En un lugar donde la muerte es pan de cada día ¿podría existir algo más duradero? En esta historia como en muchas otras se empieza con eventos inesperados, con pérdidas y llanto, pero existe una tenue luz de esperanza, donde es posible tener un fina...
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Se empezaron a escuchar los retumbos en la tierra, y vieron como los titanes de las murallas salían destruyendo todo a su paso, Cristine seguía llorando desconsolada y no se daba cuenta de nada, pero Aru y Corond si lo hacían, la levantaron entre los dos y vieron un esqueleto enorme de un titan a medio transformar, así que apresuraron el paso, cuando dieron la vuelta vieron algo realmente malo
A: Esto está mal... no hay ninguna muralla...
En ese instante escucharon la voz de Eren en sus cabezas, efectivamente todas las murallas habían sido derribadas y los titanes de las murallas se dirigían a destruir todas las vidas fuera de la isla, ya para ese momento Cristine había reaccionado y lo hizo en el momento exacto que varios titanes se acercaban a ellos.
A: No tengo espadas, debo buscar equipo
TC: ¿No tienes espadas? ¡¡¡¿Pero en qué demonios estabas pensando?!!!
A: En morir... Pero ni eso puedo hacer en paz
C: ¡Mierda! No cambiaras nunca ¿verdad?
A: Me extrañarían si lo hago, intentaré buscar suministros en el cuartel
TC: Te cubriremos, hazlo rápido
Aru bajó a uno de los aposentos en los cuarteles, estaban con las ventanas destrozadas y había fuego por todas partes, a lo largo logró escuchar la voz de un viejo gruñón que daba ordenes a los reclutas como siempre lo hacía, se trataba de Shadis, algo que la alegró, supuso que con tanto alboroto ni siquiera tuvo necesidad de usar la llave que le llevó, pero Cristine le gritaba para que saliera rápido así que rápidamente lo olvidó sin saber que sería la ultima vez que escucharía la voz del viejo que nunca admitió admiraba tanto.
Había muchos titanes, Aru logró encontrar el equipo suficiente para defenderse y salió a ayudar. Vieron que estaban dirigiéndolos a la fortaleza, así que se dispusieron a ayudar a los que defendían la misma, al llegar se encontraban caras conocidas, los chicos del escuadrón de Hange, esto alegró enormemente a Aru.
Después de una larga batalla, lograron terminar de exterminar a los titanes restantes, era momento de pensar en una estrategia en base a lo que estaba pasando. Aru se acercó a Armin, su cara denotaba cierta preocupación y tristeza.
Aru: Armin... ¿estás bien?
Armin: Sí... Aru...
Aru: Dime
Armin: Lo siento... el comandante Pixis... yo... tuve que matarlo
En ese momento Aru entró en razón, era lógico que también muriera...
Aru: Lo sé, hiciste lo que debías ¿Dónde están Hange y Levi?
