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Hugo 

La echaba de menos. Habían pasado semanas desde que ella salió de mi vida de nuevo, y la quería de regreso. No me importaba nada más. Quería a Sky. Quería una vida con ella. Nada más importaba. Sería como un gatito atado si eso significaba tenerla conmigo todos los días en la forma en que debería haber sido años antes.

Tocamos en tres espectáculos y en cada uno, en lo único que podía pensar era en volver y hablar con Sky. Teníamos que arreglar las cosas. No sabía lo que quería decir cuando dijo; "Algo por el estilo", pero necesitaba saber qué diablos estaba pasando y donde nos encontrábamos.

Cuando llegué al condominio, no perdí tiempo llamando a la señora Cooper en la empresa de trabajo temporal. Ella había llamado y dejado un mensaje de voz diciendo que tendríamos que encontrar una nueva criada ya que Sky había renunciado. Pensé que ella lo haría.

No estaba seguro de cómo lo logré, pero de alguna manera la señora Cooper me dio la dirección de Sky. Sabía que era raro aparecerme en su casa sin avisar, pero un hombre enamorado hacía cosas locas.

En el momento en que pude salir, afuera ya era de noche. Una vez que escribí su dirección en mi GPS, estaba en camino. Mientras conducía, poco a poco me abrí paso en las partes peligrosas de la ciudad. No era nada nuevo para mí estar en los suburbios, pero Sky no tenía nada que hacer viviendo en un lugar como ese. En todo caso, yo me sentía más cómodo en las partes ásperas. Me criaron en lugares así. Sky, no tanto.

Me acerqué a un deteriorado edificio de apartamentos. Persianas rotas colgaban en las ventanas y plantas muertas cubrían las escaleras de hormigón y la ruta de acceso a las puertas de los apartamentos. Niños pequeños corrían afuera en pañales, mientras que sus madres se sentaban con teléfonos celulares y les gritaban desde el otro lado del patio. Era pasada la hora de dormir de cualquier niño. Era una locura verlos correr al aire libre en la oscuridad.

La piscina en el centro del patio estaba verde con restos de comida rápida y latas de cerveza flotando en el centro. Y el olor era nauseabundo. El lugar era una verdadera mierda, y estaba enojado de que Sky viviera en un lugar así. Ella se merecía mucho más que esto, y si pudiera, iba a darle más, mucho más.

Cuando di con el número de su apartamento, llamé a la puerta delantera y esperé. Oí a alguien buscando a tientas en las persianas y luego nada. Después de un minuto, di unos golpecitos de nuevo. Fue entonces cuando se abrió la puerta. Sky estaba allí de pie más bella de lo que nunca había estado. Su largo cabello estaba mojado por la ducha y llevaba un lindo pijama rosa y azul.

Ella era todo lo que siempre quise en mi vida, y estaba allí para hacerla mía, pero algo en ella era extraño. Parecía nerviosa por algo y eso me puso nervioso.

Cuando su hijo salió con una gran máscara azul de dinosaurio, casi no podía creer lo que veía. Todo tenía sentido en ese momento. El trabajar como loca, el que ya no viviera con su padre, todo. Mi corazón se rompió en ese momento, cuando me di cuenta de que todo lo que quería hacer con Sky, ella ya lo había hecho con otro hombre.

Yo quería que tuviera mi hijo. Quería que compráramos una casa juntos y hacer todo el asunto doméstico. Lo quería más que nada, y mi oportunidad se había ido. Nunca iba a conseguir lo que quería, y no estaba seguro de cómo iba a soportarlo.

Mi vida entera cambió cuando vi a su hijo sin su máscara. El niño me parecía familiar, como si lo hubiera visto muchas veces en mis sueños, pero estaba seguro que esta era la primera vez que lo había visto. Él extendió la mano y agarró la de Sky escondiéndose detrás de su cadera. Me miró con timidez antes de desaparecer detrás de ella por completo.

Azul CieloDonde viven las historias. Descúbrelo ahora