𝑻𝒆𝒎𝒑𝒕𝒂𝒕𝒊𝒐𝒏(𝑱𝒖𝒏𝒈𝒌𝒐𝒐𝒌♡𝑻/𝒏) (Concluida)

capítulo 40

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Pov ___

Mi estómago se encogía y los mareos repentinos atacaban mi cuerpo. Podría vomitar ahora mismo. Solo con el escalofríos que me helaban. Tres años habían pasado desde que no lo volví a ver. Desde que decidió que la mejor vida la tendría lejos de su familia, lejos de los problemas que supuestamente mi madre le daba. Se arrepentía de tenernos como hijos, claro que se le notaba en el rostro cada vez que nos ve, el tenernos fué su error de años, solo que al pasar el tiempo lo descubrí. Ya no era la niña de sus ojos, obvio que no, el cariño se volvió gritos, maltratos y dejarnos claro que para nada somos los que el esperó. Tal parecía que Mark su hijo que no era de sangre lo hacía más feliz que su misma sangre. Fué doloroso ver el rostro de Sunwoo, escuchar sus llantos y tratarlos de calmar siendo apenas una niña, porque mi madre trabajaba horas extensas para darnos un plato de comida digno. Y él aparece, sí, con una sonrisa, como si nada hubiese pasado.

—estoy apurada—emití, tratando de no mirarle la cara y seguir mi camino. Las maletas pesadas ya estaban en el maletero. Solo faltaba acabar de sentarme en el asiento y encender el auto para perderme de su vista. Mejor, de su vida.

—no me imaginé que este fuese tu recibimiento, luego de tres años—dijo amargo.

—¿esperabas guirnaldas y conos de serpentinas, gritando de emoción por tu llegada?—pregunté irónica—no seas ridículo.

—¿estás segura que tu madre te crió bien?—lo escupió con tanto descaro que me dijeron ganas de enfrentarlo. Pero mi vulnerabilidad siempre salía cuando los tenía delante. No sé en que momento yo me convertí en esta persona tan cobarde. Yo no era así. Es cierto que Sunwoo me defendía en la mayoría de las ocasiones, sin embargo yo trataba de enfrentar a mis miedos sola y no vivir dependiendo de que si Sunwoo no estuviese un día para ayudarme.

—no tengas la desfachatez de hablar mal de mi madre—advertí. Por primera vez desde que se paró frente a mi, le miré a los ojos. Esos cafés que eran tan similares a los míos.

Muchas preguntas, dudas, aparecieron. No recuerdo en mi llegada al mundo ser infeliz en ningún momento. ¿En qué momento todo cambió? Él me quería tanto, yo lo sentía. La niña de papá, una niña con papitis, no me alejaba de él. Recuerdo que él hacía equitación y ahí andaba yo en una banquilla esperando a que terminase. Mark llegó y la pesadilla oscura también. Ya no aguanto, porque no siento nada, creo que él solo las mató, ese afecto, ese amor. Es odio y rencor lo que mi corazón guardaba para él.

—solo vengo a decirte que Elena lleva preparando una cena, y se le hace ilusión que tú y tu hermano vayan. No espero un no como respuesta Kim, sé que me he perdido mucho de tu crecimiento, pero aquí ando otra vez—dijo.

—¿ya cocina? hasta ahorita nada más gastaba tu crédito en tiendas caras, comprando prendas y joyas lujosas ¿qué? ?le pagaste un cursillo de cocina?

—basta Kim ___—mi padre me señaló con el dedo. Sonreí de lado. Bastante tiempo de oir su voz cabreada. —olvidemos el pasado, al menos yo lo olvidé, y Elena también. Y Mark te quiere, y está haciendo lo posible para enmendar sus errores.

—estás ciego—emití. Y lo hice. Entré al auto. Sin voltear otra vez a mirarlo. Solo arranqué el auto, levantando el polvo del suelo con mis llantas y el sonido rechinando.

Mi Mercedes Benz no tenía la culpa. El cabreo que corría por mis venas no lo podía pagar con esto. Necesitaba tomar aire. Bajé las ventanillas del auto. El aire entró, aspiré fuerte. Un sonido fuerte en mis oídos me aturdía. Un flashback de mi vida antigua volvía a atormentar a mi ser. ¿Mark me quería y estaba cambiando por mi? Menudo chiste. Definitivamente ninguno de los dos, tanto Elena como mi padre, tenía claro que tipo de persona era Mark. Y les juro que si yo hubiese hablado, nadie me creería, porque las mujeres no tenemos voto propio en mi familia. Éramos mierda, basura. Mi padre despreciaba tanto a mi madre que a veces temía enamorarme de una persona que fuese igual a él. Navegué con suerte conociendo a Eric. El chico que me sacó de toda vil tempestad.