Sky
No podía comer lo suficientemente rápido. Estaba tan avergonzada por haberme desmayado enfrente de Hugo otra vez. Me estaba volviendo una debilucha que se desmayaba a la más mínima. Necesitaba carne y vegetales, y los necesitaba en cuanto me fuera posible.
En vez de cocinar, los tres salimos a comer. Guito siempre se emocionaba cuando comíamos fuera, y disfrutaba verlo emocionado por todas las comidas en el buffet.
Comí mi comida y reflexioné sobre la discusión que Hugo y yo habíamos tenido antes. Deseé silenciosamente poder retirar todo lo que había dicho. Odié haberle mostrarle mi debilidad de esa manera. Pero sobre todo, lo que me molestó fue el hecho de que había parecido verdaderamente ofendido cuando dije que sabía sobre él durmiendo con Jenny al poco tiempo de haberme ido. Tal vez yo lo había visto de la manera equivocada. Cuando cerraba los ojos, todavía podía reproducir la escena en mi cabeza y cada vez que lo hacía, podía ver claramente los ojos cerrados de Hugo con los brazos a sus costados. ¿Estaba desmayado?
No podía preguntarle. Tenía que dejar el pasado atrás, pero el problema con eso era que cada vez que miraba a mi hijo, el pasado estaba allí para perseguirme. Esos ojos azules, esos hoyuelos, y una sonrisa que era igual a la de su padre; era demasiado.
El sábado y el domingo lo pasé limpiando mi departamento. Comencé llamando a Guito el Huracán Guito, ya que el niño podía destruir una habitación en menos de dos minutos fijos. No se trataba que tuviera muchos juguetes; era que lo volvía todo en un juego. Las cajas se convertían en autos y barcos, el papel en personas y aviones. Me alegraba que mi bebé tuviera una imaginación activa. Resultaba bien dado que yo no podía permitirme comprarle mucho.
Odiaba hacerlo, pero el lunes siguiente después del trabajo en la guardería, fui al condominio a limpiar. No había recibido noticias de ninguno de los lugares en los que había solicitado trabajo, por lo que llamé a la Sra. Cooper para reportarme y ver si tenía noticias. Lamentablemente, seguía buscando, pero sí me tuvo algunas buenas noticias. Me alegré de escuchar que los chicos estaban nuevamente fuera de la ciudad.
Cuando llegué al condominio, nadie se encontraba allí. Atravesé el lugar y comprobé todas las habitaciones para que no hubiese sorpresas y luego limpié todo el lugar. Cuando acabé, estaba empapada en sudor y tenía algo asqueroso sobre todo el frente de mis ropas. Sabía que estaba sola por lo que pensé en lanzar mis ropas en la lavadora y darme un baño. La bañera enorme de Hugo había estado pronunciando mi nombre desde la primera vez que la había limpiado.
Llevé una toalla conmigo al cuarto de lavandería y puse todas mis ropas dentro de la máquina. Envolviéndome con la toalla, regresé al baño de Hugo para llenar la bañera. Dejando caer mi toalla, me metí en el agua caliente y suspiré de satisfacción. La bañera de mi departamento siempre estaba llena de juguetes de niño y era muy pequeña. Nunca había tomado un baño allí y mi cuerpo anhelaba una larga empapada en el agua vaporosa.
Ajusté mi cabello en un moño tirante, cerré los ojos y me recosté en la bañera. Cada dolor y dolencia en mi cuerpo mejoró cuando todos mis músculos se relajaron y derritieron con el calor. El vapor me abrió los senos nasales y de alguna manera sentí como si pudiera respirar mejor. Usé mis manos para ahuecar el agua caliente a mi alrededor y lanzarlo sobre mis pechos y hombros.
—Oh, Dios mío, es increíble —dije para mí.
—Sí, lo es —dijo una profunda voz a mi lado.
Me enderecé y cubrí. Girándome para alcanzar mi toalla, encontré a Hugo apoyado contra el mostrador con la toalla sobre su hombro.
Sus ardientes ojos tocaban cada parte de mi cuerpo en tanto yo intentaba hundirme más en el agua.
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Azul Cielo
Teen FictionUna noche. Eso es todo lo que Hugo tuvo con la única chica a la que siempre amó. Años después, todo lo que le queda de esa noche es una cruz de plata, y el deseo inquebrantable de beber para olvidar su recuerdo. Como cantante de Dark Passion, Hugo t...