En un lugar donde la muerte es pan de cada día ¿podría existir algo más duradero? En esta historia como en muchas otras se empieza con eventos inesperados, con pérdidas y llanto, pero existe una tenue luz de esperanza, donde es posible tener un fina...
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Al siguiente día Aru despertó temprano, se volteó boca arriba y miró hacia el techo, había silencio, todos aún estaban dormidos y apenas se veían rastros del amanecer, después recordó que la noche anterior estaba con Levi afuera, ¿Cómo había llegado hasta la cama? Se incorporó y vio que Levi estaba en la cama de espaldas todavía dormido.
Se percató de movimiento en el fondo, era el teniente Corond, se estaba levantando y la estaba mirando, se acercó, se sentó en la cama con Aru y le dijo
— ¿Dónde te metiste anoche? Te estuve buscando
— Decidí tomar un poco de aire fresco ¿Cómo les terminó de ir?
— Entiendo... Disfrutamos bastante, pero sin ti las cosas no fueron igual.
Acercó su mano a la cara de ella y le acomodó el cabello detrás de la oreja, hubo un silencio incomodo...
— Ayer no tuve oportunidad de decírtelo, pero de verdad me alegra mucho verte... Te prepararé el desayuno — dijo él de manera suave
— Si lo dijiste y si preparas el desayuno para mí, tienes que prepararlo para todos
— ¡Ja! Tienes razón, pero el tuyo será especial
Levi estaba escuchando, pero continuó haciéndose el dormido. Poco a poco todos fueron despertando, Aru ya estaba bañada y vestida cuando el desayuno estaba listo, había terminando de empacar sus cosas, y estaba escribiendo una nota de agradecimiento a su contrincante de juego cuando el teniente Corond los llamó para desayunar.
Cristine exclamó
— ¡Vaya! Al parecer a alguien le prepararon un desayuno especial.
Cuando Aru se acercó, todos los desayunos tenían jugo, huevos, pan y tocino, pero uno de ellos poseía al frente un pequeño ramo de flores. Todos los demás se sentaron dejando el del ramo de flores desocupado, Cristine le hizo una seña para que se sentara, ella un poco indecisa se sentó en el que tenia el ramo de flores. Quedaban dos asientos, pero solo uno junto a ella, evidentemente era del teniente Corond ya que el asiento restante estaba al otro lado de la mesa.
Corond le sonrió, se estaba acercando para sentarse con el jugo en la mano, ella estaba un poco incomoda, cuando de repente Levi se sentó a su lado y le dijo, te traje té. Ella le sonrió con alivio, tomó el té y aparto el jugo que le habían preparado
— Gracias, espero sea de Yarckel — le dijo con una sonrisa en el rostro
— Lo es, es lo último que queda
— ¡Oh! no tenías que hacerlo
— Descuida, puedo conseguir mas
Todos se quedaron mirando al teniente Corond, este, con cara de pocos amigos tomó el asiento junto a un soldado que los acompañaba al otro lado de la mesa.
