni.

- Te está esperando, no lo toque, esto tuyo - le hablo directamente a Daniel.

- Perfecto - responde mi hermano mayor con una sonrisa maliciosa. - Vamos Brandon - agrega llamando a nuestro hermano más pequeño para que lo siga.

Daniel debía ser el único que termine con el líder de la mafia irlandesa, aunque a mi no me faltaban las ganas para hacerlo, mi hermano tenía una deuda de sangre por el tema de que Rachel, su mujer, había sido una de las principales que estuvo al borde de la muerte en esa abalacera que terminó esa noche con la vida de Pía.

Pía.

Pensar en ella, recordar su sonrisa y esas interminables misiones juntos, por así decirlo, me hacían extrañar a ese pequeña mujer.

- ¿Qué tienes en mente? - pregunta Vanni a mi lado.

- Todos tienen la joya de la mafia rusa, solo quiero ver sangre así que ...

- Entonces toma esto - me interrumpe pasándome una ametralladora.

La tomo entre mis manos sintiendo sed de sangre, nadie podia entender el odio que cargaba en mi cabeza no sólo por estas mierdas irlandesas sino de mi mismo.

Nunca pobre borrar la culpa y sobre todo haberla perdido a ella.

- Por Pía - murmura levantando el armamento entre mis manos. Apunto sin importar nada y empiezo a disparar terminando con la vida de todas estas malditas lacras.

Mafia italiana. (3.5 SAP)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora