La hija de unicrom(optimus x tu)

Capítulo 34: Brazalete

Narra _____:

Después de lo que paso hace casi una semana me temo que sigo haciendo ese terrible trabajo que antes me comprometí a hacer en mi tiempo libre y sobre todo mientras nadie me mira lo completo y leo el libro que me ayuda a saber cómo terminarlo, lo curioso es que tengo más oportunidad de leer ese libro que realizar mi trabajo armando ese brazalete pensé que sería fácil pero si me equivoco una vez el brazalete se desarma y tengo que empezar de nuevo; también es difícil ocultarle esto a Optimus que intenta de encontrar algunos Decepticons cerca de la base para no dejarme sola y la verdad eso me agrada pero no puedo estar tranquila al saber que le miento sobre esto es como un peso en mi pecho algo que no puedo negar y me causa dolor.

Me encuentro en mi habitación leyendo un poco sobre mi broche no puedo trabajar en el brazalete porque Optimus fue a un "paseo" de rutina es algo que suele hacer para no dejarme sola por mucho tiempo, por eso también prefiero estar leyendo un libro que parece de los mismos que tienen Vivian a trabajar en un motón de piezas que él puede identificar fácilmente por haberla visto antes, me encontraba en pijama ya que no saldría de mi habitación por un largo tiempo, mi pijama es un camisón blanco que era un poco revelador me es cómoda para dormir debido que en estos últimos días tengo algunos ataques de calor y deja que mis pechos se sientan cómodos pues estos aumentaron de tamaño.

Mientras estaba leyendo escuche el sonido de un golpe en la ventana seguido por otros más me pare con un poco de dificultad de silla donde estaba para ver que era pero al abrir la ventana observe que era esa águila otra vez, al contrario de su dueño ella me agradaba y cada vez que viene la alimento disfruto su compañía; tan pronto entro el águila en la habitación se posó en una de las sillas que estaban para esperar a que yo fuera de nuevo a mi asiento y tomando el libro de nuevo pero esta vez cerrado entre mis manos.

- Veo que estas cansada, ¿qué estuviste haciendo? (me sentía relajada y estire mi mano un poco para acariciarla).

El águila me dejo acariciarla y se acercó muy lentamente hasta que quedo enfrente de mi a unos pocos centímetros, en un momento mis bebes empezaron a moverse ya no tanto como antes pero aún duele un poco coloque una mano en mi vientre intentando de tranquilizarlos, el águila vio lo que pasaba y junto su cabeza con mi vientre frotándose en este de una manera muy bonita para luego alejarse al sentir un golpe de uno de los bebes, no contuve mi risa por esa acción y esta me miro un poco enojada.

- Lo siento, pero parece que ya quieren tocarte con sus propias manos (le intente de explicar un poco).

Esta se relajó un poco antes de volver a mover su cabeza para tomar mi mano libre y frotarse contra esta, a la perfección entendí lo que quería y la seguí acariciando; durante unos pocos minutos mis bebes se calmaron decidí leer un poco más de ese libro, gracias a este pude aprender varios hechizos que no se me habían ocurrido o pensado en como funcionarias y aprender más de mi broche era lo que necesitaba, para mi mala suerte seguía sin saber que era lo que armaba solo unas cuantas palabras se podían entender de todo el texto y no eran muy reveladoras o en algunos casos estoy segura que no eran palabras ni siquiera seria afortunada si conseguía leerlo algún día pero eso estaba claro que no sería pronto, intente de continuar mi lectura sobre un artefacto parecido a una flecha cuando alguien toco la puerta cerré el libro antes de contestar.

- Pase (respondí viendo la puerta).

La puerta se abrió y vi a Optimus que estaba feliz hasta que giro su mirada al águila para luego regresarme la mirada a mi esperando una explicación.

- Tranquilo solo es un águila y me hace de vez en cuando compañía además no hace daño (le dije esperando que entendiera y casi todo era verdad).

(Optimus)- Y por qué no me lo habías dicho antes? (creo que se molestó un poco).

- Fue hace unos días que llego por la ventana no creí que vendría todos los días además que siempre venia cuando tú estabas afuera y no tuve la ocasión hasta ahora de que la vieras con tus ojos de otra manera no me hubieras creído (estaba segura y relajada mientras lo miraba y seguía acariciando al águila).