Leah:
— ¿Por qué deben cubrirme los ojos? —pregunta Elena, causando que yo sonría al verla intentar ocultar su sonrisa.
— Porque no sería una sorpresa sino es así —responde Matt con obviedad, aun cubriendo sus ojos cuando apenas estamos bajando el ascensor.
— Cierto, perdería la magia de ser así —concuerda Anthonella, tomando de la mano a Elena y sonriendo con emoción—. Hoy es tu día, todos queremos llenarte de sorpresas.
Sonrío al mirar el entusiasmo de Anthonella. Ella me cae muy bien. Por alguna razón su actitud chispeante y activa es contigiosa, siempre parece estar feliz y nos contagia su buen ánimo, creo que eso le está ocurriendo a mi hermana.
Miro por encima de mi hombro y observo a Thobias detrás de nosotros. Me sorprende lo guapo que siempre se ve. Hoy está luciendo un simple suéter blanco y pantalones comunes y luce demasiado bien para ser un chico de su edad.
Me sonríe en cuanto me encuentra mirándolo, yo le devuelvo la sonrisa. Aunque intente cegarme, o hacerme la ciega, sé que el motor del cambio radical en Elena es él. No quería creer que el amor cambia a las personas pero creo que eso es lo que está cambiando a Elena. El amor de Thobias, de su nueva amiga, el de Alice y el mío —ese que antes no veía y decidía ignorar— están cambiándola; Elena se está dando cuenta de que no está sola, de que nunca lo ha estado.
Mi hermana se ríe de algo que Anthonella le dijo. La miro entera y la nostalgia me recubre. ¿Qué hubiera pensado mi mamá al verla así? Está tan grande, cuatro años han pasado ya. No luce como la niña de once años, luce como toda una señorita, hermosa, muy hermosa.
Está vistiendo un hermoso vestido color blanco, tiene tull y es bastante parecido al de alguna princesa. Elena no suele vestirse así pero, por alguna razón, se ve muy bien, demasiado bien diría yo. Su cabello va suelto, aunque tiene dos pequeños moños tomados por unos lindos ganchitos de mariposa. Luce radiante.
— Abre la puerta, Leah —pide Matt cuando ya se están acercando.
Asiento y me apresuro, la llave dura un poco para entrar porque sí, estoy nerviosa.
— Por cierto, Leah, ¿de quién es el hermoso bebé que no ha parado de jugar con mi vestido?
Mi boca se curva en una sonrisa al mirar a Louis jalar con jugueteo el vestido de mi hermana.
Abro la puerta. Mis ojos dan con todos quienes sonríen con emoción mientras esperan nuestra señal.
La sala está hermosa, la decoración es sutil pero muy delicada. Me doy cuenta de que Mikhail y Nat ya están con nosotros.
— Es de…—mis ojos se fijan en mi tía y abuela, no puedo evitar estremecerme—. Mejor abre los ojos y averígualo tú.
Matt deja de cubrirle los ojos. Mi hermana parpadea un par de veces mientras intenta que su visión se normalice, cuando logra encontrar lucidez, su rostro se contrae en una expresión extraña, una expresión que me pone nerviosa.
— ¡Sorpresa!
Gritan todos cuando ella parece enfocarlos.
— Leah —me llama Elena, incrédula—. ¿Esas son…?
— La abuela y tía Eleonor, sí.
Afirmo, acercándome a ella y abrazándola suavemente.
— ¿Están aquí realmente?
Miro como sus ojos se cristalizan debido a las lágrimas.
— Así es, están aquí realmente.
Mis ojos repiten el mismo proceso que los de Elena.
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Cayendo Por Ti [Completa✓]
Novela JuvenilSer despedida es desagradable -aunque no fue un despido realmente-, ser despedida cuando de verdad necesitas el empleo es mucho más desagradable, y algo muchísimo peor a eso es buscar empleo, encontrarlo y que tu jefe sea nada más y nada menos que M...