Capítulo 31

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-Inspectora -Scott vino a saludarme cuando entramos en la acogedora tienda. Me tendió la mano, como si fuera un adulto. Me encantaba este crío. Nathan le miró alzando las cejas. Yo le devolví el saludo.

-Hola, Scott.

-¿Y tú quién eres? -le preguntó el niño a Nathan. Él abrió la boca, pero yo contesté antes.

-Es mi. . .amigo Nathan -no sé por qué, pero supe que Scott lo comprendió-. Nathan, él es Scott.

-Un placer -le dijo Nathan, estrechando también su pequeña mano.

-Scott, quería preguntarte algo -le dije, yendo al grano. ¿Dónde estaba su abuela? Bueno mejor si sólo estaba él-. Sobre Vicky Reeds -él me miró atento-. ¿Estás completamente seguro de que era ella? Y sobretodo, ¿estás seguro de que tenía los ojos rojos? Es importante.

-Sí, lo estoy -dijo con seguridad, como el otro día.

-Iba sola, ¿verdad? -pregunté para asegurarme. Scott asintió.

-¿Has visto a alguien más que tuviera los ojos rojos como Vicky? -intervino Nathan. Scott le miró algo desconfiado, pero pensó en la pregunta.

-No. . ., me acordaría de eso.

-Si ves a alguien que tenga los ojos rojos, llámame a este móbil, ¿de acuerdo? -le pedí mientras apuntaba mi número en un papel y se lo entregaba.

-¿Por qué es tan importante eso? -me preguntó.

-Es un secreto de la investigación -le dijo Nathan en voz baja. Scott le miró con más desconfianza.

-Pero tú no eres de la policía -le dijo.

-Está colaborando con nosotros -le expliqué rápidamente. Scott no pareció acabar de creérselo.

Compré algo de comida que no teníamos, y de paso para distraer a Scott, y luego salimos.

-No le caigo bien a tu admirador. . . -dijo Nathan riendo-. Me ha calado enseguida.

-No es mi admirador -le dije riendo también-, lo que pasa es que le caigo bien porque no le trato como un niño.

-Eso es lo que quiere, que le trates como si fuera más mayor, ¿no? -dijo alzando una ceja. Tardé un poco en entenderle.

-Pero, ¿cómo puedes pensar así de un niño? -le dije dándole un manotazo en el brazo, pero flojito. Entre otras cosas porque sabía que yo me iba a hacer más daño que él.

-Era broma -me dijo en tono tranquilizador-. Se le ve un niño muy inteligente, no me extraña que le gustes -siguió con la broma.

-No creo que sea esa la razón -le contradije-, porque a ti también te gusto.

-Voy a obviar que me acabas de llamar poco inteligente, puesto que tenemos cosas que hacer y no quiero perder el tiempo -dijo abriéndome la puerta del copiloto de su coche.

-Lo que te pasa es que no sabes qué contestarme.

Puso el coche en marcha, y le pregunté a dónde nos dirigíamos ahora. Nathan me explicó que íbamos a ver a la líder del clan Moroi de Nueva York.

-No sabía que en Nueva York hubiera un clan de Moroi -comenté impresionada.

-¿Por qué ibas a saberlo? -se rió Nathan. Pues también era verdad.

-¿Y conoces a la líder? Personalmente, quiero decir.

-Sí, un poco. Kate y yo hemos tenido algunos roces con ella, igual que muchos de los Strigoi que aquí viven. No nos llevamos mal del todo, pero nos evitamos siempre que podemos. La enemistad siempre seguirá existiendo mientras haya vampiros como ella -suspiró Nathan.

La noche más oscura ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora