Pasaron las semanas, y luego varios meses. Como decía Bella en Luna Nueva, "El tiempo transcurre de forma desigual, con saltos extraños y treguas insoportables, pero pasar, pasa". Para mí, en cambio, cada momento de ese tiempo era, y seguía siendo, único e inmejorable.Vivía de forma permanente en casa de Nathan, mi apartamento permanecía cerrado, a la espera de que apareciera algún inquilino.
Nos habíamos ido conociendo cada vez más, algo que desde el principio ya parecía imposible. Aunque siempre había algún detalle que te sorprendía, normalmente para bien. El estudio de dibujo, que me negaba a denominar como mío, era usado diariamente, teniendo en cuenta además que seguía de baja, y sus paredes estaban decoradas con algunos de mis primeros trabajos.
Echaba de menos mi trabajo en la oficina, pero a la vez tenía la sensación, cada vez más fuerte, de aquél no era mi sitio.
Casi todos los días, además, Nathan me enseñaba a tocar el piano, algo que siempre había querido hacer. Pero desde que vi cómo sus dedos acariciaban suavemente el marfil por primera vez, decidí que me gustaba más verle a él tocando que a mí misma.
Al final resultaba que, sin ir a trabajar, tenía todo el día ocupado.
También se estrechó mi relación con Kate, a la que ya consideraba como una mejor amiga o incluso como a una hermana. Aunque, por supuesto, me negaba siempre que podía a ir de compras con ella, porque sabía cómo acababa aquello. Pero no siempre me salía con la mía.
Incluso me hice amiga, o algo muy parecido, de Luke, que seguía viviendo con nosotros. La casa empezaba a parecer una pensión, aunque yo no era quién para quejarme. Y teniendo en cuenta que los vampiros no duermen, tampoco había necesidad de camas, aunque habían de sobra.
Kate denominaba a Luke "gorrón", o "sanguijuela". No podía evitar reírme cuando usaba este último término, debido a la ironía del asunto. Sanguijuela.
Sospechaba que entre Kate y Luke había la típica relación amor-odio, aunque con un poquito más de odio que de amor. Siempre discutían por chorradas y se lanzaban pullas como críos, aunque también les sobraban las indirectas, sobretodo por parte de Luke. En esos casos, Kate se limitaba a poner los ojos en blanco, o a contestarle con algo parecido.
Sabía que, para los vampiros, todas las emociones eran más fuertes; se intensificaban, por así decirlo. Por lo tanto, me imaginaba que la hostilidad, casi siempre fingida, entre Kate y Luke tenía también otra cara. Además, dicen que los polos opuestos se atraen. Si no, que nos miraran a Nathan y a mí.
Mis costillas sanaron varias semanas después del accidente, y mi muñeca iba por el mismo buen camino, y además con rapidez, con mucha rapidez, decían los médicos. Yo no entendía de eso, nunca me había fracturado ningún hueso hasta ese momento. Las teorías de Nathan se basaban en que la sangre Strigoi que corría por mis venas era la causante de mi aparente rápida curación. Aunque yo no lo veía tan claro, ya que precisamente a los Strigoi no les hacía falta curarse rápido, puesto que no se les podía herir.
Excepto con aquella planta, la vinca. Recordaba cuando Nathan rozó, sólo rozó, accidentalmente la vinca con la mano y eso le hirió, y no superficialmente. Y la verdad es que en ese momento sí que se curó con mucha rapidez, así que. . . Puede. Puede que la sangre vampírica que corría por mis venas afectara a mi proceso de curación, aunque sólo fuera un poco, ya que no me había curado nada más hacerme las heridas, ni mucho menos.
El caso es que hacía casi un mes que me habían quitado los tornillos que tuvieron que implantarme en la muñeca para que sanara correctamente, y ya había empezado con la rehabilitación.
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La noche más oscura ©
VampireNueva York está sufriendo una oleada de asesinatos y misteriosas desapariciones. Chelsea Bennett, una de los mejores inspectores de la ciudad, se encargará de los casos, descubriendo cosas que nunca antes había imaginado que existieran: desde algo t...