Capitulo 40

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Aurora

Termino mi comida rápido y veo que él todavía no termina. Está comiendo más lento de lo normal,  porque en la isla, él es siempre el que acababa primero en comer.

- Lo haces a propósito - digo finalmente rompiendo el silencio que abarcaba la habitación.

- ¿Que cosa? - dice Will dando otro bocado.

- Ya vete.

- Aún no acabo de comer - me señala su plato que ya estaba por terminar.

- Dijiste que para ti era normal comer solo - insisto recordado aquella conversación donde le confesé que no me gustaba comer sola, no pensé que lo recordaría.

- No recuerdo - asegura y toma su bebida.

- Deja de hacer eso - insisto ya hartándome.

- ¿Dejar de hacer que? - pregunta alzando las cejas.

- De estar normal. No estamos normal Will - le digo alzando más mi voz - No trates de actuar como si nada hubiera sucedido.

- No actúo de tal forma - repone - Solo trato de redimirme pero me alejas.

- Porque no quiero, no quiero que lo hagas. No lo voy a olvidar Will, nada de lo hagas me podrá hacer olvidar esos 7 días que pasamos en la isla y todo fue mentira.

- Nada fue mentira - declara levantándose ya del sillón  - Y no me lo puedes negar, Aurora.

- Pero fue armado, todo fue armado por ti - reafirmo.

- Entonces, ¿yo te obligue a sentir lo que sientes por mi?

- ¿Qué siento por ti? - pregunto con desprecio.

Parece como si un golpe invisible le cae en el estómago porque se queda quieto con dolor en su cara. Me arrepiento de haber dicho eso.

- Nada - sonríe triste - Espero hayas disfrutado tu almuerzo.

Arrastra su mesa hacia la puerta, me echa un último vistazo. Ruego dentro de mi que no se vaya, pero finalmente cierra la puerta dejándome sola en la vacía habitación.



Will

Tiro la puerta de mi habitación por la frustración. Arrojo mi mesa y se cae los cubiertos y platos.

Me siento en el sofá mientras sobo mi cabeza tratando de calmar mis pensamientos y sentimientos.

No creo que lo que dijo fuera verdad ¿o si?

Estoy o estaba convencido de que los dos nos enamoramos por igual pero al tratar de recordar, recuerdo que nunca me lo dijo.

Y yo si le dije lo que sentía aunque ella estaba molesta.

Todo lo que pasábamos en la isla no lo puede olvidar tan fácil, como si todo lo que pasamos no significara nada.
Yo sé que me equivoqué ya que escuché mal, ademas que tampoco tenía el derecho de decidir que nos quedábamos a dormir hasta la mañana siguiente. Pero eso no significa que yo arme después todo lo que iba a suceder. Como nos íbamos a entender tan bien, como nos cuidaríamos del otro y como terminaríamos enamorándonos. Bueno, yo enamorándome.

Es imposible que no sienta nada de todo lo que pasamos en esa isla. ¿de verdad ni un poco la enamore? ¿o me tengo mucha estima para que alguien se enamore de mi? ¿O ella solo está molesta?

Todas esas dudas las resuelvo con Mark cuando llega en la noche a mi habitación, muy contento por cierto.

- Yo creo querido Will - dice mientras desajusta su corbata azul - Que te estás apresurando mucho. Ella no olvidará lo ocurrido en un día.

- Eso lo entiendo, pero apartando ese tema - comento mientras recojo lo que arroje cuando estaba molesto - Ella igual no siente nada por mi.

- Está molesta. No te dirá: claro Will estoy muy enamorada de ti, te amo por siempre vayamos a ver a los unicornios - dice Mark tratando de remedar su voz aguda haciéndome sonreír.

- Te sale horrible - afirmo y Mark ríe.

- Pero es un gran paso que ella aceptara almorzar contigo - me alienta ayudándome a recoger los cubiertos.

- Porque no le quedó opción - aclaro - Ella no se podía parar y yo no me quería mover.

- Claro que se puede parar, ademas pudo haber llamado al doctor o gritar o un montón de cosas pero no - sonríe y eso si me hace motivarme.

- Quizá tengas razón - comento - No sé que me pasa, Mark ¿parezco idiota?

- ¿Porque paras preguntando por ella? y ¿Porque fuiste a acompañarla porque sabes que no le gusta comer sola? y ¿Porque estás que te cuestionas todo por ella? - pregunta y solo asiento con la cabeza - Si, y mucho.

- ¡Mark! - exclamo empujándolo y se Mark ríe - Oye y tú tampoco te salvas, ¿a donde fuiste?

- ¿Que? ¿yo? - pregunta riendo sentándose en el sillón - Un bar por ahí.

- ¿Que bar? - pregunto entrecerrando los ojos acusándolo sentándome en la orilla de mi cama.

- Recién conozco bien la ciudad, no recuerdo su nombre - se excusa mirando su celular.

- Pero si hemos venido a Los Ángeles muchas veces - destaqué recordando que casi todas las veces que he venido a sido con Mark.

- Pero no a pasear ni turistear - replica - Sino a trabajar.

- Puede ser - asiento apoyándome ya en la cama - También te está gustando Pamela así que no soy el único idiota acá.

- ¿Sabes que? - se para del sofá - Iré por un café.

- Esquivas el tema Mark - sonrío - Si quiera yo soy sincero.

- Mejor iré por una cerveza - determina saliendo de la habitación haciéndome reír.





Aurora

Llega la noche y Pamela aún no ha llegado, me pregunto si me sobrepase en botarla así.

También llenan en mis pensamientos lo sucedido con Will, ¿por qué lo dejé quedarse a almorzar conmigo?

Es que no me entiendo, y quisiera hablarlo pero mi orgullo me gana. No puedo darle la razón o siquiera decir que lo comprendo.

No puedo y por eso Pamela se ha ido, pero realmente en la mañana estaba de muy mal humor como para que mi hermana me dijera todo eso.

Mientras sigo pensando, escucho el sonido de la puerta y me alegro al pensar que sería Pamela. Autorizo para que entre, sin embargo, es la enfermera.

Me pregunta como estoy y como me siento, le respondo que bien. También le pregunto si han visto a mi hermana pero me responde negando con la cabeza. Pregunto también acerca de mis cosas que estaban en el barco, en principal mi celular y me dijo que todo eso le habían dado a Pamela.

Pido que la llamen y que le digan que venga de inmediato, probablemente no fue mi mejor idea.

Perdidos en la islaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora