Maraton 2/2
Una vez que subí al coche, ninguno de los dos dijo nada, y el silencio era algo incómodo, al menos así lo sentía yo. Notaba la mirada de Kian en mí y yo no podía dejar de pensar en cómo podía salir de allí sin antes saber que era todo eso que él dijo en el cementerio.
- Vas a quedarte callada todo el trayecto?- dijo el por fin rompiendo el silencio.
- Es...es que no sé. Hay demasiadas cosas en mi cabeza, lo siento.
- Si me imagino, y después de lo que me escuchaste decir no me sorprende.
- A dónde vamos?- dije intentando dejar aquel tema por unos instantes.
- A un lugar especial para mí, donde podremos hablar sin interrupciones.
Después los dos nos volvimos a quedar en silencio mientras el conducía hacia no sabía dónde. Estábamos en las afueras de la ciudad, de repente se detuvo frente a una casa con un gran jardín y salió del coche. Yo seguía sentada, mirando a mí alrededor sin saber qué hacer. Una parte de mi me decía que me quedara y escuchara lo que tenía que decirme y por otra parte quería salir corriendo, no sabía mucho de Kian, teníamos una relación un poco extraña ya que solo se mostraba amable cuando Angel estaba cerca o podía vernos, pero ahora él no está y este está siendo demasiado amable, me asusta eso. Sin darme cuenta estaba con los pies en el asiento y rodeando con mis brazos mis piernas y temblando como nunca antes.
No me di cuenta de que Kian había abierto la puerta del coche y me miraba desconcertado por mi repentino cambio de actitud.
- Alison, te encuentras bien?- dijo con suavidad para que no me sobresaltara.
- S-s-si.- conseguí decir esa simple palabra después de unos segundos.
- Vamos, creo que no fue una buena idea, te llevare de vuelta a casa.
Eso me asombro. No pude decir nada, estaba en mi mundo pensando en millones de cosas, el cansancio ya era muy evidente en mí y cuando llegue a casa todos vendrán a hablarme y no estaba de humor para nada.
Antes de llegar le dije que me dejara en las esquina, ya que no quería causarle más problemas con mi hermano y el así lo hizo. Después de agradecerle, me paso su número de teléfono para que lo llamara cuando quisiera hablar y eso me desconcertaba aún más. Ese no era el Kian que yo conocía, del que todos me hablaban. Ese era amable y parecía algo cariñoso, sensible y no tan fuerte como aparentaba ser pero no débil.
Cuando llegue a casa fui a la cocina a preparar los biberones y antes de empezar a subir las escaleras escuche como uno de ellos empezó a llorar y despertó al otro haciendo que este también empezara a llorar. Bien; lo que me faltaba, que los dos se pusieran a llorar.
Subí corriendo y como pude los cogí a los dos en brazos y después me senté en un sillón para intentar darles a los dos a la vez su comida para que dejaran de llorar, me fue imposible y me estaba empezando a frustrar demasiado. Acabe llorando mientras que alimentaba a Mary y Damon lloraba en su cuna, cada llanto del niño era una lagrima más que corría por mi mejilla.
Escuche la puerta de la habitación abrirse e intente limpiar mis lágrimas lo más rápido posible mientras miraba a mi pequeña como se tranquilizaba con la comida. Mi hermano entro sin decir palabra, cogió al niño y el biberón y salió de la habitación, y después escuche que una puerta se cerraba, me supongo que se iría a su habitación para no tener que aguantar otra de mis pataletas de antes en el cementerio.
Una vez la niña se calmó y se quedó dormida, decidí tumbarme en la cama individual que había en la habitación y de un momento a otro, mis parpados se cerraron y una calma inundo mi cuerpo.
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El dolor con amor se cura ©
RomanceAlison, una joven que está en último curso del instituto, atraviesa una mala etapa después de que su novio Ángel, con el cual había estado casi toda su vida sufriera un trágico accidente de coche después de discutir con ella y falleciera. Ella cree...