Capítulo 28.

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Marena.

Seis años después.

Milán.

Estaba poniendo mi firma en mi último examen de la carrera y de ahí a esperar, pero en unos días seria una flamante recién recibida abogada. No sonreír mientras le entregaba esos papeles a los profesores se me hacía casi imposible. Muchos años de sacrificio, olvidando una vida social y horas de sueños traería su recompensa, pronto tendría las mías, trabajar de lo que amo y eso será una gran satisfacción en unos meses.

A veces dices que las cosas buenas tardan en llegar, pero vale la pena esperarlas.

Miré mi celular comprobando que día es hoy y una nostalgia se formó en mi pecho. No sé nada de él desde ese día que salí de esa casa de Nápoles, no corrió detrás de mí sino que me dejo libre sin importarle mis sentimientos, lo amaba o puede decir que lo sigo haciendo, solo que él en verdad nunca sintió absolutamente nada por mí y es por eso que decidí ser feliz lejos suyo. Nuestro divorcio me había dejado una vida bastante acomodada, no quería dinero suyo, pero Pía me hizo entender que si quería empezar todo de cero debía aceptar lo que me corresponde, así que hace seis años vivo en un lujoso departamento en Milán con mi madre, tengo el dinero que necesito para vivir, trabajo en una linda cafetería y soy feliz.

Bueno intento ser feliz.

— ¿Un café, hoy? — escucho la voz de Angelo.

Suspiro resignada, es mi compañero y hace seis años viene queriendo invitarme un café, solo que siempre obtenía la misma respuesta, no puedo.

— Alguna vez tendria que decir si — contesto sonriendo.

— Espera — dice sorprendido. — ¿Es un si? — inquiere con su ceño fruncido.

Me deleito observando a Angelo, tez blanca, ojos verdes y su cabello rubio lleno de risos. Todo un chico bueno, lastima que tengo un antiguo amor por los morenos, altos y que tienen cara de malotes.

— Si, Angelo — le sonrío.

Cerca de la universidad había una linda cafetería así que mientras hablábamos un poco del examen caminamos por esa calle y varias veces me giré sintiendo que era observada.

— ¿Te quedarás aquí o piensas irte? — consulta mi compañero mientras esperamos nuestros café.

— Volveré a Nápoles — reconozco.

— Pensé que ibas a quedarte en esta ciudad  — comenta con cierta tristeza.

— Es que tengo una propuesta laboral para ser la abogada de una organización tanto de Nápoles como de Apulia — le cuento.

Daniel y Pía me habían ofrecido trabajo, ser  su abogada y eso conlleva su responsabilidad porque será la letrada de dos líderes de la mafia Italiana. Se que pude decirles que no, seguir alejada de ese mundo, pero yo soy parte de ello.

— Vaya — murmura.

Si Angelo tenía esperanzas de algo entre nosotros lamento desilucinarlo porque mi corazón solo fue entregado una sola vez y se quedo con él hace seis años atrás.

Por suerte después del café puedo volver a casa, mamá entraba a trabajar en un par de horas y me ponía contenta pasar un tiempo a su lado. Nunca imaginé que podría estar viva, verla, cobrar venganza, sentir su recuperación y sin dudas empezar una nueva vida juntas fue una de las mejores decisiones que pude tomar.

— Señorita Marena — dicen mi nombre y miro con desconfianza al hombre vestido de negro. Veo que me muestra su tatuaje en el antebrazo provocando un jadeo en mis labios.

Mafia italiana. (3.5 SAP)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora