En un lugar donde la muerte es pan de cada día ¿podría existir algo más duradero? En esta historia como en muchas otras se empieza con eventos inesperados, con pérdidas y llanto, pero existe una tenue luz de esperanza, donde es posible tener un fina...
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Pietro y Levi entraron a la caballeriza, iban a ser la una y treinta de la tarde, debido a la lluvia del día anterior y el sol que hizo durante la mañana se sentía una humedad pesada en el aire.
Lo primero que vieron al entrar fue a un tipo de espaldas, con la cara llena de sangre debido a una herida propinada en uno de sus ojos
P: Definitivamente fue ella
Siguieron avanzando buscando por todos los corrales, encontraron a Kuro, estaba un poco inquieta, Levi dio un paso adelante y sintió bajo su zapato algo duro, por curiosidad levantó el pie y se agachó para ver lo que se encontraba en el suelo
L: Esto no está bien...
Pietro lo miró, estaba agachado y sostenía en su mano una horquilla para el cabello
P: ¿Qué tienes ahí?
L: Se la regalé ayer a Aru, no creo que la dejara tirada
P: Demonios, ¿Por qué no está aquí?
Mientras Pietro decía eso Levi vio tras él un par de zapatos que salían de uno de los corrales del fondo, se levantó y caminó lentamente hacia él. Pietro lo siguió, ambos vieron que el hombre tenía los pantalones abajo y había un charco de sangre bajo él, al seguir la mirada vieron unas bragas blancas tiradas a un costado... Aunque el tipo estaba muerto, sintieron un frio que caía sobre sus espaldas y sus corazones se aceleraban.
Al asomarse al fondo del corral la vieron, la escena era realmente triste, cuando la vieron el tiempo se detuvo. Se encontraba sentada en la esquina del fondo, su cabeza estaba hacia atrás, estaba despeinada y tenía las piernas recogidas de medio lado, éstas no se veían porque su falda las tapaba, la falda estaba al menos por la mitad manchada de sangre; la blusa estaba destrozada, su pecho expuesto, el sostén de encaje blanco que solo usaba los días libres también estaba manchado por la sangre que había expulsado tanto por la boca como de la nariz y de su estómago seguía saliendo sangre por las cuatro heridas que le propinaron, en una de sus manos sostenía el cuchillo que se había sacado y con la otra mano sostenía su vientre.
Pietro se agachó y le tomó una de las manos, en sus muñecas podían verse los moretones que se había provocado por tratar de liberarse de las ataduras, estaba atónito, se acercó y le limpió las lágrimas del rostro mientras rompía en llanto
P: Esto no puede estar pasando...
Levi sólo se quedó de pie observando – No, no, no... Tú no...Este sentimiento de nuevo – pensaba mientras su corazón era estrujado y un leve mareo se apoderaba de su cabeza... una vez más recordó la imagen de la chica que una vez quiso tanto y murió en aquel bosque... De pronto escucharon un pequeño suspiro, Pietro la soltó de inmediato y Levi se agachó junto a ella también, Aru aun con su cabeza recostada en la pared entre abrió los ojos y les dijo
