Capítulo 29.

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Vanni.

Pekin, China.

Estabamos pasando unas semanas en esta ciudad, aprovechando que Malak tenía unos días de descanso y la verdad que necesitaba despejar su mente, todo después de la segunda perdida de embarazo que tuvimos. Se que ella es fuerte, pero se me escapaba de las manos estos momentos donde quería protegerla de todo, más cuando de esos abortos espontáneos llegaban y la derribaban demasiado fuerte. Duele perder a nuestros bebés, solo que más me duele verla de esa forma.
Si por mí fuera, me tatuaria un condón y hasta pensaría en hacerme una vasectomia con tal de impedir que ella pase de nuevo por esto.

La vida de mi esposa es más importante que el sueño de tener hijos, siempre la voy a proteger primero y si eso me lleva a tomar medidas extremas no iba a dudar en hacerlo.

— ¿Sigues enojada? — le pregunto apoyándome en el marco de la puerta, mientras la observo en la cama.

— ¿En qué momento elegiste rendirte? — cuestiona con clara molestia.

Suspiro.

— No me rendi, Malak, solo que no puedo verte de nuevo sufrir y hacerte pasar por esto como si no viera lo arriesgado que es cuando pierdes ...

— No quiero escucharte más — me detiene tapando hasta su cabeza con las sábanas.

Vuelvo a suspirar cansado. Paciencia con ella es lo que más me sobra, pero necesito que entienda que no quiero verla más sufrir.

— Tal vez la vida no quiere que seamos padres, y no pienso dejarte morir solo por el capricho de darme un hijo — digo antes de salir de habitación.

— ¡No es un capricho! — grita.

Me apoyo en la pared, no se que hacer, siento que los dos estamos siendo egoistas y necesito que lleguemos a un termino medio.

Como Malak se niega a dirigirme todo el día la palabra decido ponerme a trabajar, la mafia chica fue difícil de disciplinar, pero nada que un Salvatore obstinado y terco, no pueda solucionarlo. Cuando le encontré la forma y la armonía, mis dos mafias se alinearon haciendo todo más fácil. Esta bien que gran parte me la paso en Sicilia, pero eso no quitaba mi responsabilidades en Pekin.

Siempre tenía todo controlado en mis manos.

— Lo noto cansado, señor — dice Gael mientras se mete entre las calles más emblematicas de Pekin.

— Estoy cansado — aseguro.

— Odette me contó que la señora está demasiado difícil — acota.

— Tu esposa es chismosa, pero tiene razón — afirmo.

Mi hombre de más confianza y el encargado de velar la seguridad de toda mi familia, había encontrado el amor en esa loca e intensa compañera que Malak conoce desde que iniciaron su residencia. Tantas veces ir y venir del hospital, buscando a mi esposa, le dieron la chance de conocerla. Se enamoraron, se casaron y en unos meses serán padres de un fuerte niño. Gael y Odette, estaban en su mejor momento y la verdad me ponía feliz, nada como la felicidad para las personas que en verdad se lo merecen.

— No pierda la fé, señor, su primogénito llegará cuando menos lo espere — comenta.

No respondo nada.

Si tengo que elegir en tener un hijo y la vida de Malak, no voy a dudar en elegirla a ella, porque no podría vivir sin mi esposa. Por eso quiero que entienda que no necesito que se ponga en peligro, si podemos encontrar otras formas de traer vida a este mundo o sino como dije, tal vez nuestro destino no es ser padres sino consentir a los niños revoltosos que nos tocaron como sobrinos.

Mafia italiana. (3.5 SAP)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora