-Chicos -dije al terminarme el bagel.- No dejo de darle vueltas a algo.
-Cómo no -masculló Mike atacando su segundo bagel. Le eché una mirada y se concentró sólo en su desayuno.
-¿En qué piensas, Chelsea? -intervino Blake Jackson, otro inspector de nuestra unidad. Él también era bastante joven, aunque como Mike tenía unos años más que yo. Ambos tenían casi treinta, pero seguían comportándose como si tuvieran quince, sobretodo Mike.
-En Madyson. Madyson Harris. -respondí yo.
-La última chica que han encontrado. -dijo Audrey apurando su café- Ayer estuve investigándola. Era de Jacksonville, Florida, y estaba estudiando una ingeniería informática en la Universidad de Columbia. Acabo de pasarle toda la información a Grant, para que informe a la prensa. -Royce Grant era el capitán de la unidad de Homicidios, alias nuestro jefe- Ayer Rose se comunicó con sus padres y deben de estar a punto de llegar.
-¿Dónde está Rose, por cierto? -preguntó Mike. Rose Lenings era compañera de Audrey, aunque nos ayudaba si la necesitábamos en alguna misión y también hacía sustituta si alguno de los inspectores -Mike, Blake o yo misma- no podíamos trabajar, por alguna razón. Anque yo, al menos, tenía menos relación con ella que con Audrey. Tenía los treinta recién cumplidos. De hecho, celebramos su cumpleaños aquí mismo, hace un mes. Antes de que empezara toda esta pesadilla de asesinatos y desapariciones en cadena. No es que fuera raro, en una ciudad tan grande como ésta, los homicidios no eran inusuales. Pero había algo en este caso que no era común. Y ése mismo algo me decía que los asesinatos y las desapariciones iban a continuar. Reprimí ese pensamiento y el escalofrío que le siguió e intenté centrarme en la conversación.
-...así que mañana seguramente tampoco vendrá. -concluyó Audrey- Y ahora, volvamos al caso que tenemos entre manos. He estado investigando qué pueden tener en común las tres víctimas y los dos desaparecidos...
-A ver, repasemos -la interrupió Blake, mirando el corcho donde teníamos las fotografías y la información principal de las víctimas- Tenemos a John Clark, de 43 años. La primera víctima. Fue encontrado detrás de un contenedor en la calle Warren, Tribeca, el jueves 6 de febrero, hace hoy tres semanas exactas. Causa de la muerte: desangramiento causado por un corte en el cuello. Movieron el cuerpo, porque donde se encontró no había rastros de sangre. De hecho, incluso el corte estaba limpio, algo que no es usual en el asesino, el limpiar un cadáver. -Blake había estudiado psicología, así que hacía el papel del psicoanalista que se suponía que tenían contratar para este departamento.
-El miércoles siguiente, -intervino Mike- 12 de febrero, se encontró el cadáver de Amy Thompson al sur del Bronx. Murió desangrada por una extraña herida en la muñeca, una herida que aún no hemos identificado. Nos costó mucho identificar el cuerpo, pero porque no llevaba carnet encima y nadie la reconocía. Resultó que era... prostituta y drogoadicta. Al igual que John Clark, el cuerpo no presentaba ningún rastro de sangre, ni siquiera una mancha en la ropa.
-Detuvimos a dos sospechosos de su asesinato, -dije, porque la encargada de interrogarlos había sido yo. De hecho, solía ser yo la encargada de los interrogatorios- a su exnovio y a un hombre al que al parecer Amy debía dinero, ahora no recuerdo su nombre... El caso es que al final los tuvimos que soltar por falta de pruebas...
-Claro -me interrumpió Blake de repente- la falta de pruebas. Es algo que los tres muertos tienen en común, que en sus cuerpos no hay huellas, ni pelos, ni un maldito tejido que nos pueda dar una pista! -lo consideramos un momento.
-Bueno, -dijo Audrey de forma práctica- en realidad, eso es algo que de momento, sólo tienen en común las dos primeras víctimas, ya que el cadáver de Madyson aún se está investigando. Pero no deberíamos descartarlo...
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La noche más oscura ©
VampirosNueva York está sufriendo una oleada de asesinatos y misteriosas desapariciones. Chelsea Bennett, una de los mejores inspectores de la ciudad, se encargará de los casos, descubriendo cosas que nunca antes había imaginado que existieran: desde algo t...