Capítulo 5| Duro Contra El Muro.

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2/2.

Leah:

No puedo creer que aún no puedo superar lo que me dijo Matt anoche.

¡Es que es un egocéntrico de mierda!

Sí, estoy tan molesta que aún no lo olvido. Llámenme loca pero en serio quería golpearlo. Pero ¿quién diablos se cree?

Tomo de muy mala gana la taza de café que está frente a mí y le doy un trago. El agrio sabor de una de mis bebidas favoritas me relaja, por lo que en medio del trago decido que es hora de dejar de pensar en el idiota de mi jefe.

Me concentro en el trabajo que tengo en la laptop frente a mí. Frunzo el ceño mientras pongo la taza a un lado del computador. Estoy corrigiendo una tesis para una futura abogado. Realmente capté la idea que ella quiso transmitir, más creo que Robin —mi compañero de trabajo quien se encarga de escribir las tesis o ensayos que yo corregiré— no hizo un buen trabajo intentando plasmarlo en palabras.

Con un poco de dudas comienzo a cambiar algunas de las palabras que no tienen coherencia dentro de las oraciones y los párrafos.

Así se me pasa una hora, corrigiendo y mejorando dicha tesis. Cuando siento que me duele la espalda por la mala posición en la que me encuentro sentada, me pongo de pie y me estiro un poco pensando en qué cocinaré para el almuerzo.

Elena desayunó esta mañana cereales y no se preocupó en dirigirme la palabra. Me preocupa su estado, posiblemente hoy por la tarde cuando vaya a llevarla a su cita con la terapeuta tenga una buena charla con ella. No puede ignorar el hecho de que soy su hermana y que me preocupo por su bienestar.

Apago la laptop y la coloco en su lugar, asegurándome a mí misma que luego de llevar a Elena a su terapia corregiré otro poco de la tesis.

Miro la hora en el reloj digital que está sobre la mesita que se encuentra en la sala. Son las once de la mañana.

Decido que es hora de comenzar a cocinar, por lo que me dispongo a preparar el almuerzo.

Empiezo por cocinar los espaguetis, luego pico vegetales para la salsa que haré. Rebano un par de tomates, le sigo con pimientos y cebolla, mientras estoy picando albahaca me encuentro rememorando el momento con Matthew en el bar.

¿Hablas de lo de imbécil y maldito egocéntrico o de lo muy injusto que es tener un jefe tan caliente como yo?

Es tan arrogante, tan prepotente, quiero golpearlo hasta que se disculpe por ser un patán. 

Si me dirás que soy un maldito hijo de puta por favor no omitas lo muy nerviosa que te pones cuando tienes toda mi atención sobre ti, me gusta escuchar también las sensaciones que despierto en cada chica, y creo que tú no eres la excepción.

¡Odio la seguridad que tiene al decir que me pongo nerviosa cuando me mira! No lo hago, no me pongo nerviosa...

Ok, tal vez solo algunas veces, pero eso no significa que él tiene que mofarse de eso. ¿Quién cree que soy? ¿Esas chicas a las que él está acostumbrado? Pues no, no aceptaré que él se sienta como un rey y que yo soy su súbdita, no lo seré. Sí, es hermoso y muy ardiente a mi parecer —ahora lo sabe y se aprovecha de eso— pero eso no lo hace más hombre ¿o sí? Tendrá que aprender de alguna u otra forma que no es una especie de deidad a la que yo caeré rendida. Si piensa que es así está muy equivocado.

¡Ah, no lo soporto! Ni siquiera sé cómo haré para verlo todas las semanas cinco horas seguidas, bueno eso sin saber si obtendré el empleo.

Dejo mis pensamientos cuando siento un ardor en el dedo.

Cayendo Por Ti [Completa✓]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora