Enterrar a tu mejor y única amiga mata una parte de ti, la parte que contiene los recuerdos que ambas hicieron a través de los años. No podía creer que Sol ya no estaba. Ella siempre había estado allí. Su risa había sido lo único que a veces me hacía sonreír después de una noche con mi padre y su cinturón.
Su ataúd era rosado y su madre permitió que todos sus amigos lo firmaran con marcadores permanentes de multicolores. El marcador se movió en mis manos mientras yo escribía el mensaje y le decía que la amaba.
Las flores tomaban todo el espacio ya que toda la comunidad de la iglesia había comprado buqués para la familia con condolencias y donaciones para su entierro. La habitación olía como a jardín fresco y a perfume fuerte de dama.
No sabría decir si era el olor el que me daba náuseas o el hecho de que su mamá había decidido abrir el ataúd.Me sentí molesta por el hecho de que Sol estaba siendo enterrada en un vestido tan aburrido sin ningún poco de maquillaje en su rostro. De ninguna forma ella estaría de acuerdo con eso.
Me detuve al lado de su ataúd y lloré silenciosamente hasta que la hermana Francis me empujó lejos.
La vida era arrebatada tan rápidamente y yo pasaba toda mi vida con miedo de vivirla. Casi dieciocho años y perdía mi tiempo siguiendo las reglas, caminando en línea recta, con miedo de que si me salía del camino, el mundo iba a explotar a mí alrededor o el diablo en persona aparecería en frente de mí para llevarme al inframundo para toda la eternidad.
Algunas de las mejores cosas que había experimentado en la vida hasta ahora habían sido cuando rompí las reglas. Estos eran mis pensamientos mientras me sentaba en una silla al fondo de la iglesia. Todos regresaron para hacer su duelo o comer. La mamá de Sol le pidió a todos que se reunieran allí en lugar de su casa.
Papá se apoderó del centro del escenario cuando procedió a hablar de lo mal que se estaban portando los adolescentes en estos días y cómo Sol se había enredado con la gente equivocada. Escuché con los ojos fijos en el plato de comida frente a mí. Hugo era una parte del grupo que él estaba mencionando y no pude evitar sentir un retorcijón en el estómago.
Extrañaba tanto a Hugo y lo necesitaba.
Sin un segundo pensamiento, me levanté y me escapé por la parte trasera de la iglesia, tomando las llaves de mi padre de su escritorio en mi salida. Ya sabía que por el accidente las riendas en mí se iban a convertir aún más fuertes. Me di cuenta de que al menos podría salir y ver a Hugo lo más que pudiera antes de eso. Verlo de alguna forma hacía las cosas más tolerables.
Estaba sorprendida cuando él me presentó a su madre. Sol solía decirme que cuando un chico te presenta a sus padres, es porque iba muy en serio contigo. Hugo estaba yendo en serio conmigo y yo estaba yendo mucho más seria con respecto a él.Cuando regresé de mi visita con Hugo y su madre, estaba feliz de ver que nadie se dio cuenta de que me había ido. Las llaves de mi padre estaban de regreso en su escritorio al momento y pronto nos estábamos marchando a casa por la noche. Me detuve en la tumba de Sol una vez más antes de entrar al auto con mis padres. Quité una de las rosas rosadas de un arreglo sobre la tierra fresca.
—Espero que no te moleste que tome esto. Estaba pensando que la secaría y la colocaría en mi diario. —Me detuve para tomar una respiración que necesitaba—. Te voy a extrañar, chica. Se buena allí arriba. Intenta no hacer tus travesuras a Dios —susurré al viento.
Sonreí para mí misma mientras limpiaba una lágrima de mi mejilla.
Tan pronto como llegamos a casa, mi mamá se disculpó y fue a su habitación. Ella se estaba quejando de sus jaquecas de estrés, pero yo sabía que la única cosa que le estaba dando una jaqueca era mi padre. Me dirigí hacia mi habitación también, pero antes de llegar al pasillo, mi padre me llamó de regreso a la sala de estar.—Sky tenemos que hablar.
Odiaba como sonaba eso. Jalé mi vestido debajo de mí y tomé asiento en el sillón frente a él.—¿Qué pasa, papi?
Él se quitó sus zapatos de vestir y se relajó en su silla.—Tu madre y yo hemos estado hablando y hemos llegado a una decisión acerca de algo. —Se aclaró la garganta y yo tensé la mía—. Nos vamos a mudar.
Comencé a entrar en pánico al segundo, pero luego me di cuenta de que él podría estar hablando de otra casa en la misma área. Conocía a mi padre, y él nunca dejaría la iglesia.
—¿Una casa más cerca de la iglesia? —pregunté.
Él negó con la cabeza y mi pecho se volvió pesado.
—No, nos mudaremos a otra ciudad.
Sus palabras hicieron eco a través de la habitación, golpearon en las paredes, y atravesaron mi corazón. Estaba en mis pies al instante, y estaba irritada. Él no iba a hacerme esto a mí. No podía dejar que lo hiciera.—¡No, no lo haremos! —Tan pronto como mis palabras abandonaron mi boca, estaba segura que iba a arrepentirme de ellas.
Nunca le había hablado a mi padre de aquella forma, nunca. Pacientemente esperé que él saltara de su silla, sacara su cinturón, y me golpeara hasta que no pudiera ver con claridad. Él se levantó de su silla y me miró con ojos enojados.
—¿Discúlpame?
Tragué todos mis nervios y lo miré a los ojos.
—No voy a ir a ninguna parte. —Me estremecí cuando él levantó una mano y la pasó por su cabeza calva.
—Lo harás. Hay mucho aquí en lo que estás involucrada, y con la muerte de Sol, me di cuenta de que no estoy dispuesto a perderte sólo porque no puedes mantenerte lejos de ese chico.
Me enteré de que él fue a la iglesia el día en que nos enteramos del accidente, y no voy a tenerte a ti siguiendo sus pisadas.
¿Ese chico? Él no tuvo siquiera la decencia de decir su nombre. Bueno, no me importaba lo que él dijera. No iba a irme a ninguna parte sin Hugo. Sin pensarlo, solté la primera cosa que se vino a mi mente.
—Amo a Hugo, papi. No lo voy a dejar. Lo siento, pero tengo diecisiete y…
El dorso de su mano conectó con mi mejilla, empujándome de regreso al sofá. Me levanté rápidamente. Mi rostro se sentía como si estuviera a punto de explotar. El sabor de mi sangre rondaba en mi lengua, haciendo que mi estómago se revolviera. Puse mi palma contra mi rostro y lo miré como si estuviera loco. Estaba segura que él lo estaba. Yo era mayor y sabía más. Entendía.
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Azul Cielo
Teen FictionUna noche. Eso es todo lo que Hugo tuvo con la única chica a la que siempre amó. Años después, todo lo que le queda de esa noche es una cruz de plata, y el deseo inquebrantable de beber para olvidar su recuerdo. Como cantante de Dark Passion, Hugo t...