Habían pasado dos semanas desde la última vez que había hablado con Kian y eso me preocupaba, le había mandado demasiados mensajes diciéndole que estaba preocupada y también le había llamado pero nunca me contestaba.
Cada vez que Kelly venía a mi casa, que era al menos una o dos veces al día, siempre le bombardeaba a preguntas sobre su primo y ella siempre me decía lo mismo, que solo se había ido y no sabían nada de él.
Sus amigos del pueblo, tampoco sabían nada de él, eso era aún más preocupante, porque eso significaba que algo debía de haberle pasado.
Decidí que igual podría ir a nuestro sitio como lo llamaba yo. Había ido la semana pasada sintiendo que igual estaba allí, pero no estaba, entre con la llave que estaba escondida que él me enseño y recorrí toda la casa, pero no había rastro de que él había estado ahí.
Le pedí al padre de Kelly si podría llevarme a una calle que quedaba cerca para que no sospechara lo que pensaba, aunque dejando a los niños con su mujer. Durante el camino estaba muerta de los nervios, lo echaba de menos, su voz, su risa, la forma en la que me abraza cuando me sentía mal o cuando salía corriendo para que me abrazara mientras lloraba. Se había convertido en un pilar importante en mi vida.
Cuando llegamos a mi supuesto destino, me metí en un café que se encontraba allí, ya que le había dicho que había quedado con uno de los amigos de Kian, ya que me dejaría una cosa. Me compre un café para llevar y 5 minutos después, me encontraba en frente de la casa, pero esta vez me sorprendió que se encontraban 2 coches más aparte del de Kian. Corrí hasta el tiesto donde se encontraba la llave y rápidamente me metí dentro de la casa.
Había mucho humo, sabía que aquel humo era de marihuana asique me asuste, me dirigí rápidamente hacia el salón donde se escuchaban muchas risas y ahí estaba el, sentado en el sofá, inclinado hacia la mesa que se encontraba delante de él. Mi mirada se dirigió hacia la mesa, donde se encontraba unas pequeñas filas de polvo blanco.
- Kian!- grite.
Todos se callaron y me miraron, y no parecía que estuvieran demasiado contentos de que estuviera allí.
Uno de ellos se acercó a mí y me agarro fuertemente por el brazo intentando sacarme por la fuerza pero me retorcía y me tiraba al suelo, y el parecía no poder hacer mucho por mucha fuerza que tenía ya que la droga y el olor a alcohol ingerido que salía de su boca no le ayudaba.
Le pegue una patada en sus partes bajas y me puse delante de Kian, quien me miraba con asombro y a la vez con cara de estar viendo un fantasma. Las lágrimas se amontonaban en mis ojos peleando por salir.
- Alison...-dijo mirando hacia el suelo.
- Quien es esta amiguita tuya? Nos la prestarías para jugar un rato Kian?- dijo uno de los hombres que se encontraba allí en la casa con Kian, se tambaleaba mientras intentaba caminar hacia mí.
- Porque no os vais todos de aquí? Quiero hablar con el.- dije lo más seria posible.
- Uyy y además tiene mal genio, como me gustan.
Entredos me agarraron y me intentaban sacar de la sala mientras yo le gritaba a Kian, quien parecía en un mundo paralelo al que yo estaba.
Con mucho valor intente hacer un trato con aquellos hombres, cosa que después no cumpliría, solo necesitaba ganar algo de tiempo.
- Si dejáis que hable a solas primero con él, después podremos jugar a lo que vosotros queráis.- dije con mucho asco pero con voz sensual.
Ahí note que Kian reaccionaba, me miraba mientras que ellos se miraban entre si y después me miraban con lujuria y me dejaban ir.
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El dolor con amor se cura ©
RomanceAlison, una joven que está en último curso del instituto, atraviesa una mala etapa después de que su novio Ángel, con el cual había estado casi toda su vida sufriera un trágico accidente de coche después de discutir con ella y falleciera. Ella cree...