Capítulo 8| Manera Celestial.

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Leah:

¡Maldita sea! Literalmente siento que me voy a morir con una crisis nerviosa y eso que pasó hace horas.

¡Me besó!

Ay mierda, debo calmarme.

Matt me besó hoy en el baño de su oficina. No puedo creer que esa pequeña discusión que ambos teníamos llegara a eso, a un beso.

Y no un beso común, fue el mejor beso que me dieron en mi puta vida ¡Santa madre! No fue lo que imaginé, fue tan...caliente.

Sí, como él.

Así es, conciencia, tan caliente como él. No sé por qué razón esperaba que él se quitara la ropa y me follara ahí mismo, aunque quizá no hubiese dejado que eso sucediera, tal vez mi cordura y orgullo no dejarían que mis hormonas me controlasen y eso hubiera sido algo que a lo largo agradecería, sin embargo no puedo decir que no lo imaginé.

Su beso no fue inocente, no fue un beso de esos que transmiten lo mucho que te aman; no, su beso fue pasional, carnal, y no soy estúpida para no darme cuenta de que él me desea tanto como lo hago yo con él.

Sus movimientos fueron firmes y bruscos, algo agresivos pero sin llegar a lastimarme podría decir, siento que el simplemente recordarlo me transporta al cielo. Fueron sus labios, esos que luego vi brillar por mi saliva, los que me devoraron, los que me hicieron gemir, los que hicieron que partes de mi cuerpo se calentaran y humedecieran.

Santa mierda, ahora Alice si podrá decir que Matthew Gadaff me mojó las bragas.

Porque lo hizo, él y su beso me hicieron desestabilizar. No sé ni en qué momento ocurrió, todo pasó tan rápido, aunque cuando me besaba sentí que se detuvo el tiempo.

Fue como extasiar mis ansias de tenerlo saboreándome, fue como calmar la fiera que estaba dentro de mí sedienta, deseándolo. Me sentí tan idiotizada y no pude hacer más que besarlo de la misma forma.

Creo que se dió cuenta de que yo siento igual, de que mentí cuando le dije que me resistiría porque no lo detuve, ni siquiera intenté hacerlo, le seguí el ritmo tan delicioso de la fricción entre nuestros húmedos y calientes labios moviéndose los unos contra los otros.

¿Acaso eso es normal? Solo nos hemos visto por cuatro días y ya ambos tenemos tensión sexual muy acumulada. No podemos estar solos en una habitación porque explotamos, eso ocurrió hoy.

Después de que me besara de la manera más caliente posible, gemí por el placer y ese fue el interruptor para traerme de vuelta a la realidad.

¡Lo había besado y había gemido por él!

Como Matthew es un arrogante no lo dejaría pasar y, como todo imbécil, soltó su primer comentario burlesco.

«Acabas de dejarte besar por el idiota, arrogante y egocéntrico por el cual dijiste nunca sucumbir».

Lo peor de todo es que tiene razón. Lo llamé de todas las formas posibles y luego gemí por él, eso no tenía mucho sentido.

Si hubiese sido otra chica de seguro me ofendía, lo abofeteaba y salía llorando del baño, pero no, no soy la chica frágil que llora cuando un hombre es un completo imbécil, de hecho mi lema es: si tú eres un imbécil, pues yo soy muchísimo peor.

Así que le dije que era un maldito masoquista y que lo estaba utilizando para ver su estrategia de conquista, por lo que no fue nada difícil borrar su sonrisita triunfal con ese comentario. Y lo logré, porque yo estaba caliente y excitada, pero eso él no lo sabía, pero yo si logré ver su erección y eso es algo contra lo que nunca podría competir. Yo bien podría decir que no sentí nada, pero para él no sería nada fácil controlar a su amiguito.

Cayendo Por Ti [Completa✓]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora