Marena.
Cuando empezó este día, sentía que algo malo iba a suceder, ya el día anterior había perdido mi única fuente de ingresos de esta casa, luego lo poco que tenía en mi habitación fue vendido, todo por culpa de mi padre. Él es un adicto al alcohol, drogas y al juego, toda esta combinación siempre trajo problemas, le deba a muchas personas peligrosas, solo que nunca imaginé que su forma de salirse de todas sus mierdas seria usarme a mí, se sacaba dos problemas de encima, uno soy yo, nunca soportó que mi madre muera dándome a luz y segundo pagando sus deudas, me estaba usando como forma de pago para entregarme a un mafioso.
Miré los ojos de mi padre, por última vez, se que alejarme de él es la mejor opción, solo que no me gusta que ahora caiga en manos de una persona peligrosa y no sé que será de mi vida de ahora en adelante, solo pensar en ello siento miedo.
— Vamos — ordena el mafioso.
Por inercia lo sigo, después de todo él había aceptado que sea la forma de pago de las deudas de mi padre.
Salgo por la puerta de mi casa, el sol golpea mi rostro, haciendo que cierre los ojos unos segundos hasta acostumbrarme y vuelvo abrirlos para encontrar que el mafioso estaba enfrente mío observándome con su ceño fruncido.
— Lo siento, señor — me disculpo.
No se de que me estoy disculpando, pero igual lo hago.
— Brandon, es mi nombre. Nada de señor — sentencia.
— ¡Marena! — gritan mi nombre. Arnold Busnelli, el viejo que quería tomarme hace años no se iba a rendir sin luchar, porque después de todo me consideraba un joya para su asquerosa colección de chicas de mi edad que tiene y las usa a su antojo.
— Niña — el mafioso tira de mi cubriendome con su cuerpo y saca su pistola, para sin dudarlo tirar dos certeros disparos en el pecho de Arnold Brunelli que cae desplomado en la puerta de mi casa delante de mi padre.
¡Dios!
— Esta muerto — susurro anonadada.
— Una sola cosa Morelli, te veo cerca de ella de nuevo y terminarás peor que ese viejo decrépito — lo amanenaza apuntándole con su arma.
El mafioso, que se su nombre ahora, tira de mi para subirme al auto negro que nos esperaba en la acera. Mirando por última vez observo la entrada de la que fue mi casa por diecisiete años y una traicionera lágrima cae sobre mis mejillas. Sentía dolor, odio, tristeza y miles de sentimientos encontrados.
No sabia si esto es mi salvación o mi nueva condena.
— Las princesas no lloran — me habla provocando que lo observe.
— ¿Qué? — cuestiono.
Toma mi mentón para que lo mire, su pulgar se desliza sobre mi mejilla limpiando rastros de mi traicionera lágrima. — Las princesas no lloran, niña — repite sin dejar de observarme.
— No soy una princesa — respondo volteando mi rostro.
Le tengo miedo.
¿Qué hará conmigo?
De solo pensarlo siento un escalofrío en todo mi cuerpo, nunca imaginé que terminaria de esta forma.
— ¿En verdad tienes diecisiete? — me pregunta.
— Si, cumplo dieciocho el diecisiete de febrero — respondo.
— Falta cinco meses — murmura provocando que frunza mi ceño.
Que sea menor de edad no le va a prohibir hacer conmigo lo que quiera, solo soy el pago de su deuda y eso lo convierte en mi dueño, aunque no quiera lo es. Estoy condenada a su voluntad, definitivamente mi vida es una mierda.
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Mafia italiana. (3.5 SAP)
Rastgele3.5 Saga Atracciones Peligrosas. Mafia italiana une tres historias completamente diferentes en una sola: * Dangerous * Atrapado a tí * Giovanni Cada Salvatore contará su historia desde su propio punto de vista. ¿Están listos para meternos en los lí...