Hugo
—¡Maldición! —grité en voz alta mientras hacía un agujero a través de la pared de mi dormitorio de un puñetazo.
Había jodido muchas cosas en mi vida, pero tener sexo con Sky era de lejos la peor y la mejor cosa que había hecho en mucho tiempo. Fue increíble; más que increíble. Fue todo con lo que había fantaseado durante los últimos cuatro años de mi vida. Y mientras que había esperado una liberación como la que no había tenido desde la última vez que estuve con ella, no pude evitar sentirme como si acabara de haberla jodido magníficamente.
Después de años tratando con la pérdida de Sky a mi modo, había dado un gran paso hacia atrás. La única manera en que no dolía estar sin ella era odiándola, y sin duda había hecho lo contrario a eso en mi cuarto de baño. La peor parte era todas las emociones que había pasado los últimos cuatro años enterrando y que habían resurgido tan rápidamente y que no sabía qué hacer con ellas. Después de pasar tanto tiempo sin sentir, tenía miedo de sentir de nuevo. El modo en que lo veía era que la emoción era algo malo y Sky traía en su totalidad demasiadas malditas emociones.
No fue como cuando me follaba a una chica cualquiera, lo que había estado haciendo durante estos últimos cuatro años. Fue mucho más. Había habido contacto visual y físico. Realmente me preocupó cómo se sentía ella y si llegaba o no. Se sintió tan mal y tan bien al mismo tiempo.
Casi no podía creerlo cuando entré al cuarto de baño y la encontré desnuda en mi bañera. La observé mientras ella se bañaba. El modo en que la luz reflejaba su piel húmeda y la forma en que ella había frotado el agua y el jabón de su cuerpo. Pensé por un segundo que me correría en mis pantalones en ese momento.
Había pasado tanto tiempo desde que había estado con una mujer, y cuando me dijo que se tocaba pensando en mí, estaba acabado. De ninguna manera hubiera sido capaz de controlar lo que pasó después.
¿Cómo fue capaz de atraerme de ese modo? ¿Y por qué no fui capaz de restarle importancia como una simple follada como normalmente hacía? Era como si ella hubiera tejido alguna loca red de seducción inocente a mí alrededor y yo estuviera atascado y no pudiera escapar. Estaba enredado a fondo en su trampa y lo odiaba jodidamente.
Cuando me di la vuelta, Matheo estaba allí mirándome.
—¿Estás bien, hombre? —preguntó con calma.
Nada sorprendía a Matheo y él siempre era tan frío con todo.
—Sí, estoy bien. Sólo necesito descargar algo de tensión —dije mientras frotaba mis nudillos reventados.
—¿Quieres hablar? Hay algunas cervezas en la nevera. —Se dirigió hacia la cocina.
Lo seguí. Me lanzó una cerveza encima de la encimera, la abrí y me bebí la mitad de esta.
Matheo y yo no teníamos grandes charlas profundas, pero supuse que si alguien entendía las relaciones sería él. Y mientras que el resto de los chicos me habría tomado el pelo sobre ello, Matheo lo entendería ya que estaba en una relación.
Pasé la siguiente hora diciéndole todo a Matheo sobre Sky. Él escuchó con atención y sacudió su cabeza de vez en cuando. Casi escupió la cerveza sobre sí mismo cuando le dije que nuestra nueva criada era la Sky de la que estaba hablando.
—Maldita sea, hombre. Eso debe ser una mierda —dijo—. Así que, ¿qué vas a hacer con ella?
—No lo sé. Ella me vuelve loco —le dije mientras tomaba un trago de mi tercera cerveza.
Se rio suavemente para sí mismo.
—Eso son todas las mujeres. Ellas están un poco locas, pero el amor te vuelve de ese modo. No dejes que el pasado se interponga en el camino de tu futuro, amigo. Si la amas, tienes que intentarlo. El orgullo es una perra, pero no vale la pena perder a la chica que amas por este.
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Azul Cielo
Teen FictionUna noche. Eso es todo lo que Hugo tuvo con la única chica a la que siempre amó. Años después, todo lo que le queda de esa noche es una cruz de plata, y el deseo inquebrantable de beber para olvidar su recuerdo. Como cantante de Dark Passion, Hugo t...