Capíulo 40

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Maratón 1/2

Abrí los ojos de inmediato con lágrimas corriendo por mis mejillas. Otra vez las pesadillas; acaso nunca dejaría de tenerla aun cuando sabía que eso no había pasado?

Mi hermano se encontraba junto a mí con sus manos en mis hombros, seguramente habrá intentado despertarme y no lo había conseguido hasta que mi corta pesadilla ha acabado. Estaba preocupado, siempre lo estaba cuando tenía mis pesadillas pero sabía que una vez despertara sabría que todo había acabado.

Sentí la cama moverse a mi lado y me acorde de que Ángel aún estaba ahí, y que presencio todo. Me hacía sentirme mal porque seguramente aparte de que lo habría despertado con los gritos que habrían salido de mi boca, habrá escuchado todo.

- Enana estas bien?- dijo mi hermano mientras me abrazaba.

- Si tranquilo, sabes que una vez despierto me encuentro mejor.

Le di una de mis mejores sonrisas aun sabiendo que lo único que quería hacer era seguir llorando. Bryan me dio un beso en la frente y se fue a la habitación. Me gire para mirar a Ángel, que se encontraba sentado al borde de la cama con la cabeza gacha y las manos cubriendo esta. Me acerque a él y lo abrace estando de rodillas, este se tensó y después se movió levantando la cabeza mientras seguía abrazada a él pero puse mi barbilla en su hombro, sabía que seguro se sentía horrible por presenciar aquello pero no era su culpa.

- Por esto has pasado las noches después de mi supuesta muerte Ali?

Asentí aunque él no me viera. Se giró para mirarme y el abrazo se rompió aunque me cogió las manos.

- Lo siento de veras. No sabes, cuando me dijeron que lo pasaste muy mal cuando te notificaron mi muerte, era algo normal que eso pasara; pero que tengas este tipo de pesadillas reviviendo el momento una y otra vez. Daria mi vida para poder borrar eso y estar seguro que jamás volverás a tenerlas.

- No quería que te enteraras de eso Ángel, no quería que supieras de mi encierro y de lo mal que lo pase y tampoco quiero que ahora te sientas mal. Sé que no pudiste decirnos nada y por eso no supimos la verdad, aunque eso no me hubiera dañado tanto.

Pasamos un rato hablando de eso, a los dos se nos había ido el sueño después de aquel momento. Estaba empezando a perdonarlo todo y me gustaba que así fuera, mis hijos tendrían una familia unida.

- Espera, quiero que veas unas cosas.

Dije saliendo de la cama y abriendo el armario donde se encontraba una caja con todo lo relacionado con los niños; desde las dos pruebas de embarazo hasta los videos que mis padres les grabaron cuando estuve en la clínica, pasando por todas las ecografías, de las cuales tenía varias copias para Ángel, que ahora él podría tener. Nos pasamos viendo los videos juntos hasta que amaneció y fuimos al cuarto de los niños cuando estos empezaron a llorar. Los cogimos y bajamos al salón para darles el desayuno y que así dejaran dormir a mis padres y Bryan.

Hacía muy buen tiempo y Ángel me dijo de ir a pasar el día a la playa con los niños y acepte de inmediato con una gran sonrisa en mi cara. Me sentía genial el poder despertar de tan buen humor a las mañanas, era todo lo que necesitaba. En ese momento llamaron a la puerta.

- Ya abro yo.

Segundos después Kian se encontraba frente a mí. Su cara de cansancio y sus ojeras dejaban ver que no había dormido en toda la noche. Me fije que tenía sus ojos rojos y al momento una alarma salto en mi cabeza.

- Kian, has recaído?- dije sin miramientos.

- No, solo bebí mucho y fume un poco.- dijo este con una sonrisa en la cara.

Y ahí acabo mi conversación con él. Lo escuchaba hablar pero me desconecte porque sabía que su discurso me cambiaria mi humor y no quería darle el gusto de ver como su marcha me afectaba, aunque en el fondo los dos sabíamos que me estaba partiendo por la mitad.

- Ya Kian, ya vete y cuando quieras cumplir tu promesa de verdad y sepas que no te iras a la primera de cambio vuelve y hablamos si? Estoy cansada de que de un día para otro desaparezcas y yo me quede preocupada o me pase los días llorando. Esa Alison ha muerto, asique ahora por favor, sal de mi casa, no te lo diré otra vez.

Parece ser que mi tono autoritario y serio le hizo callarse y darse media vuelta para salir de mi casa. No sabía cuándo volvería, si volvería a verlo de nuevo o si mantendríamos el contacto por teléfono, pero prefería no pensar en eso, quería dejar de sufrir y ser feliz.

- Te encuentras bien?- dijo Ángel cuando se sentó a mi lado con el desayuno.

- No sé, pero no quiero hablar de eso, sino me arruinara el día.

El asintió y desayunamos hasta que mis padres se despertaron y se sorprendieron al ver a Ángel en casa desayunando. Les conté que le dije que se quedara porque anoche se le había hecho muy tarde y no quería que fuera hasta su casa solo y a ellos pareció no importarles, muchas veces había pasado eso en el pasado entre nosotros; se nos hacía tarde en casa del otro y al final avisábamos a nuestros padres que nos quedábamos en casa del otro a dormir, y nunca ponían excusa alguna.

- Señora Miller, le importaría si Alison y los niños pasarían el día fuera conmigo en la playa?- pregunto educadamente a mi madre.

El rostro de mi madre se ilumino y sus ojos brillaron como hacía mucho que no lo hacían, no le hubiera hecho falta decir que si pero aun así le dijo que no se preocupara y que prepararía algo para comer mientras yo preparaba las cosas para los niños.

El dolor con amor se cura ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora