Caputilo 44

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Will

Mi corazón palpita rápido por la emoción, sin embargo, noto su cara y me lo dice todo. Ha venido a matarme.

Aurora coge un cojín del sillón y me lo lanza.

- ¡Todo es tu culpa! - grita lanzándome el cojín - ¡Todo es tu maldita culpa! - se acerca y me empuja contra la pared, no hago nada - ¿Por qué? ¡Por qué lo tuviste que hacer! - grita llorando mientras golpea mi pecho, la dejo hacerlo - ¿Por qué arruinarme así? ¿Qué ganabas? Me hiciste vivir un paraíso y para luego destrozarme así - me da otro golpe y le agarro las muñecas, ella sigue llorando.

Las piernas de Aurora tiemblan y lentamente se cae al suelo rendida, pero la intento abrazar para sostenerla.

- ¡No! - se zafa de mí empujándome contra la pared - Aléjate de ti - me ordena limpiando sus lágrimas - Te odio Will y jamás podré perdonarte.

Derramo una lágrima al ver lo lastimada que está, lo mucho que la herí. Aurora se da la vuelta hacia la puerta.

- ¿Por qué mentiste? - pregunto apoyado aún en la pared, Aurora se detiene - ¿Por qué no le contaste la verdad al oficial? Pude haber recibido el castigo que merezco.

Aurora abre la puerta haciéndome creer que no me va a responder, pero se detiene y se gira a verme.

- Porque no quiero venganza, Will - me lanza una última mirada con los ojos rojos. - Solo quiero olvidarme de ti.

Sentí el crujido de mi corazón.
Sus palabras y mirada que significaba mucho, realmente esa mirada expresaba decepción, desprecio y todo hacia mi.
No lo pude tolerar.

Así que apenas cierra la puerta, me tiro hacia atrás apoyándome en la pared.
Deslizándome hasta el suelo dejando que salga unas lagrimas de mis ojos lleno de dolor.



Aurora

Mi vista se nubla, apenas puedo salir de pie de la habitación. Trato de apoyarme en las paredes para seguir caminado. Siento que mis piernas se hunden dentro del suelo.

Llego finalmente a mi habitación. Apenas abro la puerta, caigo rendida al suelo. Llorando como si no hubiera un mañana.
Siento el abrazo y la voz de Pamela atrás mío, me soba la espalda mientras yo me quejo de dolor qué hay en mi pecho.

No lo puedo controlar, lo había contenido mucho haciéndome la fuerte, creyendo que nada me afectaría. Creyendo que lo odio cuando es lo ultimo que podría hacer.
Me dolía, me dolía saber lo que me hizo, creer en que algún momento pensé que me amaba.




Will

Mark abre la puerta, su mirada de la cama se pasa al suelo al verme tirado apoyado en la pared llorando.
Mark, que no parece sorprenderle, suspira, cierra la puerta.

Se sienta a mi lado y yo solo me dedico a mirar mis manos.
Me duele, me duele tanto que quema. Jamás me había enamorado así con una chica y ahora pensar que nunca la tendré porque siempre me odiará. Me duele. Me duele sentir este amor gran grande hacia ella y que no es correspondido. Y no es correspondido por mi culpa, porque yo la lastimé así.
Siempre me había preguntado como alguien puede herir a quien ama y hoy tengo la respuesta.

Trato de expresar estos sentimientos a Mark, me explico lo mejor posible para que me ayude. Jamás había pasado algo así.

- Eso se le llama corazón roto - afirma sobándome la espalda - Sanará.

- ¿Te había ocurrido? - pregunto sobándome la nariz.

- Una vez, cuando tenía 15 - lo miro incrédulo - Soy humano Will, claro que me he enamorado.

- Pensé que no era así - admito.

- Pero esa chica solo me utilizó por mi dinero y entonces deje de creer que existe amor genuino - comenta apoyando su cabeza en la pared - Dicen que el primer amor solo te rompe el corazón.

- Ella es mi primer amor, pero también que será el último - afirmo - No hay nadie como ella.

- Estoy seguro que ella siente exactamente lo mismo que tú, solo que está molesta.

- No es así Mark, no la viste - insisto contándole - Su mirada, era como... decepción, como que si le duele mirarme, como si fuera un castigo hacerlo.

Mark guarda silencio dejándome expresarme y me abraza cuando es necesario.



Aurora

Logro calmarme luego de un rato. Me echo en mi cama y Pamela en el sillón. No me preguntó sobre nada y tampoco necesita hacerlo, ya lo sabe. Sabe que todas y cada una de mis lagrimas le pertenecen a Will.

- Mañana te dan de alta - comenta Pamela - Podremos ya irnos a casa.

- Gracias al cielo - digo aliviada - Mañana mismo hay que regresar.

- Esta bien - asiente - Compraré los boletos.

Pamela sale de la habitación y termino de llorar sola. No me gusta que me vean llorar y estoy segura que Pamela me ha visto llorar muy pocas veces, pero esta vez no me importó.
Dolía tanto que me fue indiferente que me viera llorar porque necesitaba su abrazo.

Esto del amor es una verdadera porquería, no sirvo para esto. Quizá nada es real, quizá siempre termine traicionada o algo por el estilo.

Mi mente se llena de recuerdos cuando estábamos en la isla. Tantas veces que pensé que era el paraíso, que entre miles y millones de personas, fue con él con quien me quede varada en una isla.
Y al final enterarme que no fue casualidad, no fue el destino. Me duele y no se cómo podré sanar.



Will

Intento dormir, pero aunque de mil vueltas a la cama, no lo logro.
Pienso que lo sucedido en la noche junto Aurora, aún no lo supero. Aún me quedo con la sensación de que debí decirle mucho más.

Mark me comunicó que ya nos dieron de alta, y que mi empresa está habiendo problemas así que necesito regresar urgente.

Mañana sale mi vuelo, y temo no volver a ver a Aurora, no puede ser. Ella es la única. Ella es.

Ella también vive en Nueva York, pero será las casualidades si nos cruzamos en algún momento.

Me levanto frustrado por no poder dormir, agarro una libreta y lapicero.

Empiezo a escribir todas las cosas que quiero y necesito decirle, y sin querer fui formando una carta.
No quiero que sea una carta de despedida, porque no me voy a rendir para nada. Pero tendré que esperar si algún día ella me perdonará.

Perdidos en la islaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora