-¿Cómo se convierte una en vampiro? -pregunté de repente. Estaba con Kate en el supermercado, comprando comida para mí. Exclusivamente para mí, por supuesto.Llevábamos allí más tiempo del necesario, pero, estando en plena ola de calor, en pleno agosto, no me importaba permanecer mucho tiempo allí, donde el aire acondicionado estaba tan fuerte que necesitabas ponerte una chaqueta para ir a comprar.
La pregunta se me había ocurrido de repente, aunque llevaba varios meses dándole vueltas al tema. Pero no me había atrevido a decirlo, ni siquiera a Nathan, a pesar de que nuestra relación iba cada vez mejor (algo que parecía imposible). Puede que fuera por eso, por miedo a estropearlo.
En realidad, no sé por qué lo hice en aquel momento, en medio del pasillo de congelados. Me salió solo.
El caso es que Kate me miró abriendo los ojos y mirando a su alrededor. Por suerte, aquel pasillo estaba desierto.
-¿Tú estás loca? -me susurró-. ¿Es que quieres que nos oiga alguien?
-Lo siento, me ha salido sin pensar -le contesté, también entre susurros.
-Pues piensa antes de abrir esa bocaza -me espetó, aún susurrando.
-¡¿Pero me contestas o no?! -dije desesperada, olvidándome de bajar la voz. Kate volvió a fulminarme con la mirada, y luego puso los ojos en blanco.
-Sabía que esto terminaría pasando -se lamentó-. Y mira que se lo dije...
-¿A qué te refieres con esto? -pregunté-. ¿Y a quién se supone que se lo dijiste?
Sabía perfectamente de quién estábamos hablando, por supuesto. Pero me gustaba torturar a mis víctimas en los interrogatorios (sí. Hacía un par de semanas que había vuelto a la comisaría).
-Es una larga historia -me confesó Kate-. Y no es el momento -añadió mirando a nuestro alrededor.
-Explícame al menos el proceso -insistí. Por una vez que había tenido el valor de sacar el tema, no iba a dejarlo estar.
Kate me miró exasperada y me arrastró hasta un rincón más tranquilo.
-Eres exasperante -me soltó.
-Pero me adoras igualmente -le dije con una sonrisa.
-Sí -admitió ella a regañadientes. Luego suspiró, y yo sonreí para mis adentros. Ya la tenía-. En fin... Nathan me va a arrancar las extremidades una a una.
-Lo impediré -le prometí-. Pero, ¿por qué dices eso?
-Bueno, no puede echarme ninguna culpa... Has preguntado tú -parecía estar hablando para ella misma, más que para mí-. Yo no te he dicho nada...
-¿De qué hablas? -le pregunté frunciendo el ceño.
Kate suspiró de nuevo.
-Nathan me hizo prometer que no te hablaría del tema, ya sabes, de la conversión...
-¿Por qué? -pregunté entrecerrando los ojos. Aquello cada vez me gustaba menos.
-Porque no quiere... presionarte -fruncí el ceño-. No es que no quiera que lo sepas, no exactamente -aclaró al ver mi cara. Pero es no me calmó-. Sólo quería que... la curiosidad saliera de ti misma, ¿comprendes?
Creía comprenderlo. Me había entrado la "curiosidad", por así decirlo, cuando me di cuenta, hace bastante tiempo, de algo que parecía obvio desde el principio.
Llegados a aquel punto, estaba bastante claro (a pesar de todo, nunca hay que dar nada por seguro) que Nathan y yo estábamos hechos el uno para el otro. Era así de simple, es que no había nada más.
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La noche más oscura ©
VampireNueva York está sufriendo una oleada de asesinatos y misteriosas desapariciones. Chelsea Bennett, una de los mejores inspectores de la ciudad, se encargará de los casos, descubriendo cosas que nunca antes había imaginado que existieran: desde algo t...