Capítulo 63| La hora de la verdad.

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Leah:

En la cocina, en el sillón, en la biblioteca, en el baño...

Creo que nos faltaron por recorrer pocos rincones del departamento de Matt. Parecía que no nos cansábamos, no queríamos soltarnos y eso se sentía realmente bien.

Pero es como todo, el tiempo no se detiene, el reloj avanza, llega la mañana y con ello el arrepentimiento y la lucidez. Ya no está la euforia que estaba en mi cuerpo al verlo de nuevo en tanto tiempo, al sentir su piel contra la mía; ahora está la Leah que él dejó cuando se fue, la Leah vulnerable que tanto desee enterrar está de vuelta.

Abrir los ojos y que los recuerdos avasallen mi mente no se siente muy confortable que digamos. Eso sin contar el dolor de cabeza espantoso de la resaca.

La habitación que hacía ya mucho tiempo no visitaba está alumbrada debido a que las persianas del ventanal se mantienen abiertas. Deben ser cerca de las diez de la mañana sino es que más.

Miro sobre mi hombro a mi costado y no encuentro a Matt allí.

Genial, me da más tiempo de prepararme para enfrentarlo y decirle que claramente esto fue un error que no volverá a pasar.

Acaricio con la yema de mis dedos las sabanas de seda color azul oscuro que cubren la cama. Cierro los ojos captando su olor en todo el lugar, perpetuando lo que pasó anoche. Una pequeña sonrisa curva mis labios aunque intente contenerla. Creo que lo que pasó anoche fue un terrible error, pero no voy a negar que yo quería que todo sucediera de esta forma.

Respiro hondo tomando fuerzas para levantarme, las necesito. Medito unos minutos y me pongo de pie al notar que Matt no aparece.

Busco en la mesita de noche una nota o tal vez su celular, alguna pista que me aclare si está o no en el departamento, pero no encuentro nada.

Camino al baño ya resignada y decido asearme para irme de aquí lo antes posible. Mientras cepillo mis dientes Marcus llega a mi mente. ¡Qué vergüenza! ¿Ahora cómo diablos le explico mi desaparición de anoche? Todos, absolutamente todos, deben saber que me fui con Matt de la fiesta, y Marcus…él no se merecía nada de lo que pasó.

Tallo mi cara bajo la regadera y mis ojos se nublan al notar el desastre en el que me convertí. Limpio mi cabello y cuerpo con el agua tibia, saliendo al culminar. Mi ropa está tirada en el suelo, me niego a ponerme el mismo vestido sin pantis para regresar a casa así que tomo algunas prendas del closet de Matt escogiendo una camisa semi ancha, bóxer y una de sus bermudas haciendo un nudo en mi cintura.

Me poso frente al inmenso espejo y me peino el cabello con los dedos. Me miro con detenimiento y, si bien podría pensar que es exageración, puedo notar que tengo el semblante diferente.

Frunzo los labios mientras me ato el cabello en una coleta baja, luego camino al dormitorio de vuelta tomando mi vestido, el cual por cierto luce destruido, y salgo en busca de la salida que ya me sé de memoria. Debo irme antes de perder la razón y la cordura.

Con mi vestido y zapatos en mano, camino por los pasillos silenciosos. No volteo hacia ninguna habitación porque no quiero encontrarme con Matt, eso sería vergonzoso y además de eso tendríamos que hablar y…no estoy preparada; sonará estúpido, ya lo sé, pero de verdad así lo siento.

El silencio me da paso libre ya que ese es un claro indicador de que Matt no está. Relajo mis hombros al llegar a la puerta principal mientras suelto todo el aire contenido en mis pulmones. Abro la puerta e intento salir, pero sus palabras me detienen.

— Pensé que los hombres eran los que huían la mañana siguiente luego de utilizar a las mujeres —dice con su tono ronco usual, erizándome los vellos de la nuca—. Supongo que esta vez es otro el utilizado.

Cayendo Por Ti [Completa✓]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora