Capítulo 4.

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Francesco.

Daniel me había dado coordenadas exactas para que vaya a Turin, supuestamente ahí se encontraban todas las respuestas que necesitaba, sobre todo que hay detrás de ese nombre que todos repiten, Brina.
¿Qué hay detrás de ese nombre?
Lo importante es que pronto saldré de todas mis dudas, porque mi cabeza no dejaba de maquinar ideas descabelladas, solo no entendía el porque mis hermanos aseguraban que lo hacían para protegerme, ellos saben muy bien que no necesito que nadie me proteja, lo puedo  hacer solo, siempre lo hice, pero seguí sintiendo que había algo que no estaba al tanto y si, debía estar preparado para todo.

Se los descabellados que pueden ser esos tres, más si debemos proteger a uno de nosotros.

Seguí cada uno de las recomendaciones que mi hermano mayor me había dado, sobre todo eso de mirar que nadie nos siguiera hasta este lugar. Se que les gusta observar que hago, sobre todo a dos personas, una es a la perra de mi madre y otra es la ponzoña araña de Josefina Cairo, ambas tenían una obsesión por mí, por eso me gusta jugar siempre con sus ideas, despistarlas fue fácil, sobre todo si estas dos estúpidas no tienen una neurona que ayude a su inteligencia.

— Señor — me habla Matias, el hombre que se encarga de mi seguridad.

— ¿No nos ha seguido nadie? — consulto mirando bien a todos lados.

— No señor, hemos sacado a todos esos curiosos de nuestros movimientos — asegura mi guardaespaldas con convicción.

— Perfecto — acoto saliendo del auto.

Detrás mio tenia cuatro autos que hacían de mi custodia, vamos a ser sinceros, ser el consiglierie de la mafia napolitana y el hermano del líder de Camorra, tenía sus contras, sobre todo de nuestros enemigos, siempre teníamos uno que otro loco que buscaba hacernos daño, solo que ellos no tenían la puta idea que si se meten conmigo o alguno de mis hermanos los acababa en ese preciso momento, nadie se mete con los Salvatore y vive para contarlo.

— ¿Entraremos por detrás, señor? — pregunta Fermin, otro de mis guardaespaldas.

— Según Daniel no hay peligro y Vanni me esta esperando ahí, no deberíamos tener ningún peligro al cual enfrentar — acoto mirando que la entrada de atrás de esa gran mansión en Turin estaba abierta.
Si no fuera porque confío en mis hermanos, esta claro que esto sería una trampa de aquellas, pero Daniel me aseguró que no había peligro detrás de esas puertas.

— Dejaremos que entre solo, pero estaremos a metros de usted por cualquier problema — afirma Matias.

Asiento a sus palabras mientras me voy acercando a la puerta que ya estaba abierta para mí paso. Era momento de terminar con todas esas incertidumbres y al fin conocer ese secreto que todos me estaban ocultando, supuestamente por mi bien.
Al solo ingresar me encontré con un jardín lleno de rosas blancas y rojas, verlas me hizo recordar a mi padre, se que no ha sido el mejor de todos, pero la unidad que tenemos con mis hermanos es todo producto de su insistencia a que llevemos bien, porque nuestras madres no son buenas, son perros ambiciosas que solo querían un propósito y ese era llevar el título de dama de Camorra, solo que mi padre no le dió a ninguna ese privilegio, a la única que la conocían con ese nombre era a nuestra bisabuela, hasta que llegó Rachel, la esposa de mi hermano Daniel y es la que lo lleva de ahora en adelante, las demás quedaron en el intento.

Volviendo a lo que estaba por hacer sigo ese sendero que había hasta la gran casa, estaba bastante impaciente para conocer los secretos de los cuales no era parte.

— Detente — dice una voz femenina y a su vez siento que apoyan la punta de alguna arma de fuego en el medio de mi espalda.

— ¡Bajé su arma! — escucho a Matias, mi guardaespaldas.

Mafia italiana. (3.5 SAP)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora