Capitulo 21

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Día 5

Will

Otro de mis grandes pasatiempos últimamente es ver dormir a Aurora. Es realmente hermosa, se ve tan delicada que parece que se puede romper con solo tocarla. Ella en verdad no ronca pero aveces se le sale uno o dos ronquidos, es tierna.

Le acaricio su cabello delicadamente mientras que ella se voltea y se acurruca en mi pecho.

- Al fin despierto contigo al lado - susurra aún con los ojos cerrados abrazándome.

- No me dejas otra opción, estoy atrapado - bromeo y ella aprieta más su brazo en mi pecho - Buenos días.

- Buenos días - sonríe ella pero aún está media dormida.

- Sigue durmiendo - le acaricio su cabellera.

- ¿Te irás? - pregunta ella bostezando.

- No - sonrío besándole la frente.

Se vuelve a dormir. Tenía planeado ir al mar, como todas las mañanas ya que lo disfruto mucho, pero disfruto más verla.


Aurora

Me levanto en el pecho de Will, al parecer se quedó dormido. Lo raro es que está durmiendo, pero con una gran sonrisa. Que estará soñando...

Me levanto con cuidado para no levantarlo y ahora si lo puedo mirar más a fondo. Cada parte de sus perfecta facciones que lo hacen parecer como si no fuera real.
Le acaricio suavemente su mejilla derecha, me raspa un poco su barba media crecida. Admito que con barba en igual de guapo. ¿Como puede estar conmigo?

Preguntas y dudas vienen a mi mente que no me agradan. ¿Y si solo está conmigo y dice que le gusto porque estamos en una isla solo los dos? Es como un síndrome de Estocolmo medio raro. Pero puede ser ¿no?

Trato de levantarme con cuidado pero siento que alguien agarra mi muñeca derecha.

- ¿A donde huyes? - pregunto Will con su voz ronca.

- A caminar...- sonrío ante su tierna cara de recién levantada.

- ¿Ibas a dejar que me levante solo? - pregunto bostezando.

- Como si a ti te hubiera importado que yo amanezca sola - voltee los ojos.

- Hoy amanecí contigo - sonrío pero vio que no estaba satisfecha. Además con los pensamientos que tuve hace un rato, me pusieron de mal humor - Lo lamento, los días que siguen prometo que amaneceré contigo.

- No tienes que disculparte...

- Si debo - se apoya sobre sus codos - Es raro para mi... esto.

- ¿Esto? - enfatizo sin entender.

- Yo... no podía dormir, ni siquiera despertar, con una chica al lado - confiesa Will rascándose la cabeza, evitando mi mirada - Son cosas a las que no estoy acostumbrado...

- Entiendo - aunque no some tan convencida como quería.

- Estoy dando lo mejor de mi, en serio - insiste sosteniéndome la mano - Pero siento que no son suficientes para ti.

- No es eso...- susurro evitando de decir lo que quieren decir pero ¿ya para que? mejor decirlo que tenerlo atorado en mi cabeza por siempre - ¿Y si esto es un síndrome de Estocolmo?

La reacción de Will fue de sorpresa y después confusión. Hubo una mezcla de reacciones en su rostro que me hizo arrepentirme de haber dicho eso.

- ¿Síndrome de Estocolmo? - pregunta el incrédulo y molesto- ¿Comparas esto como un secuestro? ¿Te sientes secuestrada?

- No digo eso - digo atropelladamente - Algo parecido a ese síndrome, no exactamente igual...

- No te estoy entendiendo nada Aurora - insiste Will más tenso - ¿Crees que lo que siento es un síndrome? ¿O lo que tú sientes?

- No, no...- susurro - Solo que como no hay otras personas además de nosotros... y solo estamos los dos solos quizás es solo eso.

- ¿Solo eso? - pregunta indignado Will.

- Solo... una costumbre. Quizá solo nos gustamos porque no hay nadie más que nosotros.

Al segundo que salieron todas las palabras de mi boca, me arrepentí. Me arrepentí terriblemente.
Cara de Will es de indignación pura, hasta de dolor.

- No quería...

- Lo dejaste claro - me asegura levantándose. Me levanto rápidamente junto a él - Solo te gusto porque no tienes más opción.

- Will no...- le cogi la mano pero se soltó saliendo por la puerta.

- Esta bien Aurora - me asegura alejándose - Lo has dicho bien...

Así Will salió de la tienda, cerrando la puerta tras él dejándome completamente sola.


Will

¿Como puede pensar así? ¿Entonces todo lo que estoy sintiendo por ella es un síndrome o una enfermedad? ¿No es real? ¿Solo me gusta ella porque no hay nadie más? Pero esas no son las preguntas que más me atropellan sino ¿jamás le guste de verdad? ¿si alguien más estuviera acá, no estaría conmigo?
Por supuesto que no. Nadie estaría con un inseguro como él.

Camino con cólera hasta llegar a la cascada y patear cada cosa que veo. Me quito mi camiseta para tirarme al lago y tratar de calmarme.

- ¡Will! - grita Aurora eufórica detrás mío - ¡No vas hacer esto!

Me giro hacia ella totalmente indignado. ¿Yo no hacer esto? ¿Después de todo lo que me dijo?

- No otra vez - insiste Aurora llegando hacia mi.

- ¿Que? - pregunto desconcertado y molesto.

- No te vas a escapar - me asegura alzando más la voz, más firme - Lo lamento ¿si? No debí decir eso pero mi mente se llena de dudas y me hace pensar de más.

- Eso no cambia qué crees que esto es una enfermedad - digo volteándome para ver la cascada.

- ¡Nunca he dicho eso! - alza la voz molesta poniéndose frente mío para que le preste atención - ¿No puedo estar confundida como tú lo has estado? ¿O yo no lo tengo permitido?

- Estás volteando esto terriblemente - me quejo aún mirando la cascada, evitando su mirada.

- Solo quiero que me entiendas pero es imposible - su voz se quiebra pero sigo sin mirarla - ¡Will!

- Aurora...- susurro bajando mi mirada hacia ella - Siento que eres lo más real que me ha pasado, pero temo que no es lo mismo para ti.

Ella se queda unos segundos en silencio, tratar de no hacer ningún gesto, pero sé que mis palabras le chocaron. Era la verdad.

- Quizá debí decirte eso antes - continuo y veo como sus ojos brillan - Pero si eres lo más real. Para mi lo es y... entiendo qué hay dudas para ti. Así como me comprendiste a mi, yo también lo haré.

Ella finalmente me sonríe y siento que puedo volver a ver. Aurora me abraza por la cintura y en atrae hacia ella.

- Gracias - asiente apoyando su frente mi pecho. Absorbo su aroma exquisito - Para mi también eres lo más real. Lo más único.

- ¿Por qué soy un síndrome? - bromeo y ella ahora apoya su mentón sobre mi pecho para mirarme.

- Eres un tonto - me golpea el pecho con sus palmas haciéndome reír- Bésame.

No tenía que decirlo dos veces. No tenía ni que pedirlo. Baje mis labios sobre los de ella sintiéndome pleno.

Perdidos en la islaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora