Capítulo 25

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Habían pasado dos semanas desde que Kian tuvo el accidente y ya pronto le darían el alta. Todos los días iba a verlo al hospital y pasaba largas horas con él, sobre todo desde que un par de días después de su accidente le pasaron a planta, asique podía quedarme allí el tiempo que quisiera.

- Tienes que irte, no permitiré que eso pase!

Me quede plantada en la puerta de la habitación cuando escuche gritos, después silencio y unos pasos que se acercaban, asique me escondí detrás de una columna para no ser vista. Kelly salía de la habitación y detrás de esta mi hermano. Una vez los perdí, salí de mi escondite y entre en la habitación de Kian, mi cara no era de tener un buen humor y el al segundo que entre lo noto.

- Que te pasa Ali?- dijo notándose un tono de preocupación en su voz.

- Porque te lo dijeron?

El me miro extrañado, como si no supiera de lo que le hablaba, pero tampoco suponía que el pensara que había escuchado alguno de los gritos, y es que se escucharían desde la casa de mis padres.

- Porque te gritaron Kelly y Bryan? Que no van a permitir?

- Como sabia tu hermano que te bese hace unas semanas? Se lo dijiste?

- Que? Creo que mi cara de estúpida y mi sonrisa lo decían todo. No le dije nada porque se lo que haría, o bueno, las opciones que había.- silencio- Asique por eso te gritaban? Enserio no entiendo como mi hermano no deja de meterse en mi maldita vida es que acaso no tiene suficiente con la suya?

- Tranquila, hablaremos de esto más tarde, siéntate.

- Me dijiste que podías salir de la habitación e ir a la planta baja no?- el asintió- Te apetece bajar e ir a comer un helado?

Sus ojos se abrieron como platos, estaba segura que la comida del hospital era horrible, ya que me pedía que le trajera cualquier otra cosa que fuera comestible.

- Cuando salga de aquí te invitare a una pizza señorita Miller.

- Y porque no ordenamos que la traigan aquí? Así ya no tendré que traerte la cena más tarde.

Bajamos a la heladería mientras que nos traían las pizzas, y es que la comida del hospital era un horror, no sé cómo la gente podía comer algo a lo que hacían llamar comida.

Después de comer el helado y las pizzas, me quede con Kian en la habitación, les avise a sus tíos de que me quedaría a pasar la noche, ya que al día siguiente le daban el alta, ya que le adelantaron la fecha porque sus lesiones estaban curadas y quería acompañarlo a casa.

La noche fue tranquila, a cada rato me despertaba y me acercaba a ver si Kian estaba despierto pero siempre me lo encontraba dormido, su cara transmitía tranquilidad y eso me ponía contenta, después de por lo que paso...

Cuando amaneció y el sol me dio de pleno en mi cara despertándome, abrí los ojos parpadeando un par de veces para acostumbrarme a la claridad y al sol y vi a un Kian sonriente mirándome desde su cama.

- Y tú de que te ríes eh?- dije algo gruñona.

Alzo las manos al verme de mal humor y dejo de reír. Sí, me había despertado de un horrible humor porque todo el cuerpo me dolía demasiado por haber dormido en aquel odioso e incómodo sillón de hospital.

Trajeron el desayuno a Kian mientras esperábamos a que nos trajeran los papeles que le dieran el alta y pudiéramos irnos a casa y así poder descansar en una cómoda cama, además echaba demasiado de menos a mis niños.

Casi a la hora de comer el doctor nos trajo los papeles y por fin pudimos irnos, me moría de hambre porque desde la noche anterior no había comido nada y ahora necesitaba algo rápidamente antes de que alguien se interpusiera en mi camino y lo pateara en el culo.

El dolor con amor se cura ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora