En un lugar donde la muerte es pan de cada día ¿podría existir algo más duradero? En esta historia como en muchas otras se empieza con eventos inesperados, con pérdidas y llanto, pero existe una tenue luz de esperanza, donde es posible tener un fina...
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Entró sigilosamente, al estar descalza se le facilitó hacerlo y cuando llegó a la sala vio la siguiente escena. Había un soldado apuntando con un arma a Isabel y a Víctor, ambos se encontraban de rodillas con las manos en la cabeza, ella lloraba con los ojos cerrados mientras su esposo con cara de furia no le quitaba la mirada de encima al tipo; Héctor estaba tirado al frente inconsciente pero no pudo ver sangre en ninguna parte, pero lo que la hizo enloquecer fue ver a Lucas tirado de frente con sangre saliendo de su cabeza y sólo eso hizo falta para que Aru entrara en un estado del que costaba mucho sacarla, sus pupilas se dilataron por completo y una oleada de furia se apoderó de ella.
Sin decir una sola palabra le disparó al soldado en la cabeza haciendo que Isabel quedara salpicada de sangre y emitiera un grito que se escuchó por toda la casa, otro soldado bajó por la escalera corriendo y Aru sin moverse de donde estaba le disparó justo en el pecho.
— ¿Cuántos son?
Víctor que para ese momento abrazaba a su desconsolada esposa sólo le dijo que eran seis, pero evidentemente se encontraba asimilando lo que acababa de ocurrir. Aru tomó el arma del cuerpo inerte del soldado, verificó cuantas balas tenía y salió de la casa. Una vez afuera lanzó un disparo al aire y gritó
— ¡Estoy aquí malditos hijos de puta!
De inmediato escuchó pasos acercándose, pero no se inmutó, divisó a uno de los soldados viniendo de la izquierda y le disparó apuntando a la cabeza, no logró atinarle, pero al menos lo había hecho tirarse al piso. Otro de los soldados estaba detrás de la casa y le disparó a Aru por la espalda, pero tampoco le atinó, ella respondió volteándose y disparándole en el rostro.
Iba a salir corriendo para arremeter contra el soldado al cual había fallado el primer tiro cuando escuchó unos pasos desde dentro de la casa y sintió que la embistieron de medio lado, le dieron la vuelta mientras caían contra el suelo y logró ver como otro soldado a sus espaldas estaba por dispararle, ella aun con el tipo que la había envestido encima intentó dispararle al soldado a sus espaldas, pero no atinó porque la estaban sosteniendo con fuerza por lo que el soldado logró esconderse no sin antes disparar unos cuantos tiros.
— Aru, cálmate por favor
Esa voz la sacó del trance y dejó de forcejear, Lucas, con una herida abierta en la cabeza intentó levantarse torpemente y a rastras la introdujo dentro de la casa, lo último que pudo ver, es como un soldado montaba su caballo y gritaba que iría por refuerzos, Lucas cerró la puerta para luego escuchar como les disparaban desde fuera. Ambos permanecían sentados en el suelo, él la sostenía entre sus piernas.
A: ¡Eres un idiota! Creí que habías muerto – le dijo entre lágrimas y sollozos
L: Estoy bien, estoy bien, tranquila, mírame
A: Creí que te habían disparado en la cabeza, yo... no sabía que hacer
