Capítulo 28.

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Malak.

Unos años despues.

Es uno de los días más felices de mi vida a nivel profesional, porque había conseguido terminar mi residencia y disfrutar de ahora en adelante de mi especialidad, solo que también me sentía triste porque hace una semana atrás había perdido mi primer embarazo. Ambos anhelamos ser padres, solo que en la semana trece se apago por completo nuestro sueño y sufrí un aborto espontáneo que fue demasiado duro para ambos.

A veces a uno le cuesta ponerse en el lugar del otro. Cuando atiendo mujeres que tiene abortos espontáneos en el hospital, uno le da la contención que uno puede, pero algo totalmente diferente es estar del otro lado y pasar por lo mismo, duele y mucho.
Vanni es un gran esposo, mi contención y el que me da la fuerza necesaria para recordarme que somos jóvenes y podemos volver a intentarlo nuevamente en unos meses.

¿Qué pasa si sucede lo mismo?

No se si podre pasar por otro momento de esto.

— Basta de lágrimas — dice rodeando sus brazos a mi cuerpo.

— No puedo — murmuro con tristeza.

Él me hace girar entre sus brazos y toma mi rostro.

— No hay nada que me ponga desequilibrado que verte llorar y no poder hacer nada para solucionarlo — murmura secando mis lágrimas.

— Es que no sientes mi dolor ...

— Si lo siento, Malak — me interrumpe. — me duele la perdida y me duele verte de esta forma, cariño — agrega besando mi frente.

Me aferro a él y comienzo a llorar desconsoladamente. Por mi cabeza pasa todo, dolor, recuerdos y sobre todo el estrés por cargar todo esto.

— Estoy aquí — murmura sin soltarme. — no quiero que estes de esta forma, Malak. No quiero que sientas presión de mi parte, tampoco que lo hagas ....

— Quiero tener un hijo contigo — afirmo con seguridad.

Sus pulgares limpian mis lágrimas, deja un beso en mi nariz que me hace sonreír.

— Entonces iremos poco a poco. No vamos a presionar nada, solo dejar fluir las cosas con el correcto tratamiento, después de todo ya tenemos un diagnóstico y vamos a seguir todo lo que nos dicen los especialistas para que nunca más pases por algo como esto — determina.

— Te amo, gracias por ser mi total y completo apoyo — digo escondiendo mi cara en su cuello, mientras me aferro a todo su cuerpo.

Tengo al mejor esposo de este mundo, nadie podría decirme lo contrario.

Escuchamos que algo se rompe en nuestra sala, Vanni se ve en la obligación de separarse para que entre bufidos salga de la habitación. Me quedo unos minutos más, limpiando mi rostro de las lágrimas, trato de sonreír ante mi propio imagen en el espejo y se que cueste lo que cueste, haré que mi cuerpo pueda soportar un embarazo. A raíz del aborto que sufrí en la semana trece de gestación me hice varios análisis para descartar algunas cosas que mi cabeza maquina, soy especialista en este tema y se que algo andaba demasiado mal y las respuestas estuvieron ahí. Como dice Vanni tenemos un diagnóstico y ese es Síndrome Antifosfolipídico, que es una afección en la cual el sistema inmunitario crea por error anticuerpos que atacan los tejidos del cuerpo. Estos anticuerpos pueden provocar la formación de coágulos de sangre en arterias y venas. Durante el embarazo, el síndrome antifosfolipídico también puede provocar aborto espontáneo y muerte fetal intraútero. Algunas personas que tienen este síndrome no presentan ningún signo ni síntoma hasta el momento que se genera el trágico desencadenante.
No hay cura, sino seguir un tratamiento con medicamentos para evitar cualquier problema. También evitar golpearme, hacer heridas cortantes, ser un poco más cuidadoso en el sexo, porque un simple moretón puede ser el causante de infinidades de cosas, incluso hasta debo evitar las pastillas anticonceptivas.

Mafia italiana. (3.5 SAP)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora