Capítulo 24

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Cuando Nathan depositó la pizza en la barra delante de mí, yo me lancé a por la primera porción como si no hubiera comido en una semana. Nathan sonrió y se sentó a mi lado después de servirme un vaso de agua. Me observó comer en silencio, hasta que yo lo rompí, cuando empecé a comer más despacio como para mantener una conversación.

-No llevo dinero encima, mañana te pagaré esto -dije indicando con un gesto la pizza que quedaba. Nathan frunció el ceño.

-¿Quieres pagarme la pizza? -preguntó incrédulo.

-Pues claro, y más teniendo en cuenta que es sólo para mí. Si la compartiéramos, aún. . .

-Ni hablar -me interrumpió negando con la cabeza.

-No voy a dejar que me. . .

-No lo hemos hablado, pero llegados a este punto: estamos saliendo, es decir, somos novios, o algo así, ¿no? -de repente, parecía inseguro.

Aquello era raro, pero no dejaba de parecerme adorable.

-Lo somos -afirmé cogiéndole de la mano.

-Aunque a pesar de todo, preferiría que no. . .

-No empieces -le interrumpí. Estaba harta de que pensara así; que pensara que para mí sería mejor que no estuviéramos juntos. Yo sabía lo que era mejor para . Y lo mejor para mí era él, de eso ya estaba segura. Por muy vampiro que fuera-. Mejor ve al grano.

Él asintió, aun con algo de disgusto en los ojos.

-Bueno, si somos. . .pareja -dijo con una mueca. Yo asentí de nuevo-, no puedes querer devolverme cualquier tontería que te pague.

-Pero no quiero que me lo pagues todo -insistí.

-¿Por qué?

No lo entendía.

Y sólo era una pizza.

-No quiero. . ., no quiero ser esa clase de chica. No quiero que nadie, y menos tú, piense que estoy contigo por eso. Ya sabes. . ., por el dinero.

-Chelsea -dijo sonriéndome con ternura-, sé muy bien que no lo haces por eso. Realmente sería de una estupidez en grado sumo estar con un vampiro por dinero -dijo riendo. Por una vez, su risa no me tranquilizó-. Y ni siquiera tú eres tan tonta. Porque lo eres, y lo eres por estar conmigo, por si no me has entendido.

-Lo he entendido, gracias -dije mordazmente. Aunque no estaba de acuerdo. Luego mi tono cambió-. Es que. . .esta casa, y todo lo demás. . ., es demasiado. Yo no puedo darte, no puedo. . .devolverte todo lo que me das.

-No lo entiendes -me dijo, enredando mi mirada con la suya-. Cada vez que respiras; cada vez que tu corazón, con el que ya estoy perfectamente sincronizado, bombea sangre; cada vez que toco tu cálida y blanda piel; cada vez que tus ojos me miran brillantes cuando sabes lo que estoy pensando mejor incluso que yo mismo. . . -se detuvo para dar un largo suspiro y luego sonrió levemente-. Todos esos pequeños, pero tan importantes detalles. . . Con todo eso, ya me das más de lo que yo nunca podría darte. Me estás dando tu vida. . . Confías en mí hasta ese punto. Y te prometo que no te defraudaré. Te prometo que no te haré daño.

Me podía hacer daño de muchas formas. Y estaba segura de que no se refería a la más dolorosa, al menos para mí. Aun así, estaba a punto de hiperventilar por todo lo que me había dicho. Todo lo que Nathan me hacía sentir. . .me gustaba, pero a la vez no; porque me hacía sentirme indestructible, y la vez tremendamente frágil.

Guardé silencio, mientras intentaba calmarme.

-Al parecer, hoy te has propuesto hacerme llorar -le dije con los ojos muy abiertos. Era un truco. Para evitar las lágrimas, abrir mucho los ojos o mirar a un punto fijo, especialmente si es brillante, funciona de maravilla-. Te aviso de que estás a punto de conseguirlo.

La noche más oscura ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora