Capítulo 23

477 37 1
                                    

-¿Chelsea? -oímos la voz de Nathan desde abajo-. ¿Kate? ¿Estáis arriba?

Antes de que pudiera contestar, Kate ya estaba gritando.

-¡Nathan! -le llamó con voz triste-. Lo siento, no sabes cómo lo siento, pero no lo he podido evitar. . .-dijo con voz lastimera. Le miré interrogante y ella me hizo un gesto para que callara-. No he podido resistirme a. . .

La puerta se abrió, más bien se estampó contra la blanca pared, y Nathan irrumpió en la habitación.

-Kate -iba diciendo. No sabría decir qué emoción dominaba el tono de su voz; sonaba amenenazante, pero también con pánico-, como le hayas. . .

Se interrumpió al ver que yo estaba sentada al lado de su hermana, sana y salva. Vi el alivio en su rostro, pero no tardó en ser sustituido por el enfado.

-Pero, ¿qué co. . .

-Eso no se dice -le interrumpió Kate.

-Si lo dices por mí. . . -empecé a protestar.

-Si comparas nuestra edad con la tuya, no eres más que una niña -me explicó ella suavemente. Le puse los ojos en blanco. Nathan nos miraba de una a otra, con los ojos entrecerrados.

-¿Sabéis el susto que me habéis dado? -dijo despacio. Me sentía muy culpable.

-Nathan, yo. . . -dije acercándome despacio.

-Chelsea iba a llamarte, pero la he convencido para que no hablara -intervino Kate-. Ha sido mi culpa.

-Eso ya me lo imaginaba -rezongó Nathan-. Odio tener que admitirlo, pero venía dispuesto a arrancarte la cabeza.

Su expresión estaba seria, y supe que lo había dicho de verdad. Debería haberme asustado, al menos un poco, pero en cambio me sentí satisfecha, y creo que mi corazón se hizo un poquito más grande. Parecía que se había asustado de verdad cuando Kate le había hecho creer que me había hecho algo mientras él no estaba.

-En otra situación, eso me ofendería; pero ahora mismo estoy muy orgullosa -dijo Kate satisfecha. Yo la miré extrañada, y lo mismo hizo Nathan-. Era una prueba -explicó Kate-, y la has pasado con nota. Chelsea, estás en buenas manos con él -me dijo-. Pensaba que tenía que preocuparme más por esto, ya sabéis, lo vuestro -dijo haciendo un gesto con la mano-. Pero no. He visto cómo la miras, y acabo de comprobar que me matarías si le toco un solo pelo. A mí, a tu propia hermana -añadió con tono de reproche. Nathan abrió la boca-. No, calla un momento. Crees que no eres lo bastante fuerte, pero escúchame: sí que lo eres. Eso sí, no bajes la guardia -le advirtió-. Nunca lo hagas. Eso es lo único que tienes que hacer. Y tú -dijo dirigiéndose a mí-, procura no abrirte la cabeza, al menos aquí -dicho esto, bufó y se alejó-. Vaya par. Menos mal que estoy yo aquí. . .

Así, renegando, se fue de la habitación sutilmente y nos dejó solos.

-Lo siento -le dije en voz baja.

-Kate es una lianta -dijo estrechándome entre sus brazos-. Y me ha dado un buen susto. Pero entiendo porqué lo ha hecho. Ya te ha cogido cariño, ¿sabes? Si no fuera así, no me habría hecho eso.

-Es una buena hermana.

Si lo había dudado en algún momento, ahora sí que estaba completamente segura de que sólo era eso.

Es que claro, ¿cómo no dudarlo? Veías a Nathan y a Kate, y lo primero que te venía a la cabeza es que eran pareja. Porque pegaban. No se parecían, pero su belleza era la misma. Palidez, ojos increíblemente brillantes, rasgos y proporciones perfectas. . .

En cambio, las diferencias entre Nathan y yo saltaban a la vista en seguida. Él era simplemente. . .perfecto. Yo, más bien normal. No era fea, lo sabía, pero tampoco era ninguna miss. Sencillamente no entendía qué hacía conmigo.

La noche más oscura ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora