El tiempo seguía pasando y no sabía en qué día me encontraba, pero estaba segura de que mi cumpleaños estaría cerca y lo pasaría aquí encerrada, sin nadie que me venga a felicitar, ya me importaban una mierda los regalos y todas las cosas materiales, solo quería pasar el día con mis hijos, solo con ellos, con los que ahora mismo más me importaban y los que deberían de haber sido siempre mi centro de atención. Me arrepentía tanto de los errores que había cometido y que me habían llevado a este sitio donde me encontraba que no sabía que esperar cuando alguien viniera a visitarme, si es que no se habían deshecho de mí y me dejarían pudriéndome aquí de por vida.
Durante este tiempo había conseguido que me dejaran salir de la habitación en la que me encontraba y me iba a alguna sala y escribía todo lo que en aquel momento sentía, sobre todos, mi familia, Kelly, los Durant, y sobre Kian. No se me iba de la cabeza sus llamadas, por algún motivo había desaparecido y no había podido contactarme hasta ahora pero aun así, sus padres de seguro sabían algo pero nunca me lo dijeron. Cuando acababa de escribir aquellas cartas, las metía en una pequeña bolsa y el hombre que me trataba se las daba a mis padres cuando ellos venían a hablar con él para ver cómo iba mi recuperación, aunque de momento no me era permitido tener contacto con gente de fuera, si me fue permitido que me entregaran una foto de mis pequeños, ellos me darían fuerza suficiente para salir de este horrendo agujero donde yo misma me había metido por mis estúpidos pensamientos de pasármelo bien como cualquier joven de mi edad, cosa que no funciono.
- Hora de terapia Alison, hay un joven que hablara contigo sobre su problema con las drogas, así seguro que podrás entender y con su ayuda podrías salir de aquí más rápido.
Asentí y seguí a mi doctor tranquilamente hasta la sala donde siempre hablábamos diariamente. El abrió la puerta y entre yo detrás de él cuándo aviste un cuerpo masculino que me daba la espalda pero que me era muy familiar. Cerré la puerta y vi que el doctor ya había tomado asiento y aquel joven me miraba, y eso no me podía estar pasando a mí, él no podía ser aquel joven del que me había hablado mi doctor.
- Hola Ali.- dijo levantándose y acercándose hacia mí.
- No, no, no! Esto no es malditamente real!- repetía en alto una y otra vez, hasta el punto de imagíname que me encerraban de nuevo pero esta vez por loca.
- Alison, tranquilízate, esto no te viene bien, lo sabes, ya lo hemos hablado, el joven solo quiere darte su experiencia.
- A la mierda su experiencia, el solo viene aquí a atormentarme! Acaso le ha preguntado al señor Kian si me conocía? Apuesto que...
- Si, nos contó todo y pensamos que podría ayudarte, además de que quería hablar contigo sobre tus padres antes de que mañana tuvieras tu primera visita.- dijo cortándome mi doctor.
- Pues me niego a hablar o si quiera a estar en la misma habitación que este individuo, si me perdona doctor, me vuelvo a mi habitación.
Y sin más me di la vuelta y salí de la consulta. Una vez cerré la puerta salí corriendo dirigiéndome a mi habitación con lágrimas en los ojos, no sé porque ahora lloraba después de verlo. Sabía que había tenido problemas con las drogas porque yo misma lo ayude a que dejara a sus malas amistades, pero todo vino a mi mente en un segundo. Acaso era verdad que él había dejado esas amistades o solo me lo había hecho creer? Todas esas veces que decía que iba a ver a sus padres y se desaparecía por días sin decir nada y después volvía y estaba extraño, o las noches que lo veía salir y volver al día siguiente con los ojos rojos y algo mal humorado, acaso tenia pistas suficientes que él me daba a entender que seguía con la droga y no me di ni cuenta?
Me sentía estúpida por todo; por haber creído en él, por haberme enamorado como una adolescente con las hormonas revolucionadas, por haber dejado que mi mundo girara entorno a él, por sumirme en una terrible depresión después de su marcha, por creer que el salir de fiesta y el alcohol harían que lo olvidara todo, por haber aceptado aquel día en el que mi mundo ya no giraba en torno a él ni a mi familia sino en la droga, por haberme alejado de mi familia, por haber abandonado a mis hijos.
No quise ir a ninguna cita de las que tenía aquel día porque me encontraba sin fuerzas como para levantarme y no quería volver a encontrarme a Kian por algún pasillo o en alguna de mis reuniones, ya que sabía que no pararía hasta que hablara con el pero no lo conseguiría, cuando viera a mis padres les diría que lo pusieran en la lista de gente que no podía verme y así todo lo solucionaría.
Rompí todas las cartas que le había escrito a el porque me daba lastima por haber sido tan sumamente tonta y creer como estúpida en todas sus palabras.
Me negué a comer y a hacer cualquier cosa que no fuera pensar y en recriminarme las cosas que había hecho durante los meses que pase junto con Kian; y así pase el día hasta que fue hora de dormir aunque no pare de dar vueltas en la cama y pronto llego el amanecer y eso me animo, vería a mi familia y probablemente a mis pequeños, los echaba de menos, quería abrazarlos y jugar con ellos como si fuera una niña más, olvidarme de donde estaba.
Desperté por la claridad que entraba en mi habitación y me dispuse a prepararme para ver a mi familia; no sabía si mis padres y los dos niños podrían entrar todos juntos, solo quería ver a mis pequeños hoy, eran las dos personitas que más había echado de menos desde que entre aquí hace unas semanas.
Unas horas después de que desayunara, mi doctor vino y dijo que primero tenía que hablar conmigo antes de poder ir a ver a mis familiares y le seguí hasta su consulta, donde vi a Kian apoyado en la pared esperando. Esta vez no hice ningún escándalo, solamente seguí mi camino y entre cerrando la puerta detrás mío y me senté en la silla.
- Que hace el aquí? Ya dije que no quería verlo, me niego a que este aquí y me niego a hablar con en y menos antes de hablar con mi familia.
- Quiere ayudar Alison, nos contó su historia, y el entiende mejor que nadie el cómo te sientes, tus reacciones, todo. Por mucho que nosotros seamos profesionales, hay veces que solo las personas que han pasado por ello entienden a los que están aquí.
- El problema es que yo no quiero que el motivo por el que empecé con las drogas me ayude a salir de aquí, preferiría quedarme aquí más tiempo si eso significaría no tenerlo cerca.
Tocaron la puerta y entro una joven con uniforme del centro.
- Disculpe doctor pero los familiares de la joven esperan en la sala de visitas.
- Muchas gracias Grecia, avísales que enseguida ira la paciente.
Ella amablemente se retiró y mis nervios estaban a flor de piel. Mi principal pregunta era quienes eran los que habrían venido.
- Cuantas personas pueden venir a visitarme? Pueden entrar mis hijos a verme?
- Pues no sabemos cuántos habrán venido hoy pero máximo son 3 por paciente y tus hijos pueden entrar por ser tú la madre y no estar tan mal como otras personas internadas aquí, protegemos a los menores de ver a sus progenitores en malas condiciones.
- Vale, ya puedo irme?
El asintió diciéndome que Kian era quien me tenía que llevar a la sala y sabía que no pararían hasta que yo hablara con el pero que ni se le ocurriera dirigirme la palabra porque no respondería de mis actos. Salí y espere a que él se moviera de su posición ya que no sabía dónde se encontraba aquella sala pero los segundos pasaban y el seguía en la misma posición, lo que hacía que me alterara.
- Vas a mover tu estúpido culo idiota? Quiero ver a mi familia.
- Primero tienes que escucharme, después te llevare.
Enserio me estaba diciendo eso? No esperaría a que el siguiera hablando, me puse a andar por los pasillos hasta que vi a otro de los doctores del centro y le pregunte, el amablemente me llevo hasta la sala donde vi a mi madre con mis dos pequeños.
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El dolor con amor se cura ©
RomanceAlison, una joven que está en último curso del instituto, atraviesa una mala etapa después de que su novio Ángel, con el cual había estado casi toda su vida sufriera un trágico accidente de coche después de discutir con ella y falleciera. Ella cree...