Perdidos en la isla

Capitulo 49

Aurora

De pasar de despertar con las olas del mar, que me encantaban, pasé a despertar por el sonido del bello tráfico de Nueva York.

Es la primera vez que me levanto y no tengo nada que hacer. Siempre tenía que ir a algún lugar corriendo o ir al trabajo, pero ahora... ahora solo me estoy preparando un café mientras noto que dejé mi celular aquí.

Al prenderlo tengo una llamada perdida de un número desconocido, probablemente ayer me quedé dormida después de las 4 copas de vino.
Iba a devolver la llamada, en cuanto me llama otro número desconocido y no me queda otra cosa que contestar.

- ¿Aurora Parker? - pregunta una voz masculina muy gruesa. Otra vez, otra desilusión. No era la voz que quería escuchar.

- ¿Quien habla? - pregunto cautelosa.

- Esta en Nueva York, ¿verdad? - pregunta casi susurrando.

- ¿Se trata de una broma? - pregunto. Quizá mi número se había filtrado o yo que sé.

- Todo lo contrario - afirma - Tengo información importante que le pueda servir. Hay que vernos mañana por la mañana en el central park.

- Disculpe, no entiendo nada - aseguro.

- Ya lo comprenderá - dice y se escucha voces del fondo - Me tengo que ir, mañana a las 8:00 am nos encontramos.

- Pero...- La llamada se termina.

Sin darme cuenta, derrame el café en la encimera de la cocina.
La voz era realmente aterradora, sin embargo le resultó algo familiar.

Will

Levantarme súper temprano, mientras todos están durmiendo e ir a correr, era uno de mis fetiches. Sin embargo, hoy fue diferente. Me levante súper tarde y escuché sonidos en la cocina y jardín.

Es raro despertar en un lugar cuando pensabas que estarías en otro. Quizá tuve un sueño extraño.

Al parecer ahora yo me levanto cuando todos ya están levantados. Me siento inútil.

Tocan mi puerta y doy permiso sabiendo que la única quien puede tocar mi puerta es Dora. Entra sonriente con una bandeja de mi desayuno.

- No era necesario - insisto recibiendo la bandeja - Justo iba a bajar.

- Pues ya subí - sonríe - Se te han pegado las sábanas hijo, pero está bien. Tienes que descansar.

- ¿Bruce y Sheldon? - pregunto, ya que yo siempre sacaba a mis perros temprano.

- Ya los sacó a pasear Tito - comenta, refiriéndose al chofer. Dora se sienta en el borde de la cama - Te han extrañado, casi destrozan su casa cuando no estabas.

- Creo que los he engreído demasiado - bromeo pero la sonrisa no llega a mis ojos. Tomo mi café.

- ¿Ha pasado algo? - pregunta frunciendo en ceño.

- ¿Como que? - pregunto cogiendo la ensalada de frutas, evitando mirarla.

- No lo sé- dice buscando mi mirada.

- No sucede nada - aseguro - Creo que iré a tomar una ducha.

Dora se queda en silencio unos segundos. Ahora si la miro, sabiendo que no me cree para nada que no sucede nada. Yo tampoco lo haría.

- Esta bien - asiente levantándose - Estaré abajo.

Supongo que Dora me conoce lo suficiente como para saber que algo no anda bien, pero ni yo sabía que algo no andaba bien.