Capítulo 27

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-Esa camisa te está genial.

Me observé detenidamente en el espejo. Kate tenía razón, la camisa me quedaba bastante bien. Las mangas llegaban hasta los codos, era muy suave y de color crema. En cada botón estaba grabado el logo de Versace. No me atreví a mirar la etiqueta.

-Deberías llevártela -me instó Kate. Ella, por supuesto, ya había cargado un vestido, un jersey y un par de zapatos.

-No tengo suficiente dinero -dije riendo flojamente mientras empezaba a quitarme la blusa-. ¿Por qué no vamos a un outlet? Conozco uno en el Soho. . .

-No pasa nada, yo te la compro -dijo ella firme.

-¡No! -exclamé-. Pero, ¿qué os pasa a ti y a tu hermano? Qué manía de tirar el dinero. . .

-No es eso -me contradijo-. Cuando alcanzas cierta edad -dijo dándose unos golpecitos en la nariz-, te das cuenta de que el dinero es algo superficial, ¿para qué guardarlo? Siempre puedes conseguir más. . .

-Eso vosotros, que vivís eternamente -resoplé indignada.

-¡Shh! -me chistó-. Te va a oír alguien. Trae esa camisa, la voy a comprar -dijo quitándomela de las manos.

-¡Eh! ¡Que no la quiero! -protesté.

-Es para mí, tranquilízate -dijo poniendo los ojos en blanco. Yo resoplé de nuevo.

Salimos de los probadores y nos dirigimos a la caja. A que Kate pagara, debería añadir.

Había venido a recogerme al trabajo a eso del mediodía con un flamante Ferrari rojo, que hizo que las mandíbulas de mis compañeros de trabajo y de los que pasaban por la calle se despredieran del sitio. Aunque no estuve muy segura de si fue por el coche, o por ella misma. Su belleza hacía que todas las cabezas se giraran en su dirección, fuéramos donde fuéramos.

-Ahora podríamos ir a Vogue, seguro que nos hacen descuento. Ya sabes, porque ahora trabajo allí -dijo orgullosa.

-Es cierto; entonces, te ha ido bien -dije sonriendo.

-Más que bien. ¿Ves lo que te decía sobre el dinero? No trabajo por el dinero, por lo que no me importa gastarlo. Y a Nathan tampoco -añadió. Yo suspiré. Que mencionara a Nathan me recordó lo que había pasado por la mañana. Bueno, en realidad, no había dejado de pensar en eso-. ¿Qué es lo que te pasa, Chelsea? -me preguntó Kate preocupada-. Llevas dos horas suspirando. ¿De verdad te preocupa tanto lo del dinero?

-No. . ., bueno sí -me corregí, nerviosa-. Pero no es eso. . .

-En ese caso, ¿qué es?

Vacilé. ¿Se lo contaba? Sí, sería lo mejor. Así podía ver su reacción, y tendría alguna espectativa para cuando se lo fuera a decir a Nathan.

-Esta mañana. . . Esta mañana ha venido un vampiro a la comisaría.

Kate se inclinó hacia mí.

-¿Cómo dices? -preguntó, segura de había oído mal. Pero tenía un oído excelente, lo había oído perfectamente.

-Era un Moroi, tenía los ojos rojos y él mismo lo ha admitido. Sabía quién era yo, y. . .y ha amenazado a Nathan. Quería venganza. . . -dije en voz baja. El rostro de mármol de Kate mantuvo la expresión inmóvil.

-Descríbemelo. ¿Cómo era?

-Tenía el pelo negro, como el carbón, y era alto, aunque no tanto como Nathan, fornido. . . Tenía un acento rumano -recordé-. Bueno, no sé qué era, pero no era americano. Ni inglés.

-Es rumano -asintió Kate.

-¿Lo conoces? -le pregunté abriendo los ojos.

-Ya se lo advertí -dijo hablando para sí, sacudiéndo la cabeza-. Le dije que no lo olvidarían, pero él confiaba en que lo harían. . . Se lo dije. Lo sabía. . .

-¿De qué hablas? -la interrumpí- ¿Quién es ese vampiro?

-Las preguntas después. Ahora vamos a ponerte a salvo en casa.

-Pero, ¿estoy en peligro? -pregunté nerviosa, mirando a mi alrededor mientras subía al coche.

-Más nos vale cuidarnos de precavidos -dijo Kate arrancando el motor. El coche se puso en marcha con un suave ronroneo.

-Vamos a mi casa, ¿no? -pregunté para asegurarme.

-No. Vamos a casa de Nathan. Es más seguro.

-Pero es a Nathan a quién han amenazado -protesté-, no a mí.

-¿Estás segura de eso? -dijo Kate, conduciendo como una loca entre el tráfico.

Lo pensé.

-No -dije derrotada. Pero no me preocupaba de que me amenazaran a mí, sinó de que amenazaran a Nathan. A pesar de que era prácticamente indestructible, sí. No lo podía evitar.

-Pues eso -el tono de Kate no admitía más réplica, pero seguí insistiendo.

-Sé defenderme sola -añadí, intentando convencerla.

-No lo dudo -dijo sonriendo un poco, olvidándose al parecer de los otros coches-. Pero no puedes defenderte si no sabes de qué tienes que defenderte. Y creéme, tú no lo sabes.

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Hey baes.

Ya sé que me ha salido cortito, pero llegué a este punto y pensé que era un buen final de capítulo ·__·

Y bueno no tengo mucho más que decir (por una vez), solo que el próximo capítulo será más largo que este, seguro. Bueno será más o menos como los hago yo de normal. Este ha sido la excepción. Okeys muchas gracias por leer, por los votos y los comentarios :))

Daydreamer7799

La noche más oscura ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora