Capítulo 20

2.3K 132 1
                                    

Esa noche no había dormido, todo este tema de Kian y Bryan había mantenido mi mente demasiado ocupada.

A la mañana siguiente, cuando baje a preparar los biberones, todos se encontraban en la cocina desayunando, era sábado asique no me libraría de ellos tan fácilmente.

- Alison, no tienes algo que explicar?- mire a mi padre sabiendo a que se refería, pero no conteste- Tal vez una disculpa a tu hermano?

Eso fue demasiado gracioso que no me aguante la risa.

- Que te hace tanta gracia?

- Pues que aun ni sabiendo lo que me hizo pretendes que le pida disculpas. Deja de defenderlo de una maldita vez Michael y primero preocúpate de saber bien el porqué.

- Ali, no le hables así a tu padre.

Todo el mundo estaba en contra mío esta mañana o que pasaba? Primero mi padre, después mi madre, y por ultimo Kelly que me mando una mirada no muy amistosa.

- Estoy harta de todos! Ya estoy cansada! Cuando menos os lo esperéis un día iréis a mi habitación y los niños y yo ya nos habremos ido, después no vengáis con disculpas que no servirán de nada.

Y salí de allí hacia mi habitación cerrando la puerta con un gran portazo y después cerrándola con llave, ya que en pocos minutos o incluso segundos seguramente mi padre o mi hermano vendrían hechos una fiera.

Pase el día encerrada en mi habitación mientras que escuchaba como todos reían y se divertían en el jardín trasero mientras que yo me encontraba llorando como idiota en mi cama. Parecía no importarles en absoluto lo que yo les había dicho antes a la mañana.

Los padres de Kelly llamaron preguntando si se podrían llevar a los niños a la tarde y accedí sin muchas ganas, pasaría la tarde sola y deprimida.

Al de un rato, estaba a punto de dormirme cuando alguien toco el timbre y maldecí a quien lo hizo en aquel preciso momento, baje rápido porque no quería que volvieran a tocar.

Eran los Durant, se me había olvidado que vendrían completamente.

- Lo siento, se me olvido que vendríais, no dormí anoche y mi mente esta en otro lado. En un segundo los bajo, todos están en el jardín trasero.

Ellos me sonrieron y caminaron dirección al jardín y cuando fui a cerrar la puerta, alguien puso su pie en medio.

- Pero que...- mire al frente para ver de quien se trataba- mierdas!

Y ahí, delante mío, se encontraba el, con sus ojos rojos e hinchados y pelo alborotado. Deje la puerta tal y como estaba porque sabía que me impediría mil y una veces el cerrarla asique gire sobre mis pies, subí corriendo a mi habitación tirándome a la cama.

- Mierda santísima!- dije de repente al notar la cama hundirse a mi lado. El olor de su colonia me hizo saber quién era sin mover mi cara de debajo de las sabanas.

- Te ayudo a preparar a los niños?- pregunto dudoso.

- Que mierdas te hace creer que si quiera quiero que estés en mi misma habitación? Fu-e-ra, ya!- dije gritándole más que nunca.

Note que se tensó por cómo estaba actuando pero ya, de ahora en adelante solo mis hijos me importarían, nadie más. Me levante de la cama del lado contrario a donde él seguía sentado y empecé a preparar a los niños rápidamente. Les deje algún pañal, biberones, leche...todo lo que pudieran necesitar en cualquier caso posible.

Una vez acabe, salí de mi habitación después de gritarle a Kian que no necesitaba su ayuda para bajarlos hasta la planta de abajo. Salí al jardín aun en mi pijama y con mis peores pintas.

El dolor con amor se cura ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora