Cuando las puertas del ascensor se cerraron con los Reed, los Rodgers y la pobre Audrey dentro, solté un resoplido. Entonces me giré y me encontré con Grant, que me miraba enarcando las cejas y sonriendo levemente.-Tienes que controlar un poco más tu genio, -me dijo- pero los has despachado muy bien, sí señor.
-Yo controlo perfectamente mi genio, -aclaré- todo lo que he dicho lo he dicho por que he querido. -dije encogiéndome de hombros- Pero gracias.
-El saber tratar con la gente es algo importante en este trabajo. Saber entender por lo que están pasando. Es normal que estén nerviosos.
-Lo sé. -le contesté- Y lo entiendo. Bueno, lo intento. -rectifiqué- Pero una cosa es estar nervioso y preocupado por tus seres queridos -hice una mueca, no lo puede evitar- y otra diferente es ser un maleducado sin respeto con los que intentan ayudarte.
-En eso tienes razón. -me concedió mi jefe- En fin. Ninguna profesión es fácil. -dijo con un suspiro y volviendo a su despacho.
-Hey, creo que he encontrado algo. -me dijo Mike cuando entré en nuestro despacho.
-¿Ya te has leído el informe? -le pregunté, al ver que estaba con su ordenador.
-Sí, es muy extraño todo. -dijo arrugando la nariz- ¿Has descubierto algo?
-Bueno. -dudé- La verdad es que no he sacado nada en limpio. He examinado la herida de la muñeca, y eso sólo me ha llevado a tener más dudas. Es muy rara. Es una herida con forma de media luna, -le expliqué- y lo primero que pensé al verla es que se trataba de un mordisco. -dije, algo avergonzada- de animal, obviamente. Pero Wilson no cree que sea eso. Entre otras cosas, porque ningún animal tiene la dentadura que haría falta para provocar esa herida. Así que, baraja la teoría del cepo. -le resumí.
-¿La teoría del cepo? -se extrañó Mike.
-Síí, que piensa que lo más probable es que la herida fuera hecha por algún especie de cepo, o algo parecido.
-Y ¿tú qué piensas? -me preguntó a mí.
-No sé qué pensar. -suspiré- No tengo nada claro, la verdad. Y tú, ¿qué es lo que has descubierto?
-Bueno, he estado investigando a Madyson cuando he acabado de leer su informe. Estaba estudiando en la Universidad Columbia.
-Mike, -dije exasperada- eso ya lo sé. -me miró sorprendido, y con cara de perro mojado- Eres un despiste. Eso lo ha dicho Audrey esta mañana. También -he seguido antes de que continuara él- sabemos que era de Florida, concretamente de Jacksonville. Y que sus padres están de camino a Nueva York ahora mismo.
-Oh. -dijo desilusionado- Vaya.
-Deberíamos hacer una visita a la universidad. Antes de que lleguen sus padres. Me gustaría hablar con la compañera de habitación de Madyson que ayer salió en televisión. Tenía pensado llamarla para interrogarla aquí, pero creo que será mejor que vayamos nosotros.
-Esa es una buena idea. -dijo Mike resuelto, ya cogiendo su abrigo. Yo hice lo mismo; me puse mi cazadora y me colgué la pistola que descansaba sobre mi mesa del cinturón. Ya sé que sólo íbamos a una universidad, pero una nunca sabía cuando se iba a encontrar con alguna situación hostil o peligrosa. Eso lo aprendí hace ya bastante tiempo.
En el pasillo nos encontramos con Grant, al que informamos de lo que íbamos a hacer. Él asintió y nos advirtió de que no tardáramos demasiado, ya que para la hora de comer habrían llegado los padres de Madyson.
Cogimos uno de los coches de policía que teníamos en la comisaría, a pesar de mis protestas. No me gustaba ir en coches oficiales, llamaba demasiado la atención para mi gusto. Prefería ir en metro o en taxi. Pero por otra parte, en coche llegaríamos antes, a pesar del tráfico.
Tardamos casi quince minutos en llegar a Morningside Heights, al noreste de Central Park, donde se encuentra el campus de la Universidad Columbia.
Había invesigado a la compañera de habitación de Madyson, se llamaba Helen Miller y estaba estudiando en la . Así que nos dirijimos allí, ya que a esa hora, lo más posible es que estuviera en clase, y de todas formas no sabíamos dónde más podíamos encontrarla.Una vez allí, preguntamos por Helen en secretaría. Efectivamente, nos dijeron que se econtraba en clase, y como faltaban diez minutos para que terminara, decidimos esperarla allí, en vez de interrumpir la clase.
Desde esa mañana, tenía una incómoda sensación que no me podía quitar de encima, la sensación de que estaba siendo observada. En la habitación sólo estábamos mi compañero y yo y un par de secretarias, y no es que ellas nos estuvieran prestando mucha atención. Pero no podía evitar la extraña sensación de... estar desprotegida, e inconscientemente, mi mano se dirigía al cinturón de donde colgaba mi pistola cada cinco minutos y no entendía por qué.
Entonces dieron las doce, la hora a la que acaba la clase de Helen, así que salimos al corredor y nos dirijimos a la clase que nos había indicado la secretaria. Entre el mar de alumnos con el que nos encontramos, distinguí la cara de una chica castaña y de ojos claros. Era Helen, me acordaba de su cara de haberla visto el día anterior en televisión. Cogí a Mike y nos acercamos a ella, que aún no se había percatado de nuestra presencia.
-¿Helen Miller? -le pregunté. Ella levantó la cabeza sobresaltada.
-¿Quiénes son ustedes? -dijo ella, recelosa. De cerca, me fijé en sus ojos rojos, seguramente de llorar.
-Hola. Soy la inspectora Bennett -dije algo incómoda. A ver si me acostumbraba de una maldita vez- y él es mi compañero el inspector Foster. Estamos investigando el asesinato de tu compañera de piso, Madyson, y queremos hacerte algunas preguntas. -a Helen le tembló un poco el labio, aunque no por miedo, pero asintió.
-Está bien. ¿Les parece que vayamos a la residencia? -nos preguntó- Está aquí cerca, es que me gustaría dejar todo esto. -dijo, señalando la mochila que llevaba colgada y la carpeta y el par de libros que llevaba en las manos.
-No hay problema. -acepté- De hecho, es lo mejor. Así inspeccionamos de nuevo las cosas de Madyson. -lo hicieron algunos compañeros ayer, pero por mirar otra vez no perdemos nada.
-Trae, te llevo eso. -se ofreció Mike cogiéndole la carpeta y los libros que cargaba Helen en las manos, amable como siempre. Ella se lo agradeció y nos pusimos en marcha hacia la residencia de estudiantes.
Tardamos dos minutos en llegar, tiempo en el que nos habló de Madyson, ya que al parecer, Helen y Madyson no eran sólo compañeras de cuarto, eran muy amigas. Helen parecía muy afectada por la pérdida de su amiga, afectada sinceramente. Nos explicó cómo era Madyson y nos contó lo que sabía de su pasado. Se trataba de una chica muy lista, de sobresalientes y matrículas, trabajadora y humilde. Al parecer se llevaba bien con todos en la universidad. O casi todos.
-Ella y su novio estaban teniendo problemas últimamente. -nos comentó cuando llegamos a la habitación de Helen y Madyson. Mike se había sentado en uno de los escritorios y tomaba notas de todo, casi de forma frenética. Yo no escribía nunca nada, siempre me acordaba de todo, pero él no; y aunque me tenía a mí de "grabadora", se sentía más seguro si lo apuntaba todo.- Nada demasiado grave. Él se ponía celoso de todo y muy a menudo estas últimas semanas, aunque no tenía motivos. Madyson le quería de verdad. Y él... pues no estoy del todo segura de si la quería de verdad o no. Era demasiado controlador, y yo se lo dije, pero ella no me hizo caso. -suspiró largamemte, y luego cogió un pañuelo.
-¿Quién era su novio? ¿Es de la universidad? -pregunté. Al fin parecía que llegábamos a algún sitio...
-Sí. Su nombre es Daniel McKein y estudia en la facultad de derecho. -nos informó. Mike lo anotó todo. También deberíamos hacerle una visita a ese tal McKein.
-¿Cuándo fue la última vez que viste a Madyson con vida? -le pregunté.
-El martes pasado, el día que la asesinaron. -recalcó con resentimiento- Comimos juntas y luego se fue porque había quedado con Daniel. Ya no la volví a ver. -Vaya, esto sí que era interesante. Las preguntas que me hacía ahora ya no me las podía responder Helen.
-Está bien. Eso es todo. -dije levantándome- Muchas gracias, Helen. Nos has ayudado mucho.
-De nada. Si necesitan algo más, llaménme o vengan aquí mismo a buscarme. -luego nos despedimos de ella y salimos.
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La noche más oscura ©
VampireNueva York está sufriendo una oleada de asesinatos y misteriosas desapariciones. Chelsea Bennett, una de los mejores inspectores de la ciudad, se encargará de los casos, descubriendo cosas que nunca antes había imaginado que existieran: desde algo t...