Capítulo 16.

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Pía.

Hice tres cosas mal, una  fue confiar en Arthur, dos dejar que la pasión nublara nuestra sensatez con Francesco y tres subestimar a Josefina. Nunca pensé que mi consejero iba a traicionarme de esa forma. Ella está como loca buscando a la amante de su prometido, además a la persona que mató a su mano derecha, él me traicionó y las traiciones se pagan de una sola forma, sacarle la lengua es el inicio, quitarle los ojos fue porque nunca tuvo que ver lo que vio y por último tirarlo a esa piscina significaba que debía ahogarse con toda su mierda a su lado.
No quería darle la razón a Fran, pero la tenía, Arthur y sus celos iban a generar que estemos en peligro.

Al otro día de su muerte Francesco regresó a la mansión donde vive mi hermana, hubo un drama de aquellos, Josefina rompió todo, lo atacó celosa y rabiosa por el engaño hasta que este le dio un fármaco que la hizo dormir tres días seguidos. Los cuales nos sirvió para buscar si ella había puesto algo en la casa que debía alertarnos, y si la muy perra instaló cámaras en todos lados, eran recientes, pero igual jodia un poco las cosas. Solo me bastó hablar con la hermana del capo de tutti capi, para lograr que genere puntos ciegos, imágenes repetitivas donde no pueda notar nada diferente y sobre todo darme el mando del control en el caso que debamos cambiar algunas cosas.
Así que después de volver a poner nuestro plan en marcha, Francesco tuvo que poner todo de si para hacer entender a la estúpida de Josefina que seria la última vez que la iba a engañar, ella no creía nada en absoluto hasta que una noche tuvimos que armar una especie de cena de reconciliación, ella quería ser follada de la misma forma y estaba claro que no iba a dejar que eso suceda, somnífero para caballo en su copa de champaña fue la solución. No dejaría que ella conozca a la Franconda, no quería compartir ese pedazo de carne con nadie, no ahora que soy la única que disfruta esa obra de la naturaleza.

Alabado sean los penes como los de Francesco.

Alabada sea la Franconda por regalar excelentes orgasmos.

— Última día — dice Daniel a mi lado.

Había viajado modo expres a Napoles para ver a mi hija, llevaba varias semanas lejos de ella y la extrañaba mucho. Al verme mostró una gran sonrisa en su rostro, ahora disfrutaba de su olor y calor en mi pecho mientras dormía.

Ella es lo mejor de mi vida, por Brina debía terminar de una buena vez con todo.

— Ella será libre — acoto apoyando mi nariz en su cuello aspirando el olorcito a bebé de mi pequeña niña.

— Lo primero que haremos es ponerle el apellido Salvatore, mi ahijada necesita ser conocida como tal...

— Salvatore Cairo, no lo olvides — interrumpo a Daniel.

— Lo sé, Brina es la futura líder de la Sacra Corona Unita — comenta pensativo.

— Así como tú hijo será el futuro líder de Camorra — le recuerdo. Daniel y Rachel, tendrán a su primer hijo, un niño, mi amiga esta cursando los cuatro meses de embarazo, pronto Camorra tendrá un nuevo líder.

— Lo sé, debo trabajar mucho para que mi hijo en un futuro sea mucho mejor de lo fuí siendo líder de mi mafia — acoto suspirando.

— Cuando uno tiene un hijo parece que todo cambia, mejor dicho las prioridades. Por ella pondré el apellido Cairo en alto, para que tengan respeto. Voy a cambiar muchas cosas en  la mafia de Apulia — declaro con seguridad.

— Los hijos lo cambian todo, Pía — murmura sirviendo un vaso de whisky para mi y él.

— Definitivamente — aseguró.

— ¿Qué pasará entre mi hermano y tú? — inquiere.

— Nada, estaremos unidos toda la vida por nuestra hija — respondo encogiendo mis hombros.

Mafia italiana. (3.5 SAP)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora