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Hugo

El siguiente miércoles, no había ninguna reparación que tuviera que ser hecha en la iglesia. La hermana Francis amaba su jardín y unas cuantas señoras de la iglesia me habían alabado por habilidades de jardinería que ni siquiera sabía que poseía.

Me quedé atrapado en una oficina, llenando papeles. No sonaba como mucho trabajo, pero después de treinta minutos de esa mierda, estaba muriendo por salir a trabajar en el sol. El cuarto era demasiado pequeño y olía a perfume de anciana. Cada par de minutos, sentía que no podía respirar y mis ojos se llenaban de agua por el penetrante olor.

Una hora después, había terminado de llenarlo y me dirigía donde la hermana Francis para ver si necesitaba algo. Entré a la habitación de los niños y fui sorprendido por Sky bailando.

Me paré en la puerta y vi desde lejos mientras se reía y sacudía su cadera con los niños al ritmo de alguna canción infantil cristiana. Su sonrisa era real, su felicidad genuina. Era hermoso de ver.

Ella elevó sus manos sobre su cabeza y las giró alrededor. Su falda se levantó, revelando delgados pies y tobillos. Fue cerca de ese momento cuando mi mente se desvió y comencé a imaginar cómo lucían sus rodillas, sus muslos, su estómago plano, y desde ese punto, los pensamientos solo empeoraron. Estaba tan atrapado soñando despierto con Sky desnuda que ni siquiera me di cuenta de que había dejado de bailar y estaba hablándome.

—¿Hugo? ¿Hay algo que pueda hacer por ti? —Tenía las manos en sus caderas y me miraba como si estuviera loco.

Tal vez lo estaba. Me acababa de atrapar fantaseando con la hija del pastor. Eso no podía terminar bien.

—¿Hugo? —preguntó de nuevo en voz alta.

Pequeñas risitas sonaron de los niños rodeándonos.

—Sí. Me preguntaba si la hermana Francis necesitaba que haga algo. Terminé el llenado.

—De hecho, podría usar tu ayuda aquí si necesitas algo que hacer. —Ella sonrió.

Parecía sonreírme mucho más que antes del incidente de las flores.

—Está bien, ¿Qué puedo hacer? —pregunté.

Pasé el resto del tiempo jugando con los niños. No había estado alrededor de niños desde mi último hogar de acogida. Esos padres adoptivos tenían demasiados niños, así que yo y otros cuatro más pequeños dormíamos en una habitación. Era obvio que esas personas solo querían los cheques estatales que venían con nosotros.

Como que me gustaba pasar tiempo con los niños. Eran divertidos y hacían un montón de preguntas. Me encontré riendo un montón. Y de vez en cuando, cuando ella creía que no estaba mirando, había visto a Sky sonreír hacia mí. En verdad era hermosa, por dentro y por fuera. Era muy bueno en descifrar a las personas, y cuando la miraba, todo lo que veía era bondad. Era altruista. Podía decirlo por la forma en que trataba a los niños. No había un hueso malo en su cuerpo.

* * *

La siguiente semana fue una niebla de porros humeantes, hacer tratos, cantar y pasar el rato en la iglesia con Sky. Llegué al punto en que estaba emocionado por ir a la iglesia. Amaba pasar el rato con ella y entre más estaba a mí alrededor, más llegaba a ver quién era en verdad.

Era más que la hija del pastor. Era divertida. Me hacía reír tanto que la mayoría de los días iba a casa con dolor de estómago. Era dulce. Algunos días me sentaba a un lado y la observaba mostrarles a los niños cómo deletrear una palabra o hacer algo correctamente. Mi suposición inicial sobre Sky era correcta. En verdad era un ángel.

Azul CieloDonde viven las historias. Descúbrelo ahora