capítulo 2

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Los rayos del Sol apuntaban hacia mi cara. Estaba tan cómoda que me pesaba levantarme. Me removí leve encontrándome con la espalda de mi hermoso, quien aún dormía. La calidez de su cuerpo me atrajo más, me costaba apartarme, se sabe que cuando encuentras la comodidad, temes a alejarte de ella.

—amor—me tiré encima de él, abrazando su cuerpo—es hora de levantarse, debes ir a trabajar

—hoy tengo que entrar más tarde, el jefe demorará en llegar—dijo con esa voz ronca

Eric trabajaba produciendo canciones en una empresa. A veces se pasaba horas extras en eso, hasta en casa no descansaba. En ocasiones lo encontraba en la habitación de madrugada, con una escasa luz prendida, hojas escritas en el suelo, produciendo canciones. Solo tenía tiempo cuando iba al gimnasio, y ni al caso, ese cuerpo había que mantenerlo en forma, si o si

—entonces te duchas, mientras yo hago el desayuno—mencioné separándome de él—o si quieres sigue durmiendo—coloqué mi bata. Mis pantuflas e ir a tomar mi café mañanero.

Amaba tomar café en el balcón del departamento observando el amanecer y la vida cotidiana de las personas. O cuando recién salía el sol y los rayos te acariciaban el rostro. Un sin fin de emociones, sensaciones y sentimientos. Mezcla de acuarela, pinturas acliricas, y crayones.

—amor—pronunció sin abrir sus ojos. Voltié a verlo—¿y mi besito de buenos días?—sonreí

—mi amoooor—corrí hasta la cama. Me tiré en su pecho y repartí varios besos en su rostro. Mi chico movió su mano apretando mi trasero, profundizando ese beso—debo ir a hacer el desayuno—mencioné dándome cuenta que su intención no era apartarse.

—quédate aquí conmigo—un leve puchero se formó en sus labios

—no amor, voy a preparar el desayuno y tú ve a ducharte, siempre se te hace tarde por perezoso—reí. Él bufó

Sentí como me dió una leve nalgada, era tierno sí, pero en el fondo todo un travieso. Luego de 10 minutos lo ví entrar recién bañado a la cocina. Me abrazó por detrás dando un beso en mi cuello. Escondió su cabeza. Podía sentir su respiración. Tenía que agacharse cada vez que hacía eso, comparado con él, yo era algo pequeña. Ambos tenemos la misma edad pero a veces se comportaba más maduro, en mi caso, aún tenía cierto aire infantil, aunque él también y amaba verlo así, en esa face.

—tú y esas batas de ceda son un peligro—mordizqueó mi cuello.

—mira que eres exagerado Sohn Eric—sonreí. Me aparté, dejando los platos del desayuno encima de la mesa del comedor. El departamento era mediano. Con dos habitaciones. Una cocina, dos baños, una sala que es el lugar más enorme, y pues el balcón. Lo tenía lleno de flores y dos mecedoras. Mis mañanas eran, junto al café mientras regaba las orquídeas. Una de las habitaciones, Eric la tiene como estudio, aunque a veces trabaja en la nuestra. En este caso, cuando tiene que trabajar de madrugada.

—nunca me haces caso, eres una insoportable—protestó. Lo vi sentarse delante de mi

—sin embargo no poder vivir sin esta insoportable—emití egocéntrica

—obviamente no—se reclamó por eso,  me hizo sonreír satisfecha

Desayuné lo más rápido posible, se me hacía tarde para llegar a aquella empresa. Estaba claro que no le comentaría nada a Eric sobre ello, no cuando sé que ni siquiera tengo el empleo. No quisiera llenarlo de más preocupaciones. Ya bastante tiene con su jefe, que nunca queda bien con las canciones y pide más y más.

—te vas a atragantar sí sigues comiendo así—dijo horrorizado—¿a qué se debe tu apuro?

—debo salír—mencioné

𝑻𝒆𝒎𝒑𝒕𝒂𝒕𝒊𝒐𝒏(𝑱𝒖𝒏𝒈𝒌𝒐𝒐𝒌♡𝑻/𝒏) (Concluida) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora