En un lugar donde la muerte es pan de cada día ¿podría existir algo más duradero? En esta historia como en muchas otras se empieza con eventos inesperados, con pérdidas y llanto, pero existe una tenue luz de esperanza, donde es posible tener un fina...
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Al ser las tres treinta un recluta entra corriendo a las caballerizas, todos los que van a ir a la misión fuera de la isla están distribuidos en dos carruajes que los dirigirán al muelle, además cuentan con una carreta con todo el equipaje de los viajantes. Cuando ven al joven acercarse, Levi está a punto de montarse a uno de los carruajes mientras Hange habla con Pixis. El joven se acerca y le dice a Pixis – Señor, despertó – Levi logró escucharlo y bajo de inmediato, cuando se dirigía hacia ellos, ya ambos lo veían con una sonrisa en el rostro
— ¿Qué pasó? — preguntó Levi preocupado
— ¡Levi, Aru despertó! — le respondió Hange feliz
— ¡Tsk! Mierda, maldita enana siempre haciendo lo que le da la gana y en el momento menos oportuno
— Jajaja tienes razón, deberíamos ir a verla — le comentó Pixis
Levi lo mira y Pixis pudo ver en sus ojos un pequeño chispazo de alegría, pero sabía que tenía deberes que cumplir, así que inmediatamente mira a Hange que le está devolviendo una sonrisa
— Deberías ir — lo animó Hange
— Tenemos una misión
— Es una orden, tienes cuatro horas para acompañar al comandante Pixis y atender los asuntos que tengas pendientes
— Vamos, muévete, no debes desobedecer órdenes de tus superiores — agregó Pixis viendo como estaba indeciso
— Tendrás que viajar en la carreta, te esperaremos, saldremos mañana en la mañana y tienes que estar ahí con nuestro equipaje, les explicaré a los demás — le indicó Hange para volver hacia los carruajes
— Entendido
Hange tiene una sonrisa enorme en su rostro y le da una palmada en la espalda a Levi, ambos se miran con complicidad y él sólo le devuelve una pequeña sonrisa en forma de agradecimiento. Cuando van en el carruaje de Pixis, él lo mira curioso, Levi solo mira por la ventana y mueve su pierna de manera nerviosa
— ¿Ya era hora que despertara no crees?
— Sí
— ¿Estás bien?
— Sí, un poco ansioso
— Creí que te gustaría verla, lamento retrasar tu llegada al puerto
— No es problema, es sólo que no puedo creer que despertara después de tanto tiempo, gracias por permitirme verla
Cuando llegaron al hospital había un alboroto, al parecer una paciente bastante alterada acababa de escapar del hospital golpeando a un enfermero y saliendo a toda velocidad del lugar
— Tendremos que esperarla entonces, se sorprenderá al verte — dijo Pixis soltando un suspiro
