Me regresó el beso como si me estuviera respirando, y cuando pasó su palma por mi estómago, no lo detuve. Me dijo antes que no me presionaría… que me esperaría, y confiaba en eso.
Incliné mi cabeza hacia un lado y respiré profundo para evitar hacer sonidos embarazosos cuando sus labios se movieron de mi boca hacia mi cuello. Jamás sentí algo tan maravilloso. Me estaba enseñando nuevas formas de vivir, y yo estaba succionando sus lecciones como si fueran mi supervivencia.
Podía recordar las muchas lecciones que había recibido a través de los años acerca de ser fácilmente conducidos por la lujuria y deseos sexuales. En realidad había aceptado que lo que mi papá decía era correcto sin saber o entender nada que tuviera que ver con las palabras lujuria y sexo. Pero Hugo me estaba mostrando lo correcto que había estado mi papá. La lujuria y deseo podrían hacerte hacer cosas locas. Así que cuando Hugo me acostó muy lentamente en la cama, no lo detuve.
No me importaba nada más excepto sus labios y manos… la sensación de su aliento en mi piel y los profundos sonidos que él hacía, lo que hacía que los vellos de mis brazos se erizaran. Me escuché en verdad lloriquear cuando se alejó y me sonrió.
—Momento de desacelerar, niña bonita —susurró.
Podía sentir su restricción en mis propios huesos. Detenerse o desacelerar no era algo que fuera fácil para él, y me hizo sentir bien que me respetara lo suficiente para quedarse incómodo. Me levantó con él y plantó un diminuto beso en la comisura de mi boca.
Por mucho que temía ser atrapada con él en mi habitación, no quería que se fuera. Pasar la noche anterior con él anoche había sido tan agradable. Dormir en sus brazos había sido una de las mejores sensaciones, y quería volver a sentirme de ese modo otra vez.
Se puso de pie y se ajustó su camiseta. Tuve un vistazo de su ombligo y del vello que desaparecía en sus vaqueros. Mis ojos se movieron más abajo por su propia voluntad, dejándome ver sus largas piernas. Realmente era un chico muy bien parecido. Cuando volví a levantar la mirada, él estaba sonriendo.
—Deja de mirar ahí debajo de ese modo. No me estás poniendo esto fácil. —Se inclinó y me dio un pequeño beso en los labios—. Será mejor que me vaya. Diviértete en la escuela mañana.
Antes que pudiera darse la vuelta, me estiré y agarré su mano. No quería que se fuera. Se sentía extraordinario cuando estaba cerca. Podía olvidar lo triste que era mi vida cuando él lo estaba haciendo todo mejor.
—Quédate.
El momento que la palabra dejó mi boca, como que me arrepentí. No quería que pensara que estaba haciendo ninguna promesa de que algo pasaría. Sólo quería dormirme en sus brazos de la forma que lo hice la noche anterior.
No dijo nada. En su lugar, se quitó sus zapatos, retiró el edredón de mi cama, se subió debajo de él, jalándolo de vuelta alrededor de nosotros.
Pasamos las siguientes pocas horas hablando bajito. Me contó de su vida, de la banda, y cómo había venido a vivir con su mamá. Lo sostuve cerca mientras me contaba acerca de cómo había sido crecer en diferentes hogares de acogida. Era un chico tan emocional, lo que probablemente tenía un montón que ver con el por qué era tan cauteloso alrededor de todo el mundo.
Una vez que terminé de contarle el triste cuento de mi aburrida vida, me quedé ahí acostada mientras él jugaba con mi cabello y me cantaba algunas canciones. Jamás había escuchado las canciones así que asumí que eran música de la banda. Su suave y melódica voz me relajó al punto que ya no podía decir si estaba dormida o despierta. En cierto punto, sentí sus labios contra mi frente y lo escuché susurrar buenas noches.
Cuando me desperté la mañana siguiente, estaba sola en mi cama. Me giré hacia mi costado y presioné mi cara en la almohada donde él había estado. Pude oler todavía la ligera esencia de su colonia. Cuando me senté en mi cama, una rosa de los rosales de mi mamá se extendía en mi buró sobre una nota garabateada.Si se ve como un ángel, habla como uno, y duerme como uno, entonces debe ser un ángel.
Te veo pronto, hermosa.
Con amor,
Hugo.Si mis padres notaron que estaba actuando diferente, no dijeron nada al respecto. Probablemente no los habría escuchado de cualquier modo dado que mi cabeza estaba muy lejos en las nubes. En el viaje a la escuela, tuve que inmovilizar mi sonrisa para que mi madre no la viera.
Pasé el resto del día flotando y montando mi subidón de Hugo. Sol se me quedó mirando desde el otro lado de la mesa de picnic en el almuerzo como si mi cabeza estuviera en llamas.
—Cuéntame otra vez cómo te resbalaste en la ducha y te golpeaste tu cara —dijo con sospecha.
Poniendo mis ojos en blanco, me reí como si no fuera nada.
—Sólo yo siendo torpe como de costumbre.
Tomé un bocado de mi manzana y sonreí en secreto con pensamientos de Hugo.
—De acuerdo, ¿qué está pasando contigo? Has estado actuando como loca todo el día.
Cuando no respondí de inmediato, me aventó una uva. La recogí y juguetonamente se la regresé.
—No es nada. Sólo estoy teniendo un buen día.
—Ajá. ¿Cuándo empezaste a mentir?
No me molesté en contarle acerca de Hugo. No estaba exactamente segura de qué era lo que estábamos haciendo. No quería verme como una tonta diciéndole a Sol que Hugo y yo estábamos juntos y luego tenerlo apareciendo el siguiente fin de semana con alguna nueva chica.
No sabía mucho de chicos, pero sabía que Hugo era un mujeriego. Tenía que serlo. Era demasiado atractivo y demasiado seguro de sí mismo para no serlo.
Un malestar se hundió en mi estómago con el pensamiento de Hugo diciendo y haciendo las cosas que estaba diciendo y haciendo conmigo con alguna otra chica. Una conversación previa que tuvimos antes pasó por mi mente y pude recordarlo diciéndome que tuvo chicas en su vida.
A lo mejor yo me estaba moviendo un poco demasiado rápido con mis emociones. A lo mejor envolverme alrededor de Hugo tan rápido no era una buena idea después de todo, pero era tan difícil no hacerlo. Especialmente cuando él estaba diciendo y haciendo cosas que yo había estado anhelando.
Esa tarde después de la cena terminé algo de tarea, me alisté para dormir, y luego me relajé en la cama con mi libro favorito hasta que pude sentirme cansada. Parte de mí trató de quedarse despierta con la esperanza de que Hugo se escabulliría y volvería a pasar la noche conmigo, pero pronto mis ojos estuvieron pesados y me dormí.
Para el momento que el miércoles llegó, habían pasado dos días desde que había visto o escuchado de Hugo. Estaba empezando a preocuparme que realmente hubiera estado jugando con mi cabeza. Pasé el día sintiéndome mal del estómago y cavando un agujero en mi corazón. Estaba dispuesta a hacer cualquier cosa que alejara mi mente de Hugo.
Cuando fue momento de ir a la iglesia, rebeldemente me deslicé en mi única falda larga de mezclilla en lugar de mi caqui normal y fingí que no vi los ojos de desaprobación de mis padres cuando los encontré en el auto. Una vez que estuvimos en la iglesia, mi cruz calentó mi palma mientras me senté a través del sermón de mi papá acerca de formas pecaminosas y permanecer sagrada.
Pude sentir los ojos de la congregación en mí dado que ya se había esparcido por la iglesia mi noche con Hugo. Sabían que el sermón de papá acerca del pecado era para mis oídos y parecía alabar a Jesús un poco más fuerte para mi beneficio. Dolía. Mi familia de la iglesia se suponía que me amara sin importar qué, pero se sentía como si todos me dieran la espalda y me condenaran.
Stephen ya ni siquiera me miraría, lo que estaba bien para mí. Lo último que quería era más atención. Sus padres no tenían problemas en mantener sus ojos en mí, sin embargo, y pasé todo el tiempo deseando poder desaparecer bajo el banco y escaparme.
El día siguiente en la escuela, decidí que había tenido suficiente de preguntarme acerca de Hugo y que hablar con Sol era mi mejor opción. La miré llenar su cara con su almuerzo y texto desde el otro lado de la mesa.
—¿Cuándo fue la última vez que viste a Hugo? —pregunté abruptamente.
No había necesidad de andarse por las ramas. Quitar la curita de un jalón era menos doloroso.
Me miró con la boca abierta antes de que se recuperara y respondiera.
—Lo vi anoche. Este… ¿por qué?
Era momento que ella supiera lo que estaba pasando en mi vida. Parecía que ella era la única persona en mi vida que no me juzgaría o me vería como si fuera inferior. Me hacía apreciar su amistad todavía más.
Pasé el resto del almuerzo contándole todo. Pude decir por la forma en que me miraba que la había dejado pasmada. Aunque Hugo y yo no habíamos hecho nada sexualmente, me miraba con ojos amplios como si estuviera asombrada de mí.
—De acuerdo, así que ustedes chicos son, como, ¿una cosa? —preguntó.
—No sé qué es lo que somos —dije mientras cubría mi cara con mis manos y gruñía exasperada.
La verdad era que lo extrañaba y quería verlo. Quería saber qué estaba pasando entre nosotros, si había algo ahí por qué luchar. Si no, entonces iba a ahogarme en trabajos escolares y la iglesia del modo que siempre lo hice y seguir adelante.
—Voy con Kevin a la casa de Hugo esta noche para la práctica. Deberías venir y hablar con él. —Se encogió de hombros.
Y sólo así, hice planes para escaparme con Sol de nuevo. No era un movimiento inteligente, entendía eso, pero era necesario hasta donde me concernía. No estaba ansiando ir al lado tenebroso de la ciudad, pero podía ser valiente por Hugo.
Fui directo a mi habitación cuando llegué a casa e hice mi tarea. En la cena, estuve en silencio mientras comí. Me sentía terrible sabiendo que estaba siendo deshonesta, pero se sentía peor no saber lo que estaba pasando conmigo y Hugo.
Me senté calladamente en mi habitación y leí hasta que estuve segura que mis padres estaban dormidos. Una vez que pude escuchar el sonoro ronquido de mi padre sonando desde el otro lado del pasillo, saqué un atuendo que había tomado prestado de Sol y me lo puse. Pensé que era dulce de su parte correr a casa durante la escuela y buscar entre sus ropas algo para mí. Si iba a regresar al garaje de Hugo, no quería resaltar demasiado.
Los vaqueros oscuros eran ajustados y abrazaban mis caderas como una segunda piel y la camiseta negra apenas si cubría mi estómago. Cada vez que levantaba mis brazos, sentía una brisa en la piel justo encima de la cintura de mis vaqueros. Aunque las ropas eran más ajustadas de lo que estaba acostumbrada, me sentí más cómoda en ellas.
Acomodé mi cabello en una cola de caballo y metí mi cruz debajo del cuello de mi camiseta. Cuando finalmente tomé un segundo para mirarme en el espejo, estaba sorprendida de lo diferente que me veía. Me sentía bien, cómoda en mi piel y lista para tomar el lado malo de la ciudad. Era extraordinaria la confianza que un par de vaqueros podían traer.
Cuando Sol golpeteó mi ventana, me salí con poco problema. Resulta que es mucho más fácil moverse en un par de vaqueros de lo que es hacerlo en una falda larga. Caminé sin hacer ruido por el húmedo jardín hacia el auto de Kevin y me encontré nuevamente con Max sentado en el asiento trasero.
Ni siquiera miré atrás para checar si mis padres se habían despertado mientras nos alejábamos de la cuneta. Los nervios que sentí la última vez que me escapé no estaban en ningún lugar a la vista. La única cosa que sentía era felicidad mientras nos movíamos por la ciudad y más cerca de Hugo.El multimedia la nota de Hugo
ESTÁS LEYENDO
Azul Cielo
Teen FictionUna noche. Eso es todo lo que Hugo tuvo con la única chica a la que siempre amó. Años después, todo lo que le queda de esa noche es una cruz de plata, y el deseo inquebrantable de beber para olvidar su recuerdo. Como cantante de Dark Passion, Hugo t...