Sky
Mi papá parecía estarnos empujando a Stephen y a mí mucho más. Creo que es porque él nos atrapó a mí y a Hugo juntos últimamente. Eso y los toques secretos que Hugo se aseguraba de darme cada vez que estábamos juntos. De cualquier forma, asumía que mi papá pensaba que al estar Stephen y yo cerca me iba a hacer olvidar de Hugo.
Era agotador y estaba comenzando a ponerme nerviosa. Especialmente porque no podía dejar de pensar en Hugo. Me hacía de alguna manera sentir sucia al estar en una cita con un chico mientras pensaba en otro. No estaba feliz por el hecho de que no tenía permitido salir. Había llegado a un punto en el cual prefería sentarme en casa y hacer nada que salir con Stephen, pero no quería ser grosera. No era de las personas que herían los sentimientos de alguien apropósito.
Una cosa de la cual estaba segura era que algo estaba pasando entre Hugo y yo. No estaba segura de qué era, pero se mantenía en el aire entre nosotros mientras estábamos juntos. No quería pensar mucho en ello y hacerme daño. Era más que obvio para mí que me estaba enamorando de Hugo. Quizás ya me había enamorado, excepto que no tenía ni idea de cómo era estar enamorado de alguien. Sabía que todo acerca de él me hacía sonreír y que cada vez que estaba con él, la vida se sentía tolerable, incluso justa.
Me subía al asiento del pasajero del auto de la mamá de Stephen, pensando en si estaba enamorada o no de Hugo. ¿Era posible amar a alguien en un mes? ¿Qué haría una vez que él no pudiera seguir viniendo a la iglesia a trabajar? ¿Me olvidaría de él? ¿Podría? Sabía que no quería. Lo deseaba. Incluso si no entendía lo que significaba desear a alguien, lo quería a él.
Contemplé arrancarme el cabello cuando Stephen nos compró las entradas para otra película apta para todo público. En el fondo de mi mente, rogaba por algo sucio y apto para adolescentes. Pensé en pedirle a Stephen que me llevara a ver una mala película solo para poder reírme de su expresión horrorizada. Jesús, él era una persona con ideas fijas. Ahora más que nunca, deseaba las formas coquetas de Hugo y las miradas de chico malo.
Una hora después de la película, tenía que ir al baño. Realmente no necesitaba ir, pero una chica no puede ver tantos personajes de caricaturas antes de que sus ojos comiencen a nublarse. Fui al baño y me miré a mí misma en el espejo. Algo era diferente. Yo era diferente.
Lavé mis manos, las sequé y luego pasé mis manos por mi cabello para alisarlo. Cuando maté el tiempo suficiente, abrí la puerta para salir del baño. Jadeé cuando encontré a Hugo de pie en el marco de la puerta, mirándome. Se empujó y me jaló hacia una larga caseta en la parte trasera de la habitación.
Parte de mí estaba nerviosa, y la otra estaba tan feliz de que algo excitante estaba pasando. Déjenle a Hugo hacer sentir las cosas con más vida. Mi mano se sentía pequeña en la suya. La calidez de sus dedos se disolvió en los míos y formó su camino hacia arriba por mi brazo.
Una vez que estábamos en la caseta, cerró la puerta con llave detrás de nosotros y me empujó contra ésta. No dolió y estaba disgustada por el hecho de que me gustó. Disfrutaba que él tomara el control sobre mí, disfrutaba ser utilizada. Era refrescante después de tener que lidiar con Stephen y sus tímidas y pasivas maneras.
Colocó una mano contra la puerta a cada lado de mi cabeza, atrapándome entre ellas. Ojos tormentosos y azules me contemplaron, furia en sus cejas. Alargando la mano, tomé su brazo y respiré hondo. Sus ojos dejaron los míos y se sumergieron en mi boca. La furia en su rostro se derritió y su rostro se ablandó.
—No quise asustarte —soltó él.
—¿Qué estás haciendo aquí? —susurré.Removiendo sus manos de la puerta, acarició mi cuello con su pulgar. Cerré mis ojos y disfruté de sentirlo.
—Necesitaba verte.
Él no estaba hablando correctamente, sus ojos no se enfocaban bien. Había un olor extraño en él que hacía arder mi nariz y que mis ojos se llenaran de agua. Solo podía asumir que era alcohol.
—¿Has estado bebiendo? —pregunté mientras me presioné contra su pecho para hacerlo retroceder.
—Es correcto. Empújame lejos. ¿Sabes que me han apartado toda mi vida? Siempre ha habido alguien que me entrega como si no fuera nada.
Él estaba hablando sin tener sentido y me estaba poniendo un poco nerviosa.
—¿De qué estás hablando, Hugo? —Tomé el cerrojo de la puerta solo en el caso de que él no fuera el hombre que creía e hiciera alguna locura.
—Mi mamá me llama Guito, por Huguito. Ella es la única persona que me llama así. Creo que es gracioso ya que ella es la única persona que me ha querido. De hogar de acogida a otro y la única mujer que me da un nuevo nombre se queda conmigo.
Al fin está logrando tener sentido.
—¿Eres adoptado? —pregunté.
Él asiente con ojos tristes. Una vez escuché que los niños eran tratados muy mal en los hogares de acogida. Sol me contó una historia de un chico que había sido asesinado por los padres y que nunca lo reportaron para poder seguir cobrando el dinero del estado.
Alargué una mano para empujar el cabello de su frente. Él cerró sus ojos y presionó su rostro contra mi palma. Era algo tan dulce de hacer. Pasé mi pulgar contra su mejilla una y otra vez, disfrutando de cómo se sentía su suave vello facial.
—No sabía eso de ti —dije.
Abrió sus ojos y bajó su vista hacia mí. Sus irises azules brillaron bajo las luces fluorescentes del baño de azulejos rojos y negros.
—Hay mucho que no sabes de mí.
Abrí mi boca para decir algo, pero la puerta del baño se abrió, deteniéndome.
—¿Sky? —llamó Stephen en la habitación.
No había forma en que alguien como él entrara en el baño de damas. En su lugar, podía escucharlo de pie afuera de la puerta. El ruido del lobby del cine se escurría por el baño y hacía eco en las paredes.
Me moví para abrir la puerta, pero Hugo me detuvo y mantuvo sus dedos contra sus labios, diciéndome que me mantuviera en silencio.
Stephen llamó mi nombre en el baño una vez más antes de cerrar la puerta y la habitación se volvió silenciosa de nuevo.
—Hugo, no puedo quedarme aquí. Tengo que regresar.
—Quédate. —Tragó duro y sus ojos brillaron.
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Azul Cielo
Teen FictionUna noche. Eso es todo lo que Hugo tuvo con la única chica a la que siempre amó. Años después, todo lo que le queda de esa noche es una cruz de plata, y el deseo inquebrantable de beber para olvidar su recuerdo. Como cantante de Dark Passion, Hugo t...