capítulo 24

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Pov Jungkook

—!duele!—exclamó ___. Se golpeó con el marco de la puerta. Entramos a mi departamento. Prendí la luz de la sala. Mientras se encendían de una en una en secuencia.

—de tanto golpe que te da la vida, era hora de darte uno de verdad—emití burlón.

Me llevé una mirada asesina de su parte. Su cuerpo pesado lo dejé sobre el sofá. Quité aquellos zapatos que le molestaban, liberando sus pies contra el suelo.

—dudo que duelan más que el que me hayas dejado sin habla ayer y sin decirme absolutamente nada—mencionó.

Claramente no quería tocar ese tema ahora. En donde ella estaba embriagada. Las mejores verdades se decían así. Y yo solo con volver a escuchar lo que ayer me mencionó sin escrúpulos, volvería a tratarla con indiferencia. Era obvio que molestaba si una persona a la cual comienzas a tenerle sentimientos, te diga que se ha acostado con tio que no eres tú. Luego de tantas veces que probé sus labios. Que casi llegamos a más, que pude sentir su cercanía. El dejarse llevar sin pensar, cuando ya estaba a punto de todo, se convirtió en un nada.

La pelinegra se acurrucó en el mueble. La miré, no dejé de hacerlo por un segundo. Fuí a mi habitación a buscarle una manta para taparla. Y bajé más del vestido. Llamar a su novio no era una opción, sin embargo lo pensé tanto. Preparé té para al menos cuando se despertara, pudiera la resaca ser menos. Desde mi cocina se podía ver su cuerpo, su rostro recostado en el sofá. La ví moverse. Apagué la estufa.

—¿por qué has vuelto?—preguntó en su sueño. Con sus ojos cerrados. Me acerqué—¿por qué disfrutas verme así? ¿por qué hiciste de mi lo que quisiste? ¿por qué no me olvidas y me dejas?

La lucha interna con su sueño me provocó despertarla. Aún así no abría sus ojos. El sudor frío se notaba en su frente. Temblaba. Pasé mi mano por su mejilla. Todo estaba tenso a su alrededor. Llevé un mechón de su cabello hacia detrás de su oreja. Con ella desintoxicaba mi corazón y sanaba mi alma. Es que eso era, como las teclas de un piano, que juntas tocan la melodía de la vida. Porque podía ser cantante, pero ella, ella era la inspiración y musa a las letras creadas desde que la conocí. Sus ojos se abrieron. Las mariposas se liberaron en mi estómago. Ninguno decía nada. Si teníamos ambos, era que sin palabras, nuestras miradas lo decían todo.

—¿en dónde estoy?— preguntó sosteniendo mi mirada.

—en mi departamento—emití seco y directo.

—¿qué hago aquí?—preguntas, una detrás de la otra.

—me llamaste borracha diciendo que fuera a por ti

—gracias por recogerme

—no te preocupes lo haría por cualquiera—eran respuestas y preguntas secas. Pero ninguna incómoda.

—está bien—escupió notándose la molestia en su palabra.

Me paré. No quería seguir callendo en la seducción de su mirada. Aquella en la que es como un hipnotizador. Lo hace y tú le sigues sin más, sin llegar a protestar. Cumpliendo la órden, que hiciera lo que quisiese. Total era mutuo.

—Jungkook—alcé mi mirada— debería irme ,es tarde

—no creo que puedas irte, son la una de la mañana

—¿serio?—preguntó asombrada prendiendo su teléfono mostrando la hora.

— ha comenzado a llover—señalé hacia la ventana

—no quiero molestarte , podría irme—no respondí. Uno porque yo no quería que se fuera a pesar de no dejármelo ver y hacerme el duro, con orgullo. Y segundo, porque quería velar de ella y evitar a que volviese a cometer otro error.

𝑻𝒆𝒎𝒑𝒕𝒂𝒕𝒊𝒐𝒏(𝑱𝒖𝒏𝒈𝒌𝒐𝒐𝒌♡𝑻/𝒏) (Concluida) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora