En un lugar donde la muerte es pan de cada día ¿podría existir algo más duradero? En esta historia como en muchas otras se empieza con eventos inesperados, con pérdidas y llanto, pero existe una tenue luz de esperanza, donde es posible tener un fina...
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El tiempo seguía, Aru había logrado mantener a punta de trabajo fuerte ambos puestos, casi no le quedaba tiempo libre, pero era algo que le alegraba ya que los frutos de su esfuerzo se habían transformado en que hacía unos meses en comandante Nile le había ascendido de puesto, dejaría de ser teniente de recursos y equipamiento, para ser capitán del equipo de investigación interna, cómo es bien sabido la policía militar era de las divisiones más corruptas, por no decir la más corrupta, así que se designaría a un pequeño equipo para hacer investigaciones internas y tratar de erradicar de raíz ese tipo de conductas.
Por su parte, el puesto que dejaba Aru iba a ser tomado por Pietro, esto los mantendría separados, no estaban acostumbrados a eso, ella quería mantenerlo a su lado como todos estos años, pero entendió que ese pequeño niño al que había rescatado una vez, ya era todo un hombre, y que sus capacidades de liderazgo a veces superaban las suyas. El momento de separarse había llegado, pero sabían que siempre podrían reunirse de vez en cuando a tomar un trago.
También, la exploración al exterior había sido un éxito, se llegó por primera vez al mar y la alianza con los Hizuru era fuerte. Cuando Aru y Pietro conocieron el mar fue muy divertido, al menos para ellos, decidieron ir en su día libre, fueron con Hange y Levi, Hange al llegar a la arena se quitó sus zapatos y empezó a caminar por ella, Pietro estaba un poco indeciso y se quedó junto a Levi, pero Aru se sentó y empezó a quitarse las botas, recogió sus pantalones y salió corriendo junto a Hange
— ¡¡Es tan suave y está tibia!! ¿Ese es el... mar? — preguntaba Aru emocionada
— Si, es enorme no te parece — replica Hange volteando a mirar la infinidad del océano
— Lo es... ¿Podemos... ir ahí?
— Claro vamos, dame la mano
En ese momento Aru salió corriendo, sin ver que le extendían una mano y se introdujo al mar, los corazones de Pietro y Levi se estremecieron por completo, pero ella chapoteaba feliz y asombrada por esa cantidad de agua tan grande y ese olor tan peculiar que tenía, Hange se acercó y reía al verla tan feliz. Los chicos se acercaron un poco para vigilarlas más de cerca y Aru grita a lo lejos
— ¡¡¡Pietro ven!!!
— No lo sé... — Pietro se encuentra un poco dudoso, pero debe admitir que le encantaría ir
— No hay nada que temer, no es muy profundo — lo sigue animando ella para que entre
Pietro miró a Levi, se encogió de hombros y empezó a quitarse los zapatos, cuando se acercó Aru corrió hacia él y como estaba desprevenido lo hizo caer sentado mojándose los dos y riendo como si se tratara de un par de niños pequeños, en determinado momento ella se agachó y juntó sus manos para agarrar un poco de agua en ellas, las acercó a su rostro, pero Levi se aproximó corriendo a ella y le gritó
