Capítulo 39| Dos Idiotas.

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Leah:

Hablando. Todo se soluciona hablando.

No puedo creer que me atreví a buscar a Matt solo para aclarar todo con él. Sonará muy estúpido, pero la verdad es que no quiero perderlo. Sé que cometí un error al mentirle, sé que no estuvo bien, lo sé; pero estoy dispuesta a arreglar todo, espero Matt también esté dispuesto.

Cuando discutí con él esta mañana creo que crucé la línea con cada una de mis palabras. Toqué fibra sensible en Matt y eso hizo que él reaccionara de la manera en la que lo hizo. Temí cuando vi esa mirada fría sobre mí y esa determinación con la que salió de mi departamento me aterró, pensé que dejaríamos todo así, pensé que él se cerraría y entonces yo quedaría ahí sola, extrañándolo. Tengo que temer, con Matt nunca se sabe que esperar.

Sus ojos oscuros me hacen sentir diminuta por primera vez, a pesar de que Matt siempre ha sido un hombre intimidante no lo parece a mis ojos, o al menos no hasta ahora. Tenerlo ahí de pie, cruzado de brazos y con expresión seria solo hace que mi corazón se acelere y mis piernas flaqueen. Me siento tan pequeña.

Espero por todos los cielos que mi lengua y cerebro estén funcionando bien. Debemos arreglar esto.

— Perdón por venir hasta acá —murmuro de manera baja. No sé cómo actuar ni que decir— pero actos desesperados requieren medidas desesperadas.

Él se mantiene en silencio, mirándome con fijeza. Estoy nerviosa y ese semblante serio solo empeora las cosas, solo lo hacen más difícil.

— Yo… —mi garganta se seca. Está tan serio que me hace acobardarme, me asusta. Oh Dios, me siento patética—. Mejor me voy.

Me doy vuelta con unas inmensas ganas de llorar y comienzo a caminar a la puerta. No pienso rebajarme a ningún nivel por él, parece no tener interés en resolver nada y yo debo darle su espacio sin sentirme patética.

Me sobresalto cuando una mano se enrolla en mi muñeca. Mi corazón aumenta sus latidos con cada segundo que pasa, mi piel reconoce su tacto, su calor.

Cuando me da vuelta, me apega a su pecho. Su aroma me encanta, lo inhalo tan profundo como puedo, no sé si puede ser la última vez que lo haga. Me desarmo cuando sus brazos grandes me enfundan en un abrazo.

— Lo siento, Leah —murmura sobre mi cabeza, dándole un besio. Mis ojos no contienen más las lágrimas y entonces me dejo ir—. No debí reclamarte, no debí decirte…

— No debí mentirte —sollozo, sintiéndome extrañamente sentimental. Seguro vendrá mi período.

— Ninguno de los dos debimos hacer muchas cosas —acepta él, haciéndome reír en medio de mi llanto—. No llores, cielo.

— ¿Me dijiste cielo? —me separo un poco para mirarlo a los ojos. Tengo una sonrisa boba en los labios que lo hace rodar los ojos.

— Me arde la garganta por haberlo dicho —hace una mueca de asco que me hace reír—. Oh Dios, sonó muy cursi ¿verdad?

— No lo hizo, realmente sonó bien —me pongo de puntitas y le doy un beso que él corresponde.

— Parecemos dos idiotas ¿si lo sabes? —limpia las pocas lágrimas en mis mejillas.

— Lo sé. Y no parecemos idiotas, lo somos —lo abrazo más fuerte.

— No más mentiras —pide él, acariciando mi espalda con mimo.

— Lo prometo —afirmo. No tengo ganas de volver a ocultarle algo. Esta mañana, al mirarlo salir de mi habitación, sentí que parte de mi mundo se desvanecía. No quiero volverlo a sentir más—. ¿No más mentiras, Matt?

Cayendo Por Ti [Completa✓]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora